16 junio, 2018

San Aureliano de Arlés

 
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¡Oh! San Aureliano, vos sois el hijo del Dios de la Vida,
su amado santo y Obispo, que fundasteis dos monasterios,
uno masculino y otro femenino, a los que disteis una Regla
propia. Vos hicisteis honor a vuestro nombre: “Aureliano”,
pues significa “aquel de color dorado”, y sí, de color
oro fue vuestra santa vida y obra, a pesar de ser de familia
aristocrática. A vos, os designan para vuestra sede
  episcopal por vuestras increibles cualidades espirituales
y religiosas a solicitud del rey Childeberto I, para
tener en vos, un punto de apoyo en la zona mediterránea.
Por ello, vos, fundáis en Arlés un monasterio masculino,
llamado Monasterio de los “Santos Apóstoles”, a la fecha
desaparecido, y origen de la actual Iglesia de la “Santa
Cruz”, con una regla llena de honestidad y mortificación
de pura inspiración benedictina, y otro femenino, bajo
la advocación de la Santa Virgen, bajo la misma regla
monástica que el masculino. También estuvisteis en el
Concilio de Orleans, y el que, más tarde fue atacado
por la “Peste de Justiniano”. ¡Y, maravilla de maravillas!
vos, no podíais pasar desapercibido y de pronto, sobre
vuestra tumba en la iglesia de San Niceto de Lyon se
descubrió una inscripción en la que se indica que vuestra
alma, había volado al cielo, un viernes de junio como hoy,
  la misma que está toda coronada de luz, como justo pago
a vuestra increible entrega de amor y de fe. ¡Aleluya!
¡Oh! San Aureliano de Arlés, “vivo testamento del Dios Vivo”.

 
© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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16 de junio
San Aureliano de Arlés
Obispo 16 de junio


Martirologio Romano: En Lyon, en la Galia, sepultura de san Aureliano, obispo de Arlés, el cual, nombrado vicario en la Galia por el papa Vigilio, fundó en su ciudad dos monasterios, uno masculino y otro femenino, a los que dio una Regla propia (551).

Etimológicamente: Aureliano = aquel de color dorado, es de origen latino.

Era originario de una familia aristocrática de Borgoña, cercana al poder, que jugaba un papel importante cerca de los reyes francos. San Aureliano era hijo de San Sacerdos, quien llegara a ser en 544 arzobispo de Lyon y primo hermano de San Niceto, sucesor de San Sacerdos en la sede arzobispal de Lyon.

San Aureliano sucede a Auxanio en la sede de Arlés el 23 de agosto de 546. Su designación a la edad de 23 años para tan importante sede episcopal de Francia es debida tanto a sus cualidades espirituales y religiosas como a la pretensión del rey merovingio Childeberto I de tener un punto de apoyo fiable en la zona mediterránea.

No es sorprendente tampoco que el nuevo arzobispo recibiera, muy poco tiempo después de su consagración, el Palio y el vicariato, manifiestamente de acuerdo a la voluntad de Childeberto I. En efecto, en 548, el papa Vigilio le nombra vicario de la Santa Sede y le otorga el Palio.

En el año 547 o 548, San Aureliano funda en Arlés un monasterio masculino, por orden del rey Childeberto I, al que va a tener en gran estima. Este monasterio llamado Monasterio de los Santos Apóstoles, hoy desaparecido, es el origen de la actual Iglesia de la Santa Cruz, (Sainte-Croix en francés), del barrio de La Roquette de la ciudad de Arlés. Su primer abad fue Florentinus († 553). San Aureliano enriqueció la iglesia de este monasterio de reliquias fort précieuses y le dio una regla llena de honestidad y mortificación, de inspiración benedictina.

Fundó igualmente en 547 o 548 en el interior de las murallas de la ciudad, en un lugar hoy desconocido, un monasterio femenino bajo la advocación de la Santa Virgen, dotado de la misma regla monástica que el masculino.

Asistió al Concilio de Orleans el 28 de octubre de 549. Se sabe a través de Gregorio de Tours que, ese mismo año, Arlés fue golpeada por la Peste de Justiniano. Las actas de dicho concilio están firmadas en primer lugar por San Sacerdos, arzobispo de Lyon y padre de San Aureliano, y por éste último inmediatamente después.

Poco tiempo después, en 550, en el marco de la Controversia de los Tres capítulos, San Aureliano envió a Anastasio, un clérigo de su iglesia a Constantinopla para entrevistarse con el papa Vigilio para asegurarse de la veracidad de las opiniones emitidas por el papa. El 29 de abril de 550, el papa Vigilio le remitió una carta a través de su enviado.

En 1308 se descubrió una inscripción sobre su tumba en la iglesia de San Niceto de Lyon en la que se indica que San Aureliano murió en esa ciudad el viernes 16 de junio de 551.

