30 septiembre, 2012

San Jerónimo, Traductor de la Sagrada Biblia





Oh, San Jerónimo, vos, sois el hijo
del Dios de la vida y su amado santo,
y el que, la Sagrada Biblia amando,
la estudiasteis y practicasteis, honor
haciendo, al significado de vuestro
nombre: “sagrado nombre”. Vuestra
vida, la pasabais a Cicerón, Virgilio
Horacio, Tácito, Homero y Platón
leyendo y memorizando. Pero, de aquél
sueño luego, que sólo vos conocéis,
dijisteis: “Nunca más me volveré a
trasnochar por leer libros paganos”.
Y, dicho ello, al desierto marchasteis,
a penitencias hacer por vuestros pecados.
Y, sabia decisión tomasteis, la Biblia
Traduciendo para el pueblo. Y, entonces
brilló la Vulgata en la Iglesia Católica,
por quince siglos. En la tierra de Jesús,
y Belén, vuestros últimos años vivisteis,
conventos levantando y, prestando
vuestra sabiduría y vuestro apoyo
espiritual. “Jerónimo ¿Qué me vais a
regalar en mi cumpleaños?” Os preguntó
el Niño Jesús. Y, vos, respondisteis:
“Señor os regalo mi salud, mi fama,
mi honor, para que dispongas de todo
como mejor te parezca” Y, el Niño Jesús,
añadió: “¿Y ya no me regalas nada más?”
¡Oh! mi amado Salvador, -exclamasteis-,
por Vos, repartí ya mis bienes entre
los pobres. Por Vos, he dedicado mi
tiempo a estudiar las Sagradas Escrituras…
¿Qué más os puedo regalar? Si quisieras,
os daría mi cuerpo para que lo quemaras
en una hoguera y así poder desgastarme
todo por Vos” Y, el Divino Niño os dijo:
“Jerónimo: regaladme vuestros pecados
para perdonároslos” Y, vos, llorasteis
de emoción y exclamasteis: “¡Loco debéis
estar de amor, cuando me pedís esto!”.
Y, os disteis cuenta que, lo que más desea
Dios, es que, le ofrezcamos los pecadores,
un corazón arrepentido y humillado.
Patrono de todos los que, enseñan a
comprender y entender las escrituras,
voló, al cielo vuestra alma, dejándonos
la Palabra Eterna de Dios. Y, vos, coronado
estáis hoy, con corona de luz y eternidad;

oh, San jerónimo, “luz y nombre sagrado”.

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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30 de Septiembre
San Jerónimo
Doctor de la Iglesia y Traductor de la Sagrada Biblia



Martirologio Romano: Memoria de san Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia, que, nacido en Dalmacia, estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y allí recibió el bautismo cristiano. Después, captado por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética yendo a Oriente, donde se ordenó de presbítero. Vuelto a Roma, fue secretario del papa Dámaso, hasta que, fijando su residencia en Belén de Judea vivió una vida monástica dedicado a traducir y explicar las Sagradas Escrituras, revelándose como insigne doctor. De modo admirable fue partícipe de muchas necesidades de la Iglesia y, finalmente, llegando a una edad provecta, descansó en la paz del Señor (420).

Etimología: Jerónimo = Aquel que lleva nombre santo, viene del griego.
El IV siglo después de Cristo, que tuvo su momento importante en el 380 con el edicto del emperador Teodosio que ordenaba que la fe cristiana tenía que ser adoptada por todos los pueblos del imperio, está repleto de grandes figures de santos: Atanasio, Hilario, Ambrosio, Agustín, Crisóstomo, Basilio y Jerónimo.

Este último nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340; estudió en Roma y allí fue bautizado. Su espíritu es enciclopédico: su obra literaria nos revela al filósofo, al retórico, al gramático, al dialéctico, capaz de pensar y escribir en latín, en griego, en hebreo; escritor rico, puro y robusto al mismo tiempo. A él se debe la traducción al latín del Antiguo y del Nuevo Testamento, que llegó a ser, con el titulo de Vulgata, la Biblia oficial del cristianismo.

