24 diciembre, 2010

San Gregorio


Oh, San Gregorio, Presbítero;
vos sois el hijo del Dios de la
vida, aquél hombre, que lleno
del Espíritu de Dios, el martirio
preferisteis antes que rendiros
ante el culto a falsos dioses,
por el poder predicados y la
obnubilación de los paganos de
vuestro tiempo, respondiendo
constantemente que a Uno y solo
a Uno, os rendiríais: Yahvé de
los ejércitos por los siglos de
los siglos. Y, así fue y entregando
vuestra vida a la Casa partisteis
del Padre, donde recibisteis
corona de luz refulgente que
imperecedera alumbra eterna,
la senda de los hombres de bien,
que ama, el Señor de la eternidad;
oh, San Gregorio, luz y mártir.

© 2010 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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24 Diciembre

San Gregorio, presbítero y mártir
(† a. 303)

Presbítero que murió mártir en la persecución de Diocleciano a comienzos del siglo IV.

En su historia interviene un personaje llamado Flaco que es el encargado por el gobierno de Roma para poner orden en el Imperio en lo que concierne a la unidad de religión fundamento del orden social. Ha pensado en su estrategia contra los rebeldes e inconformistas de cuya existencia en su territorio está bien informado: multiplicará los dioses y obligará a prestarles adoración. Quienes no acaten la orden con fidelidad serán aniquilados.

En la península itálica, en la Umbria, concretamente en Spoleto, hay un hombre llamado Gregorio, se ocupa en hacer el bien a los demás, está interesado en poner remedio a las necesidades económicas de los más pobres y de hecho las remedia en la medida que puede, da consuelo a los tristes e incluso quema el tiempo animando cuando alguien está desalentado. Es pacífico y en su vida se advierte la rectitud. Todos lo tienen por hombre religioso. Incluso a los que quieren les descubre poco a poco los misterios de Dios y, lo que es más llamativo aún, algunos le siguen porque tanto su enseñanza como el estilo de su vida tienen un atractivo poco común. Sí, hay un no-sé-qué atrayente por su nobleza y altura de miras.

Pero por lo que se ve que no agrada a todos. No quiere sacrificar a los dioses. Tiene ideas distintas. Él no se acomoda a lo establecido. Es acusado de “ser rebelde a los dioses”. Afirma que sólo un Dios merece adoración y tan testarudo se muestra en su convicción que, a pesar de las amenazas y vejaciones, está dispuesto incluso a morir. De hecho así terminó su vida en el año 303.

Desobediente. Inadaptado. Reaccionario. Indócil. Rebelde. Indisciplinado. Agitador. Inconformista. Independiente. Parece que todos estos calificativos tienen un contenido negativo. Pero, claro… hay que saber contra qué o contra quien. Porque —a la postre y para ser justos en el juicio— todo depende de a qué lado quede la verdad. Quizá resulte que hay que cambiar el esquema y se deban proponer para premios Nobel precisamente a los que no se acomoden a los croquis de la sociedad y vayan contra el “status”.

No siempre “ser como los demás” es signo de “estar en la verdad”. ¡A que la verdad no depende del poder, de la fuerza física, política o militar! ¡A que no!


(http://www.mercaba.org/SANTORAL/Vida/12/12-24_S_gregorio_pbro_martir.htm)


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