(http://www.es.catholic.net/op/articulos/36669/aureliano-de-arls-santo.html)

15 junio, 2018

San Vito de Lucania, adolescente mártir

 
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¡Oh!, San Vito de Lucania, vos, sois el hijo del Dios
de la vida y su amado santo, que siendo aún adolescente
os convertisteis en mártir; erais hijo de un senador
romano, y, de niño, por fervorosos y santos cristianos
 criado: Santa Crescencia y San Modesto, quienes
os instruyeron en la fe y os bautizaron en Cristo Jesús.
Vos, intestasteis convertir al hijo del gobernador sin
éxito. Y, cuando vuestro padre descubrió vuestra
devoción, fiel al romano imperio como era, os entregó a
  las autoridades y os expulsó de vuestra familia. El juez
ordenó que azotado fuerais, pero, a él, y a los verdugos
se les paralizaron los brazos: ¡Milagro Divino! los que,
sólo sanaron con vuestros rezos. Santa Crescencia y
San Modesto, que os habían enseñado la fe de Cristo,
fueron librados de varios suplicios, como el día en que,
un león que debería devorarlos, terminó lamiéndoles
los pies. Y, cuando escaparon, un ángel les proporcionó
un barco, para viajar hasta Lucania. A vos, y vuestros
tutores, os llevaron  finalmente ante Diocleciano,
ante el cual os negasteis a rendir culto a dioses paganos y
  os mataron. Pero, unos ángeles aparecieron y os retiraron
las cadenas y condujeron vuestros cuerpos hasta un río,
donde más tarde os encontró una anciana viuda cristiana.
Otto de Bamberg obispo, al evangelizar a los pomeranos,
que, culto redían al gallo, les presentó un relicario
de plata con reliquias de vos, el cual coronado estaba
con un gallo. Elos, relacionaron al gallo con vos,
 y su deidad, y así, en masa accedieron a ser bautizados
para la eterna gloria de Cristo Jesús, Dios y Señor Nuestro;
¡oh! San Vito de Lucania, “vivo, espíritu del Dios vivo”.

 
© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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15 de junio
San Vito de Lucania
Adolescente Mártir


SAN VITO DE LUCANIA (fines del s.III-304) nació en Mazzara, la actual Mazara del Vallo, en Sicilia, Italia, en la época de las persecuciones dictadas por el emperador romano Diocleciano.

Según la leyenda, San Vito fue hijo de un senador romano, pagano. De niño fue criado por los instructores contratados por su familia, sin saber que eran fervientes cristianos: Santa Crescencia y San Modesto, quienes instruyeron al pequeño Vito en la fe y lo bautizaron sin tener el consentimiento de su familia.

San Vito habría intentado convertir sin éxito al hijo del gobernador. Cuando su padre descubrió su devoción, fiel a las normas romanas lo entregó a las autoridades y lo expulsó de su familia. El juez habría ordenado que fuera azotado, pero al juez y a los verdugos se les paralizarían los brazos, y sólo sanarían con los rezos de San Vito.

La leyenda continúa con varios sucesos en los que San Vito y sus preceptores, Santa Crescencia y San Modesto, salen siempre bien librados de los suplicios (por ejemplo un león que debería devorarlo termina lamiéndole dócilmente los pies), o bien consiguen escapar, por ejemplo en un barco que un ángel les proporciona para viajar hasta Lucania.

San Vito y sus santos tutores fueron llevados finalmente ante Diocleciano, el emperador, ante el cual se niegan a rendir culto a los dioses paganos. Los tres murieron en Lucania a causa de los tormentos recibidos, aunque la misma leyenda cuenta que ángeles se aparecieron, les retiraron las cadenas y condujeron sus cuerpos hasta un río, donde más tarde los encontró una anciana viuda cristiana.

El culto de San Vito se extendió rápidamente por Europa, especialmente en los países alemanes; de ello dan cuenta los 30 patronatos que se le adscriben.

Una tradición cuenta que el obispo Otto de Bamberg, al evangelizar a los pomeranos, que rendían culto al gallo, les presentó un relicario de plata con vestigios de San Vito, el cual estaba coronado con un gallo. Los pomeranos relacionaron al gallo de San Vito con su deidad, y en el acto accedieron a ser bautizados.

SAN VITO DE LUCANIA nos ofrece un ejemplo de la popularidad de que gozaron algunos santos mártires durante la Edad Media.

(http://santoral-virtual.blogspot.com/2009/06/15-de-junio-dia-de-san-vito-de-lucania.html)

14 junio, 2018

San Eliseo, Profeta

 
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¡Oh!, San Eliseo, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
su amado Profeta y santo que, al significado de vuestro
nombre: “Dios es mi salvación”, honor le hicisteis. De
Elías, vuestro padre espiritual su “doble espíritu”
heredasteis. Y, así, Él, os eligió de especial manera,
para que lo siguierais y así lo hicisteis, superándolo
por la cantidad de vuestros milagros, porque vos, “maestro”
y padre” de todas las gentes de vuestro tiempo, fuisteis.
Vuestro mensaje, a través de los tiempos resplandece, y
se oye vuestra voz aún, exhortando a todas aquellas gentes.
El Monte Carmelo, de vos, sabe y, vuestro ejemplo surge
en medio del mundo de hoy, donde el relativismo, reinar
quiere, porque saber de Dios, ya no desea. Vos, con
vuestra luz del espíritu, nos dejasteis cuatro tareas:
Que, estemos dispuestos a dejarlo todo por seguir
la llamada. Que, procuremos encarnar el doble espíritu:
“oración y apostolado”. Que, seamos fieles a nuestro Maestro.
Y, que, procuremos el bien de todos nuestros hermanos.
Precursor carmelitano, gozáis hoy, de las alegrías del
cielo, como justo premio, a vuestra entrega de amor y fe;
¡oh!, San Eliseo, “vivo Elías en Eliseo, por el Dios Vivo”.



© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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14 de junio San Eliseo Profeta Año 850 a. de C.

Omnipotente y sempiterno Dios, que te manifiestas admirablemente en la elección de los profetas; concédenos, te rogamos, que, así como el espíritu de Elías lo duplicaste en Eliseo, así también te dignes duplicar en nosotros la gracia del Espíritu Santo, para que podamos realizar obras virtuosas. Amén.

Biografía
Eliseo (”Dios es mi salvación”) es una figura dominante del siglo IX antes de Cristo. Conocemos el nombre de su padre, Safat, originario de Abel Meholah, al sur de Bewt-Shan, y sabemos que su familia era acomodada (1 Re 19, 16-19). El Carmelo desde siempre consideró a este discípulo de San Elías, de quien heredó su doble espíritu, como su segundo padre espiritual.

Dios le elige directa y especialmente (1 Re 19,16) para que vaya en seguimiento de Elías (1 Re 19,l9ss), al cual sucederá después de la misteriosa desaparición de éste, heredando su espíritu en la medida establecida por la Ley para los primogénitos: el doble que los otros herederos [2 Re 2,1-15]. Su condición de “hombre de Dios” se revela principalmente en los prodigios de todo género con que está entretejida su vida. Los obra por si mismo, para personas particulares y para comunidades enteras. Vivió hacia 850-800, sucesor de san Elias, al que supera ciertamente por el número y lo llamativo de sus milagros, pero no por su personalidad y su influencia religiosa. Así, Elías es mencionado en el Nuevo Testamento, significativamente, 30 veces; Eliseo sólo una vez (Lc 4,27).

Su historia, casi legendaria y a veces plagiada de la de Elías, fue recogida en 1 y 2 Re (1 Re 19, 19-21,2 Re, 13-8, 15,9,1-15,13, 14,-21). Con la unción de Yehú provocó la caída de la dinastía de Ajab. Gozaba de gran estimación entre los reyes Yosafat (2 Re 3,12) y Yoás (2 Re 13,14-19). Parece que incluso sus propios huesos obraban milagros (2 Re 13,20s). Eliseo aparece en la Biblia cuando Elías es arrebatado y su carisma pasa a Eliseo (2 Re 1), y concluye con el milagro que tuvo lugar con el cadáver del profeta ya enterrado (2Re 13,21).

La mayoría de las narraciones, que semejan hermosas “florecillas”, muestran a Eliseo rodeado de unos grupos que reciben el nombre de “discípulos (o hijos) de los profetas”.

¿Los carmelitas sucesores de “los hijos de los Profetas”?

Esta es una cuestión ya superada, pero quizá sea bueno recordar aquí quiénes eran estos “hijos de los Profetas” a los que muchos autores de dentro y fuera de la Orden señalaron durante siglos como predecesores de los actuales carmelitas, que tienen su verdadero origen a finales del siglo XII. San Eliseo era el Maestro y Padre de todos estos grupos, a quien acudían y obedecían: 2 Re 4,38;6, 1-2,12-21…

Quizá no nos equivoquemos si consideráramos a esas confraternidades de profetas como los últimos portadores de una fe en Yahvé, pura y sin mezcla; ni tampoco nos equivoquemos, si estimamos en alto grado su importancia en orden a la pervivencia de la fe en Yahvé, y en especial para el sello característico que tendrá en adelante. En último término, éste es el punto del que partió aquella inaudita radicación de la fe yahvista y del derecho divino que nos encontramos en los profetas más tardíos.

Los sorprendentes descubrimientos en las grutas situadas al noroeste del mar Muerto, no solamente nos proporcionan noticia de un establecimiento de esenios de estricta observancia, un siglo antes y un siglo después del nacimiento de Cristo, sino que nos proporcionan también una visión exacta de las ordenanzas rigurosas de su vida comunitaria dirigida autoritativamente (todo ello gracias al documento llamado “Reglas de la secta”), muestran bajo nueva luz los relatos referentes a las fraternidades de profetas de la época de Eliseo.