Jerónimo es de una personalidad fortísima: en cualquier parte a donde va suscita entusiasmos o polémicas. En Roma fustiga los vicios y las hipocresías y también preconiza nuevas formas de vida religiosa, atrayendo a ellas a algunas mujeres influyentes patricias de Roma, que después lo siguen en la vida eremítica de Belén.
La huída de la sociedad de este desterrado voluntario se debió a su deseo de paz interior, no siempre duradero, porque de vez en cuando reaparecía con algún nuevo libro. Los rugidos de este “león del desierto” se hacían oír en Oriente y en Occidente. Sus violencias verbales iban para todos. Tuvo palabras duras para Ambrosio, para Basilio y hasta para su amigo Agustín que tuvo que pasar varios tragos amargos. Lo prueba la correspondencia entre los dos grandes doctores de la Iglesia, que se conservan casi en su totalidad. Pero sabía suavizar sus intemperancias de carácter cuando el polemista pasaba a ser director de almas.

Cuando terminaba un libro, iba a visitar a las monjas que llevaban vida ascética en un monasterio no lejos del suyo. El las escuchaba, contestando sus preguntas. Estas mujeres inteligentes y vivas fueron un filtro para sus explosiones menos oportunas y él les pagaba con el apoyo y el alimento de una cultura espiritual y biblica. Este hombre extraordinario era consciente de sus limitaciones y de sus propias faltas. Las remediaba dándose golpes de pecho con una piedra. Pero también se daba cuenta de sus méritos, tan es así que la larga lista de los hombres ilustres, de los que hizo un breve pero precioso resumen (el De viris illustribus) termina con un capítulo dedicado a él mismo. Murió a los 72 años, en el 420, en Belén.

29 septiembre, 2012

San Miguel, San Gabriel y San Rafael Arcángeles



Oh, Santos Arcángeles
Miguel, Gabriel y Rafael,
vosotros, sois, los hijos
del Dios de la vida, y,
sus amados Arcángeles
que custodiáis Su eterna
vida y estáis a Su exclusivo
servicio y adoración perpetua
por los siglos de los siglos.


A Dios, acompañáis desde
la creación misma, y, seguís
los pasos del hombre.
¿Cuántos mensajes para
su pueblo? A cada instante
y a cada nada, el tiempo
todo . Y, el más grande,
de todos ellos, a María
Virgen y Señora Nuestra.


No en vano vuestros
nombres significan:
“¿Quién como Dios?”,
San Miguel Arcángel.
“Dios es mi protector”,
San Gabriel Arcángel.
“Medicina de Dios”,
San Rafael Arcángel.
Oh, Santos Arcángeles,
Miguel, Gabriel y Rafael.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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29 de Septiembre
San Miguel, San Gabriel y San Rafael Arcángeles

Hoy celebramos la fiesta de los tres Arcángeles que nombra la Sagrada Escritura. La palabra Arcángel proviene de dos palabras. Arc = el principal. Y ángel. O sea “principal entre los ángeles. Arcángel es como un jefe de los ángeles.

San Miguel

Este nombre significa: “¿Quién como Dios? O: “Nadie es como Dios”.
A San Miguel lo nombre tres veces la S. Biblia. Primero en el capítulo 12 del libro de Daniel a donde se dice: “Al final de los tiempos aparecerá Miguel, al gran Príncipe que defiende a los hijos del pueblo de Dios. Y entonces los muertos resucitarán. Los que hicieron el bien, para la Vida Eterna, y los que hicieron el mal, para el horror eterno”.

En el capítulo 12 del Libro del Apocalipsis se cuenta lo siguiente: “Hubo una gran batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles combatieron contra Satanás y los suyos, que fueron derrotados, y no hubo lugar para ellos en el cielo, y fue arrojada la Serpiente antigua, el diablo, el seductor del mundo. Ay de la tierra y del mar, porque el diablo ha bajado a vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo”.

