Oh, Santos Donaciano y Leto;
vosotros sois, los hijos del
Dios de la vida y luces sendas
en la historia de la Iglesia,
porque ofrendasteis vuestras
vidas por el Dios único, eterno
y verdadero. Para vos Donaciano,
el desierto, tumba y para vos,
Leto, terrenal fuego humano,
y hoy, Donaciano y Leto, que
vuestras vidas entregasteis,
coronas de luz lucís, como
premio justo, a vuestro amor;
oh, Santos Donaciano y Leto.
© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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6 de Setiembre
Santos Donaciano y Leto
Mártires
En el año 484, Humerico, rey arriano de los vándalos, ordenó que todas las iglesias cristianas del Africa fueran clausuradas y confiscados los bienes del clero para entregarlos al pueblo africano. Por mandato real, congregaron a los obispos en el palacio, siendo conducidos lejos de la ciudad, y ordenados a que marcharan solos hacia el destierro. Ante tal injusticia, Donaciano y otros cuatro obispos de la provincia de Bisaseno, reunieron a numerosos cristianos para protestar frente a las puertas de la ciudad; el rey Humerico furioso por la revuelta, ordenó a sus soldados a matar y “aplastar” a los quejosos. Donaciano y los cuatro obispos fueron brutalmente golpeados y, en estado lamentable, se les condujo al desierto, donde quedaron abandonados para morir de hambre y sed.
San Leto, Obispo de la Leptis Menor, considerado “un hombre celoso y muy sabio,” y que se había ganado la enemistad de Humerico por su enérgica oposición al arrianismo, también fue encerrado en un calabozo estrecho, oscuro y pestilente, del cual lo sacaron al cabo de dos meses para quemarlo vivo.
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