Su mensaje
Que estemos dispuestos a dejarlo todo por seguir la llamada. Que procuremos encarnar el doble espíritu: oración y apostolado. Que seamos fieles a nuestro Maestro. Que procuremos el bien de todos nuestros hermanos.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Eliseo_6_16.htm)

12 junio, 2018

San Onofre

 
 
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¡Oh!, San Onofre, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
su santo y amado ermitaño. Y, que, gracias al Abad San
Panufcio, quien, moribundo os encontró, nadie sabría de vos.
Morabais en una cueva, donde siglos atrás, los faraones
reinaron, tributo rindiendo a falsarios dioses. Pero, como
vos, creatura del Dios vivo, la soledad amabais, en ella,
perseguíais cada día elevaros de manera interior y sobre
todo, espiritualmente, meta que, en verdad alcanzasteis,
antes de entregar vuestra alma al Dios eterno. Vos, os
dedicabais a la constante oración y, luego de ella, a
consejos dar entre vuestros hermanos, compartiendo vuestra
personal experiencia, dejando que, el alma rebose solo del
Amor de Dios, y así, al saber de Él, a amarlo se dedicasen,
alcanzando por la gracia, la curación, la salud y la eterna
salvación. Se os representa como un santo de largas barbas,
envuelto en vuestros propios cabellos, donde a veces estáis
en el desierto y a vuestro lado aparecen: la regla de San
Antonio Abad, el cráneo y la cruz que presidían vuestras
meditaciones, la palmera de cuyos dátiles os alimentabais y
una alforja, simbolizando el alimento que nunca os faltó.
Hoy, vuestro estilo de vida, lo estiman “pérdida de tiempo”
algunos hombres, pues, las veleidades y la vida mundana
prevalecen en sus vidas. Pero, Dios, que os vio, no quedó
duda en Él, porque, os premió con justicia, con corona
de eterna luz, como justo premio por vuestro increíble amor;
¡oh!, San Onofre, “viva y constante oración al Dios Vivo”.

 

© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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12 de Junio
San Onofre
Ermitaño


Si no lo hubiera encontrado el abad san Panufcio, ya moribundo, y no hubiera escrito su vida es seguro que no conoceríamos a este personaje originalísimo. Es un ermitaño, morador de una cueva del desierto egipcio de la Tebaida.

Allí mismo donde la civilización faraónica había florecido siglos antes, ahora, en las primeras centurias del cristianismo, los monjes pueblan el despoblado y viven en solitario su intensa experiencia interior y espiritual.

A nuestra sociedad lo profundo le sabe a raro y los compromisos definitivos o las decisiones comprometedoras de por vida no están de moda. Onofre, sin embargo, nos ofrece un testimonio admirable de profundidad interior capaz de abarcar todo su paso por la tierra.

Se dedicó a la oración y, después de orar, a dar buen consejo a quien se lo requería. ¿Nada más? Y… nada menos: dejar que el alma rebose amor de Dios para que otros puedan descubrirlo y amarlo; dejarse afectar desde el centro de la propia personalidad por la Gracia y contagiarla a otros como la gran curación, la gran salud, la gran salvación.

Si en la Iglesia no existieran estos absolutos testimonios del Absoluto, todo sería aún más relativo de lo que es.

Se le representa como un santo provecto de luengas barbas y envuelto en sus propios cabellos. También puede aparecer situado en el desierto, en ocasiones al lado de él aparecen: la regla de San Antonio Abad, el cráneo y la cruz que presidían sus meditaciones, la palmera de cuyos dátiles se alimentaba e incluso una alforja (símbolo de las raciones que nunca le faltaron).
¡Estaríamos buenos!

Gracias, san Onofre, por liberarnos de relativismos estériles con tu testimonio.

(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=373)

11 junio, 2018

San Bernabé, Apóstol

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 ¡Oh!, San Bernabé, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
su amado Apóstol y santo. Os llamabais José, y los apóstoles
os pusieron Bernabé, que significa “el esforzado”, “el que
anima y entusiasma”. Erais judío, y en la primitiva Iglesia
os hicisteis conocido, porque vendisteis vuestras fincas y,
el dinero lo donasteis a los apóstoles para, a los pobres
repartirlo. Vos, el descubridor de Saulo fuisteis, llamado
“Pablo” después, y a quien presentasteis a los apóstoles, para
continuar evangelizando. En los “Hechos de los Apóstoles”,
os elogian así: “Bernabé era un hombre bueno, lleno de fe y
del Espíritu Santo”. Antioquía sabe mucho de vos, porque allí,
por vez primera se llamó “cristianos” a los seguidores
de Cristo. Como compañero a Saulo tuvisteis y trabajaron
ayudándoos el uno al otro, obteniendo increíbles triunfos.
Cuando hubo hambre en Jerusalén, socorristeis a los Apóstoles,
ayudado por Pablo. Invitasteis también a Marcos, el futuro
evangelista y, vuestro familiar, para ayudaros en vuestra
tarea evangélica. Un día el Espíritu Santo, habló y dijo:
“Separen a Bernabé y Saulo, que los tengo destinados a una
misión especial”. Y, así, fue. Los cristianos rezaron
por ambos, os impusieron las manos, y acompañados de Marcos,
después de orar y ayunar, partisteis para vuestro primer
viaje, hacia Chipre, la isla donde nacisteis, y, os alegró
mucho, pues convirtieron hasta el mismo gobernador, de nombre
Sergio Pablo, y en su honor, Saulo, vuestro compañero cambió
su nombre y se puso “Pablo”. Y, vos, os llenasteis de alegría
inmensa porque, en vuestra tierra natal se aceptara la religión
de Jesucristo. En Listra, vos y Pablo, curaron milagrosamente
a un paralítico y entonces la gente creyó que vosotros “dioses”
erais. Y, os llamaron “Zeus” a vos, y a Pablo, “Mercurio”. Allí,
a los neo cristianos os recordabais que “es necesario pasar
por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios”. Y,
pasado el tiempo, vuestro martirio llegó, lapidado siendo por
judíos, pero, sin saber que al hacerlo, os dieron la eternidad
de la vida, volando así, vuestra alma al cielo, luego de haber
gastado vuestra santa vida en buena lid, para coronada ser de luz,
como justo premio a vuestra entrega grande e increíble de amor;
¡oh!, San Bernabé Apóstol, “vivo amor por el Dios de la Vida”.