En la Carta de San Judas Tadeo se dice: “El Arcángel San Miguel cuando se le enfrentó al diablo le dijo: ‘Que te castigue el Señor’”. Por eso a San Miguel lo pintan atacando a la serpiente infernal. La Iglesia Católica ha tenido siempre una gran devoción al Arcángel San Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los espíritus infernales. Y él cuando lo invocamos llega a defendernos, con el gran poder que Dios le ha concedido. Muchos creen que él sea el jefe de los ejércitos celestiales.

San Gabriel

Su nombre significa: “Dios es mi protector”. A este Arcángel se le nombra varias veces en la S. Biblia. Él fue el que le anunció al profeta Daniel el tiempo en el que iba a llegar el Redentor. Dice así el profeta: “Se me apareció Gabriel de parte de Dios y me dijo: dentro de setenta semanas de años (o sea 490 años) aparecerá el Santo de los Santos” (Dan. 9). Al Arcángel San Gabriel se le confió la misión más alta que jamás se le haya confiado a criatura alguna: anunciar la encarnación del Hijo de Dios. Por eso se le venera mucho desde la antigüedad. Su carta de presentación cuando se le apareció a Zacarías para anunciarle que iba a tener por hijo a Juan Bautista fue esta: “Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios” (Luc. 1, 19).

San Lucas dice: “Fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, a una virgen llamada María, y llegando junto a ella, le dijo: ‘Salve María, llena de gracia, el Señor está contigo’. Ella se turbó al oír aquel saludo, pero el ángel le dijo: ‘No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios. Vas a concebir un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será Hijo del Altísimo y su Reino no tendrá fin’”.

San Gabriel es el patrono de las comunicaciones y de los comunicadores, porque trajo al mundo la más bella noticia: que el Hijo de Dios se hacía hombre.

San Rafael

Su nombre significa: “Medicina de Dios”.

Fue el arcángel enviado por Dios para quitarle la ceguera a Tobías y acompañar al hijo de éste en un larguísimo y peligroso viaje y conseguirle una santa esposa. Su interesante historia está narrada en el día 7 de febrero. San Rafael es muy invocado para alejar enfermedades y lograr terminar felizmente los viajes.

28 septiembre, 2012

San Wenceslao de Bohemia



Oh, San Wenceslao de Bohemia,
vos, sois el hijo del Dios de la vida
y, su amado santo, que antepusisteis
el reino de los cielos, al terrenal
reino. Y, aunque, vuestra madre,
el poder asumió, preferencias dando
a anticristianas políticas, convirtió
a vuestro pueblo en un caos total,
ausente de leyes y de alejado de Dios.
Pero, Dios, sus extraños caminos
tiene, y, proclamado fuisteis rey
por la voluntad del pueblo, la Ley
de la Iglesia de Dios apoyando.
Instaurasteis el orden social, con
misericordia y con justicia social
gobernasteis. Pero, la codicia por
el poder de Boleslao, vuestro
hermano, vuestra muerte tramó
y creyó, el incauto, que al hacerlo,
con vos, acabaría, sin saber que,
os convertiría en mártir de la fe.
Y, así, vuestra alma, voló al cielo,
para coronada ser, con corona de
luz. Hoy, en San Vito, el pueblo os
venera por siempre. Santo patrón
del pueblo de Bohemia y Checoslovaquia;
oh, San Wenceslao de Bohemia, “luz”.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de septiembre
San Wenceslao de Bohemia
Mártir


Dios nuestro, que impulsaste al santo mártir Wenceslao a anteponer el reino de los cielos a un reino terrenal, concédenos, por su intercesión, que tengamos valor para dejar lo que nos impida unirnos a ti de todo corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Hijo del rey de Bohemia, Ratislav, el joven príncipe nació en el 907 cerca de Praga. Su abuela, Santa Ludimila, se encargó de la educación de su nieto, inculcándole siempre el amor y servicio al Padre Celestial. Cuando era todavía muy joven, el santo perdió a su padre en una de las batallas contra los magiares; su madre asumió el poder e instauró -bajo la influencia de la nobleza pagana- una política anticristiana y secularista, que convirtió al pueblo en un caos total. Ante esta terrible situación, su abuela trató de persuadir al príncipe para que asumiese el trono para salvarguardia del cristianismo, lo que provocó que los nobles la asesinaran al considerarla una latente amenaza para sus intereses.

Sin embargo, por desconocidas circunstancias, la reina fue expulsada del trono, y Wenceslao fue proclamado rey por la voluntad del pueblo, y como primera medida, anunció que apoyaría decididamente a la Ley de la Iglesia de Dios. Instauró el orden social al imponer severos castigos a los culpables de asesinato o de ejercer esclavitud y además gobernó siempre con justicia y misericordia.

Por oscuros intereses políticos, Boleslao -que ambicionaba el trono de su hermano-, invitó a Wenceslao a su reino para que participara de los festejos del santo patrono y al terminar las festividades, Boleslao asesinó de una puñalada al santo rey. El pueblo lo proclamó como mártir de la fe, y pronto la Iglesia de San Vito -donde se encuentran sus restos- se convirtió en centro de peregrinaciones. Ha sido proclamado como patrón del pueblo de Bohemia y hoy su devoción es tan grande que se le profesa también como Patrono de Checoslovaquia.


27 septiembre, 2012

San Vicente Paúl



Oh, San Vicente de Paúl, vos, sois el hijo
del Dios de la vida, y, su amado santo,
que honor, al significado de vuestro
nombre hicisteis. Y, Dios, “ayudaros”
quiso y lo hizo. Y, os purificó regalándoos
el cautiverio, la difamación y las
tentaciones contra la fe. Vos decíais:
“Me di cuenta de que yo tenía un
temperamento bilioso y amargo y
me convencí de que con un modo
de ser áspero y duro se hace más mal
que bien en el trabajo de las almas.
Y, entonces me propuse pedir a Dios
que me cambiara mi modo agrio de
comportarme, en un modo amable
y bondadoso y me propuse trabajar
día tras día por transformar mi carácter
áspero en un modo de ser agradable”.
Y, Dios, así lo hizo. A vos, os debemos
las santas Comunidades de los Padres
Vicentinos y de las hermanas Vicentinas.
Repetíais vos, cada vez que os querían
daros honores: “Yo soy un pobre pastorcito
de ovejas, que dejé el campo para venirme
a la ciudad, pero sigo siendo siempre
un campesino simplón y ordinario”. Y,
desesperabais por que la gente a Dios
no amaba, y, decíais: “No es suficiente
que yo ame a Dios. Es necesario hacer
que mis prójimos lo amen también”. Y,
así, un día, os llegó partir al cielo, para
justísimo premio recibir: coronado ser,
con corona de imperecedera luz eterna;
oh, San Vicente de Paúl, “Victorioso”.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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27 de Septiembre
San Vicente de Paúl
Fundador
Año 1660


El Señor Dios que es tan bueno, siga enviando al mundo muchos Vicentes como este, para bien de todos los necesitados. Dichoso el que se compadece del pobre. Dios lo bendecirá (Salmo 41).

Vicente significa: “Vencedor, victorioso”. Nació San Vicente en el pueblecito de Pouy en Francia, en 1580. Su niñez la pasó en el campo, ayudando a sus padres en el pastoreo de las ovejas. Desde muy pequeño era sumamente generoso en ayudar a los pobres. Los papás lo enviaron a estudiar con los padres franciscanos y luego en la Universidad de Toulouse, y a los 20 años, en 1600 fue ordenado de sacerdote. Dice el santo que al principio de su sacerdocio lo único que le interesaba era hacer una carrera brillante, pero Dios lo purificó con tres sufrimientos muy fuertes.

1º. El Cautiverio. Viajando por el mar, cayó en manos de unos piratas turcos los cuales lo llevaron como esclavo a Túnez donde estuvo los años 1605, 1606 y 1607 en continuos sufrimientos.