© 2018 Luis Ernesto Chacón Delgado
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11 de junio
San Bernabé Apóstol
Siglo I

Reflexión


¿Qué me enseñará la vida de San Bernabé? ¿A compartir mis bienes con los pobres? ¿A tratar de descubrir las aptitudes que otros tienen para el apostolado y a ayudarles a emplearlas bien? ¿A dedicar mi vida a propagar nuestra santa religión? El Espíritu Santo me ilumine.

La historia de San Bernabé está escrita en el libro de Los Hechos de los apóstoles, en la S. Biblia.
Antes se llamaba José, pero los apóstoles le cambiaron su nombre por el de Bernabé, que significa “el esforzado”, “el que anima y entusiasma”. Era judío, de la tribu de Leví, pero nació en la isla de Chipre. Se hizo muy popular en la primitiva Iglesia porque vendió las fincas que tenía y luego llevó el dinero que obtuvo y se lo dio a los apóstoles para que lo repartieran a los pobres.

Un mérito formidable de San Bernabé es el haber descubierto el gran valor que había en aquel recién convertido que se llamaba Saulo y que más tarde se llamaría San Pablo. Cuando después de su conversión Saulo llegó a Jerusalén, los cristianos sospechaban de él y se le alejaban, pero entonces Bernabé lo tomó de la mano y lo presentó a los apóstoles y se los recomendó. Y el será el que lo encaminará después a emprender sus primeras grandes labores apostólicas.

La S. Biblia, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, hace de Bernabé unos elogios que es difícil encontrarlos respecto de otros personajes. Dice así: “Bernabé era un hombre bueno, lleno de fe y de Espíritu Santo” (Hechos 11, 24). Cuando Saulo o San Pablo tuvo que salir huyendo de Jerusalén porque los judíos trataban de asesinarlo, se fue a su ciudad de Tarso, y allá se quedó un tiempo. Mientras tanto en la ciudad de Antioquía había sucedido algo muy especial. Al principio los discípulos de Jesús solamente predicaban el Evangelio a los israelitas, pero de pronto algunos empezaron a enseñar las doctrinas cristianas a los paganos en Antioquía, y resultó que aquellas gentes respondieron de una manera admirable y se convirtieron por centenares. Al saber esta noticia, los apóstoles lo enviaron desde Jerusalén a que se informara de lo que allí estaba sucediendo y les llevara noticias. Bernabé se quedó encantado del fervor de aquellos paganos convertidos y estuvo con ellos por un buen tiempo animándolos y acabando de instruirlos. En aquella ciudad fue donde por primera vez se llamó “cristianos” a los seguidores de Cristo.

Entonces se le ocurrió a Bernabé la feliz idea de dirigirse a Tarso a invitar a Saulo a que se le uniera en el apostolado en Antioquía y éste aceptó con gusto. Desde entonces Bernabé y Saulo trabajaban asociados ayudándose en todo el uno al otro, y obteniendo resonantes triunfos. Por todo un año predicaron en Antioquía, cuidad que se convirtió en el gran centro de evangelización, del cual fueron saliendo misioneros a evangelizar a diversos lugares.

Por aquel tiempo hubo una gran hambre en Jerusalén y sus alrededores y los cristianos de Antioquía hicieron una colecta y la enviaron a los apóstoles por medio de Bernabé y Saulo. Ellos al volver a Jerusalén se trajeron a Marcos (el futuro San Marcos evangelista) que era familiar de Bernabé. Venía a ayudarles en la evangelización.

Un día mientras los cristianos de Antioquía estaban en oración, el Espíritu Santo habló por medio de algunos de ellos que eran profetas y dijo: “Separen a Bernabé y Saulo, que los tengo destinados a una misión especial”. Los cristianos rezaron por ellos, les impusieron las manos, y los dos, acompañados de Marcos, después de orar y ayunar, partieron para su primer viaje misionero.