2º. Logró huir del cautiverio y llegar a Francia, y allí se hospedó en casa de un amigo, pero a este se le perdieron 400 monedas de plata y le echó la culpa a Vicente y por meses estuvo acusándolo de ladrón ante todos los que encontraba. El santo se callaba y solamente respondía: “Dios sabe que yo no fui el que robó ese dinero”. A los seis meses apareció el verdadero ladrón y se supo toda la verdad. San Vicente al narrar más tarde este caso a sus discípulos les decía: “Es muy provechoso tener paciencia y saber callar y dejar a Dios que tome nuestra defensa”.

3º. La tercera prueba fue una terrible tentación contra la fe, que aceptó para lograr que Dios librara de esa tentación a un amigo suyo. Esto lo hizo sufrir hasta lo indecible y fue para su alma “la noche oscura”.

A los 30 años escribe a su madre contándole que amargado por los desengaños humanos piensa pasar el resto de su vida retirado en una humilde ermita. Cae a los pies de un crucifijo, consagra su vida totalmente a la caridad para con los necesitados, y es entonces cuando empieza su verdadera historia gloriosa. Hace voto o juramento de dedicar toda su vida a socorrer a los necesitados, y en adelante ya no pensará sino en los pobres. Se pone bajo la dirección espiritual del Padre Berule (futuro cardenal) sabio y santo, hace Retiros espirituales por bastantes días y se lanza al apostolado que lo va a volver famoso.

Dice el santo “Me di cuenta de que yo tenía un temperamento bilioso y amargo y me convencí de que con un modo de ser áspero y duro se hace más mal que bien en el trabajo de las almas. Y entonces me propuse pedir a Dios que me cambiara mi modo agrio de comportarme, en un modo amable y bondadoso y me propuse trabajar día tras día por transformar mi carácter áspero en un modo de ser agradable”. Y en verdad que lo consiguió de tal manera, que varios años después, el gran orador Bossuet, exclamará: “Oh Dios mío, si el Padre Vicente de Paúl es tan amable, ¿Cómo lo serás Tú?”. San Vicente contaba a sus discípulos: “Tres veces hablé cuando estaba de mal genio y con ira, y las tres veces dije barbaridades”. Por eso cuando le ofendían permanecía siempre callado, en silencio como Jesús en su santísima Pasión”.

Se propuso leer los escritos del amable San Francisco de Sales y estos le hicieron mucho bien y lo volvieron manso y humilde de corazón. Con este santo fueron muy buenos amigos. Vicente se hace amigo del Ministro de la marina de Francia, y este lo nombra capellán de los marineros y de los prisioneros que trabajan en los barcos. Y allí descubre algo que no había imaginado: la vida horrorosa de los galeotes. En ese tiempo para que los barcos lograran avanzar rápidamente les colocaban en la parte baja unos grandes remos, y allá en los subterráneos de la embarcación (lo cual se llama galera) estaban los pobres prisioneros obligados a mover aquellos pesados remos, en un ambiente sofocante, en medio de la hediondez y con hambre y sed, y azotados continuamente por los capataces, para que no dejaran de remar.

San Vicente se horrorizó al constatar aquella situación tan horripilante y obtuvo del Ministro, Sr. Gondi, que los galeotes fueran tratados con mayor bondad y con menos crueldad. Y hasta un día, él mismo se puso a remar para reemplazar a un pobre prisionero que estaba rendido de cansancio y de debilidad. Con sus muchos regalos y favores se fue ganando la simpatía de aquellos pobres hombres. El Ministro Gondi nombró al Padre Vicente como capellán de las grandes regiones donde tenía sus haciendas. Y allí nuestro santo descubrió con horror que los campesinos ignoraban totalmente la religión. Que las pocas confesiones que hacía eran sacrílegas porque callaban casi todo. Y que no tenían quién les instruyera. Se consiguió un grupo de sacerdotes amigos, y empezó a predicar misiones por esos pueblos y veredas y el éxito fue clamoroso. Las gentes acudían por centenares y miles a escuchar los sermones y se confesaban y enmendaban su vida. De ahí le vino la idea de fundar su Comunidad de Padres Vicentinos, que se dedican a instruir y ayudar a las gentes más necesitadas. Son ahora 4,300 en 546 casas.