En Chipre, la isla donde había nacido San Bernabé, encontraron muy buena aceptación a su predicación, y lograron convertir al cristianismo nada menos que al mismo gobernador, que se llamaba Sergio Pablo. En honor a esta notable conversión, Saulo se cambió su nombre por el de Pablo. Y Bernabé tuvo la gran alegría de que su tierra natal aceptara la religión de Jesucristo.

Luego emprendieron su primer viaje misionero por las ciudades y naciones del Asia Menor. En la otra ciudad de Antioquía (de Pisidia) al ver que los judíos no querían atender su predicación, Bernabé y Pablo declararon que de ahora en adelante les predicarían a los paganos, a los no israelitas, con lo cual los paganos sintieron una inmensa alegría al saber que la nueva religión no los despreciaba a ellos sino que más bien los prefería. Allí en Iconio estuvieron a punto de ser apedreados por una revolución tramada por los judíos y tuvieron que salir huyendo. Pero dejaron una buena cantidad de convertidos y confirmaron sus enseñanzas con formidables señales y prodigios que Dios obraba por medio de estos dos santos apóstoles.

En la ciudad de Listra, al llegar curaron milagrosamente a un paralítico y entonces la gente creyó que ellos eran dos dioses. A Bernabé por ser alto y majestuoso le decían que era el dios Zeus y a Pablo por la facilidad con la que hablaba lo llamaban el dios Mercurio. Y ya les iban a ofrecer un toro en sacrificio, cuando ellos les declararon que no eran tales dioses, sino unos simples mortales. Luego llegaron unos judíos de Iconio y promovieron un tumulto y apedrearon a Pablo y cuando lo creyeron muerto se fueron, pero él se levantó luego y curado instantáneamente entró otra vez en la ciudad. Después de todo esto Bernabé y Pablo se devolvieron ciudad por ciudad donde habían estado evangelizando y se dedicaron a animar a los nuevos cristianos y les recordaban que “es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios” (Hechos 14, 22).

Al llegar a Antioquía se encontraron con que los cristianos estaban divididos en dos partidos: unos (dirigidos por los antiguos judíos) decían que para salvarse había que circuncidarse y cumplir todos los detalles de las leyes de Moisés. Otros decían que no, que basta cumplir las leyes principales. Bernabé y Pablo se pusieron del lado de los que decían que no había que circuncidarse, y como la discusión se ponía acalorada, los de Antioquía enviaron a Jerusalén una embajada para que consultara con los apóstoles. La embajada estaba presidida por Bernabé y Pablo. Los apóstoles reunieron un concilio y le dieron la razón a Bernabé y Pablo y luego pasaron horas muy emocionantes oyéndoles contar las formidables aventuras de sus viajes misioneros.

Volvieron a Antioquía y dispusieron organizar un segundo viaje misionero. Pero Bernabé quería llevar como ayudante a su primo Marcos, y Pablo se oponía, porque Marcos les había abandonado en la mitad del viaje anterior (por miedo a tantas dificultades). Y así fue que se separaron y Bernabé se fue a acabar de evangelizar en su isla de Chipre y San Pablo se fue a su segundo viaje. Más tarde se encontraron otra vez como amigos misionando en Corinto (1 Cor. 9,6).

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Bernabé_6_11.htm)

10 junio, 2018

Domingo X (B) del tiempo ordinario


 Resultado de imagen para En aquel tiempo, Jesús volvió a casa y se aglomeró otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de Él, pues decían: «Está fuera de sí».


Día litúrgico: Domingo X (B) del tiempo ordinario Ver 1ª Lectura y Salmo

Texto del Evangelio (Mc 3,20-35): En aquel tiempo, Jesús volvió a casa y se aglomeró otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de Él, pues decían: «Está fuera de sí».

Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios». Entonces Jesús, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir. Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá subsistir. Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, pues ha llegado su fin. Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa. Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes bien, será reo de pecado eterno». Es que decían: «Está poseído por un espíritu inmundo».

Y llegan la madre y los hermanos de Jesús, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?». Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».
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«¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?»
Fr. Salomon BADATANA (Wau, Sudán del Sur)

Hoy, el Evangelio nos invita a comparar dos enemigos irreconciliables: Jesús y el espíritu del mal. El Evangelio afirma: «Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: ‘Está poseído por Beelzebul’» (Mc 3,22). Este versículo nos ayuda a comprender la inquietud de los miembros de la familia de Jesús, que fueron para llevárselo a casa. En efecto, tal como podemos observar, Jesús no es acusado porque ha roto la Ley, o las costumbres judías, o el Sábado. Ni tampoco se le denuncia por blasfemar. ¡Él es acusado de estar poseído por el príncipe de los demonios! Tengamos en cuenta que ésta es una de las primeras acusaciones dirigidas hacia Jesús, antes de que le acusaran por quebrantar la Ley Judía.