El santo fundaba en todas partes a donde llegaba, unos grupos de caridad para ayudar e instruir a las gentes más pobres. Pero se dio cuenta de que para dirigir estas obras necesitaba unas religiosas que le ayudaran. Y habiendo encontrado una mujer especialmente bien dotada de cualidades para estas obras de caridad, Santa Luisa de Marillac, con ella fundó a las hermanas Vicentinas, que son ahora la comunidad femenina más numerosa que existe en el mundo. Son ahora 33,000 en 3,300 casas y se dedican por completo a socorrer e instruir a las gentes más pobres y abandonadas, según el espíritu de su fundador.

San Vicente poseía una gran cualidad para lograr que la gente rica le diera limosnas para los pobres. Reunía a las señoras más adineradas de París y les hablaba con tanta convicción acerca de la necesidad de ayudar a quienes estaban en la miseria, que ellas daban cuanto dinero encontraban a la mano. La reina (que se confesaba con él) le dijo un día: “No me queda más dinero para darle”, y el santo le respondió: “¿Y esas joyas que lleva en los dedos y en el cuello y en las orejas?”, y ella le regaló también sus joyas, para los pobres.

Parece casi imposible que un solo hombre haya podido repartir tantas, y tan grandes limosnas, en tantos sitios, y a tan diversas clases de gentes necesitadas, como lo logró San Vicente de Paúl. Había hecho juramento de dedicar toda su vida a los más miserables y lo fue cumpliendo día por día con generosidad heroica. Fundó varios hospitales y asilos para huérfanos. Recogía grandes cantidades de dinero y lo llevaba a los que habían quedado en la miseria a causa de la guerra. Se dio cuenta de que la causa principal del decaimiento de la religión en Francia era que los sacerdotes no estaban bien formados. Él decía que el mayor regalo que Dios puede hacer a un pueblo es dale un sacerdote santo. Por eso empezó a reunir a quienes se preparaban al sacerdocio, para hacerles cursos especiales, y a los que ya eran sacerdotes, los reunía cada martes para darles conferencias acerca de los deberes del sacerdocio. Luego con los religiosos formados por él, fue organizando seminarios para preparar cuidadosamente a los seminaristas de manera que llegaran a ser sacerdotes santos y fervorosos.

Aún ahora los Padres Vicentinos se dedican en muchos países del mundo a preparar en los seminarios a los que se preparan para el sacerdocio. San Vicente caminaba muy agachadito y un día por la calle no vio a un hombre que venía en dirección contraria y le dio un cabezazo. El otro le dio un terrible bofetón. El santo se arrodilló y le pidió perdón por aquella su falta involuntaria. El agresor averiguó quien era ese sacerdote y al día siguiente por la mañana estuvo en la capilla donde le santo celebraba misa y le pidió perdón llorando, y en adelante fue siempre su gran amigo. Se ganó esta amistad con su humildad y paciencia.

Siempre vestía muy pobremente, y cuando le querían tributar honores, exclamaba: “Yo soy un pobre pastorcito de ovejas, que dejé el campo para venirme a la ciudad, pero sigo siendo siempre un campesino simplón y ordinario”. En sus últimos años su salud estaba muy deteriorada, pero no por eso dejaba de inventar y dirigir nuevas y numerosas obras de caridad. Lo que más le conmovía era que la gente no amaba a Dios. Exclamaba: “No es suficiente que yo ame a Dios. Es necesario hacer que mis prójimos lo amen también”.