Pero el hecho interesante es la respuesta que Jesús les dio: «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede subsistir (…). Nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si no ata primero al fuerte» (Mc 3,23-24.27). Esto muestra que Jesús rechaza completamente la idea de que Él está actuando para Satanás. Por este motivo, Él empieza a exponer la parábola de la casa del hombre fuerte. De una u otra manera, esta parábola parece apuntar directamente a la misión de Jesús. Y esta misión muestra el Reino de Dios “atando” al hombre fuerte, Satanás, a través de la salvación realizada por Jesús.

En efecto, la expulsión de los espíritus malignos nos demuestra que Él es más fuerte que Satanás. El Papa Francisco, en una audiencia general, afirmó: «En nuestro entorno, basta con abrir un periódico y vemos que la presencia del mal existe, que el Diablo actúa. Pero quisiera decir en voz alta: ¡Dios es más fuerte! Vosotros, ¿creéis esto: que Dios es más fuerte?».
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«El que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca»
Rev. D. Vicenç GUINOT i Gómez (Sant Feliu de Llobregat, España)

Hoy, al leer el Evangelio del día, uno no sale de su asombro —“alucina”, como se dice en el lenguaje de la calle—. «Los escribas que habían bajado de Jerusalén» ven la compasión de Jesús por las gentes y su poder que obra en favor de los oprimidos, y —a pesar de todo— le dicen que «está poseído por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios» (Mc 3,22). Realmente uno queda sorprendido de hasta dónde pueden llegar la ceguera y la malicia humanas, en este caso de unos letrados. Tienen delante la Bondad en persona, Jesús, el humilde de corazón, el único Inocente y no se enteran. Se supone que ellos son los entendidos, los que conocen las cosas de Dios para ayudar al pueblo, y resulta que no sólo no lo reconocen sino que lo acusan de diabólico.

Con este panorama es como para darse media vuelta y decir: «¡Ahí os quedáis!». Pero el Señor sufre con paciencia ese juicio temerario sobre su persona. Como afirmó san Juan Pablo II, Él «es un testimonio insuperable de amor paciente y de humilde mansedumbre». Su condescendencia sin límites le lleva, incluso, a tratar de remover sus corazones argumentándoles con parábolas y consideraciones razonables. Aunque, al final, advierte con su autoridad divina que esa cerrazón de corazón, que es rebeldía ante el Espíritu Santo, quedará sin perdón (cf. Mc 3,29). Y no porque Dios no quiera perdonar, sino porque para ser perdonado, primero, uno ha de reconocer su pecado.

Como anunció el Maestro, es larga la lista de discípulos que también han sufrido la incomprensión cuando obraban con toda la buena intención. Pensemos, por ejemplo, en santa Teresa de Jesús cuando intentaba llevar a más perfección a sus hermanas.

No nos extrañe, por tanto, si en nuestro caminar aparecen esas contradicciones. Serán indicio de que vamos por buen camino. Recemos por esas personas y pidamos al Señor que nos dé aguante.

(http://evangeli.net/evangelio/dia/2018-06-10)

09 junio, 2018

Sagrado Corazón de María


 
 
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¡Oh!, Sagrado Corazón de María, Vos,
fuente y principio de todas las grandezas
y excelencias que os adornan y que os hacen
estar por encima de todas las creaturas
por ser Hija predilecta de Dios Padre
Madre Amada de Cristo Jesús
Amadísimo Hijo Vuestro
y Esposa fiel del Espíritu Santo.
Vuestro Corazón fue profeta en Fátima
y los Pastorcillos fieles testigos a quienes
dijisteis que Dios, salvaría al mundo,
por medio de Vuestro Inmaculado Corazón
Corazón, que como un tesoro conservó
el anuncio del Ángel sobre vuestra Maternidad
la adoración de los pastores ante el pesebre
la visita de los Magos de Oriente
la profecía del anciano Simeón y el viaje a Egipto.
Corazón que sufrió la pérdida de Jesús en Jerusalén
y que nunca olvidó cómo murió en la Cruz
ni las palabras que dijo: “Mujer, he ahí a tu hijo”.
Y cuando miró a Juan, Vos, nos visteis a todos nosotros
y desde ese instante nos amasteis con Amor Materno
con el mismo Corazón, que amasteis a Jesús.
Y, así, Vos, ejercisteis Vuestra maternidad desde antes
que se consumase la redención en el Calvario
pues Vos, sois Madre y corredentora nuestra desde siempre;
¡Oh!, Sagrado Corazón de María, “vida, virtud y luz”.

© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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8 de Junio
Sagrado Corazón de María

Sábado posterior al segundo domingo después de Pentecostés

La devoción al Inmaculado Corazón de María, junto con la del Sagrado Corazón de Jesús, fue promovida por San Juan Eudes en el siglo 17.

El Papa Pío VII y Pío IX sugirieron su celebración como Purísimo Corazón de María. En 1944, el Papa Pío extendió esta devoción a toda la Iglesia fijando la celebración del Inmaculado Corazón de María el 22 de agosto, ocho días después de la Asunción.

Con la renovación litúrgica, se le restó importancia a esta fiesta para dársela a las principales fiestas marianas y, se cambió la fecha para un día después de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

San Juan Eudes, decía que el Corazón de María es la fuente y el principio de todas las grandezas y excelencias que la adornan y que la hacen estar por encima de todas las creaturas; por ser hija predilecta de Dios Padre, madre muy amada de Jesús y esposa fiel del Espíritu Santo. Y que ese santísimo Corazón de María es fuente de todas las virtudes que practicó.

También San Antonio María Claret, fundador de los Misioneros del Inmaculado Corazón de María, profesó un inmenso amor a esta advocación. Quiso que sus misioneros, salieran por todo el mundo extendiendo la devoción al Inmaculado Corazón de María. Fue un profeta de Fátima, porque en Fátima la Virgen personalmente nos manifestó que Dios quería salvar al mundo, por medio de su Inmaculado Corazón.

La fiesta del Inmaculado Corazón de María sigue a la del Sagrado Corazón de Jesús. El corazón expresa y es símbolo de la intimidad de la persona. La primera vez que se menciona en el Evangelio el Corazón de María es para expresar toda la riqueza de esa vida interior de la Virgen: “María conservaba estas cosas en su corazón”.

El corazón de María conservaba como un tesoro el anuncio del Ángel sobre su Maternidad divina; guardó para siempre todas las cosas que tuvieron lugar en la noche de Belén, o la adoración de los pastores ante el pesebre, y la presencia, un poco más tarde, de los Magos con sus dones,… y la profecía del anciano Simeón, y las preocupaciones del viaje a Egipto.

Más tarde, el corazón de María sufrió por la pérdida de Jesús en Jerusalén a los doce años de edad, según lo relata San Lucas en el evangelio de hoy. Pero María conservaba todas estas cosas en el corazón…. Jamás olvidaría los acontecimientos que rodearon a la muerte de su Hijo en la Cruz, ni las palabras que le oyó decir: “Mujer, he ahí a tu hijo”. Y al mirar a Juan ella nos vio a todos nosotros. Vio a todos los hombres. Desde aquel momento nos amó con su Corazón de madre, con el mismo Corazón que amó a Jesús.

Pero María ejerció su maternidad desde antes que se consumase la redención en el Calvario, pues Ella es madre nuestra desde que prestó su colaboración a la salvación de los hombres en la Anunciación.
En el relato de las bodas de Cana, San Juan nos revela un rasgo verdaderamente maternal del Corazón de María: su atenta disposición a las necesidades de los demás. Un corazón maternal es siempre un corazón atento, vigilante.

La devoción al Corazón de María no es una devoción más. Nos lleva a aprender a tratar a nuestra Madre con más confianza, con la sencillez de los niños pequeños que acuden a sus madres en todo momento: no sólo se dirigen a ellas cuando están en gravísimas necesidades, sino también en los pequeños apuros que le salen al paso. Las madres les ayudan a resolver los problemas más insignificantes. Y ellas – las madres – lo han aprendido de nuestra Madre del Cielo.

Hoy queremos encontrarnos con María, con nuestra madre. Si recurrimos confiados a ella, ella nos va a decir qué debemos hacer y sentiremos su amor por nosotros. Ese mismo amor que Jesús tiene por cada uno de nosotros. y ella nos dirá que nos quiere, que nos quiere con toda su alma.

Pidamos a Dios que preparó en el Corazón de María, una morada digna al Espíritu Santo, que haga que nosotros, por intercesión de la Santísima Virgen lleguemos a ser templos dignos de su gloria.

Consagración al Sagrado Corazón de María
Oh Corazón Inmaculado de María, por tu perfecta comunión de amor con el Corazón de Jesús, eres la escuela viviente de total consagración y dedicación a Su Corazón.

En tu Corazón, Oh Madre, queremos vivir para aprender a amar, sin divisiones, al Corazón de Jesús; a obedecerle con diligencia y exactitud; servirle con generosidad y a cooperar activa y responsablemente en los designios de Su Corazón.

Deseamos consagrarnos totalmente a tu Corazón Inmaculado y Doloroso que es el camino perfecto y seguro de llegar al Corazón de Jesús. Tu Corazón, es también refugio seguro de gracia y santidad, donde nos vamos liberando y sanando de todas nuestras oscuridades y miserias.

Deseamos pertenecer a tu Corazón, Oh Virgen Santísima, sin reservas y en total disponibilidad de amor a la voluntad de Dios, que se nos manifestará a través de tu mediación maternal.

En virtud de esta consagración, Oh Inmaculado Corazón, te pedimos que nos guardes y protejas de todo peligro espiritual y físico. Qué nuestros corazones ardan con el fuego del Espíritu como arde tu Corazón.

Qué unidos a ti, que eres la portadora por excelencia de Cristo para el mundo, y ungidos por el poder del Espíritu Santo, seamos instrumentos para dar a un mundo tan árido y frío, el amor, la alegría y la paz del Corazón de Jesús.

Consulta también al P. Jesus Martí Ballester en su artículo El Inmaculado Corazón de María y Fiesta del Inmaculado Corazón de María

(http://es.catholic.net/celebraciones/120/302/articulo.php?id=2113)