El 27 de septiembre de 1660 pasó a la eternidad a recibir el premio prometido por Dios a quienes se dedican a amar y hacer el bien a los demás. Tenía 80 años. El Santo Padre León XIII proclamó a este sencillo campesino como Patrono de todas las asociaciones católicas de caridad.


26 septiembre, 2012

Santos Cosme y Damián



Oh, Santos Cosme y Damián;
vosotros, sois los hijos del
Dios de la vida y sus amados
santos, dedicados siempre a
curar y recetar sin cobro
alguno, a los desposeídos
y pobres el tiempo todo, tanto
que, de vosotros decían: “los
no cobradores”. Y, en medio
de aquella tarea noble, el
precioso legado de Cristo
compartíais. Gemelos hermanos,
amados y queridos erais, en
vuestro tiempo, tanto que,
cuando dañaros quisieron,
así lo hicieron y os echaron
a la mar, pero, una ola gigante,
los sacó sanos y salvos. Y, cuando,
vivos quisieron quemaros,
las llamas no os tocaron. De
rabia entonces los impíos, os
cortaron la cabeza. Y, solo
así, con vuestras santas vidas
terminaron, convirtiéndoos
para alegría del cielo, en mártires.
Así, vuestras almas, al cielo
volaron para coronadas ser, con
luz de justicia y de eternidad;
oh, Santos Cosme y Damián, “luces”.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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26 de Septiembre
San Cosme y San Damián
Mártires
Siglo III


Quiera Dios enviarnos muchos médicos generosos que, a imitación de Cosme y Damián, se dediquen a recetar gratuitamente a los pobres, y a aprovechar su ascendiente para propagar la santa religión de Jesucristo. Qué hermoso fuera que hubiera muchos médicos así.
“Lo que habéis recibido gratis, dadlo también gratuitamente” (Jesucristo Mt. 10, 8).

Cosme significa “adornado, bien presentado”. Damián: domador. Estos dos santos han sido (junto con San Lucas) los patronos de los médicos católicos. En oriente los llaman “los no cobradores”, porque ejercían la medicina sin cobrar nada a los pacientes pobres.

Eran hermanos gemelos y nacieron en Arabia, en el siglo tercero. Se dedicaron a la medicina y llegaron a ser muy afamados médicos. Pero tenían la especialidad de que a los pobres no les cobraban la consulta ni los remedios. Lo único que les pedía era que les permitieran hablarles por unos minutos acerca de Jesucristo y de su evangelio.

Las gentes los querían muchísimo y en muchos pueblos eran considerados como unos verdaderos benefactores de los pobres. Y ellos aprovechaban su gran popularidad para ir extendiendo la religión de Jesucristo por todos los sitios donde llegaban. Lisias, el gobernador de Cilicia, se disgustó muchísimo porque estos dos hermanos propagaban la religión de Jesús. Trató inútilmente de que dejaran de predicar, y como no lo consiguió, mandó echarlos al mar. Pero una ola gigantesca los sacó sanos y salvos a la orilla. Entonces los mandó quemar vivos, pero las llamas no los tocaron, y en cambio quemaron a los verdugos paganos que los querían atormentar. Entonces el mandatario pagano mandó que les cortaran la cabeza, y así derramaron su sangre por proclamar su amor al Divino Salvador.

Y sucedió entonces que junto a la tumba de los dos hermanos gemelos, Cosme y Damián, empezaron a obrarse maravillosos curaciones. El emperador Justiniano de Constantinopla, en una gravísima enfermedad, se encomendó a estos dos santos mártires y fue curado inexplicablemente. Con sus ministros se fue personalmente a la tumba de los dos santos a darles las gracias.

En Constantinopla levantaron dos grandes templos en honor de estos dos famosos mártires y en Roma les construyeron una basílica con bellos mosaicos.


25 septiembre, 2012

Santa Aurelia



Oh, Santa Aurelia, vos, sois
la hija de Dios de la vida y su
amada santa, que huyendo
de terrenal matrimonio, vivir
preferisteis como eremita,
antes de romper vuestra
promesa, la de manteneros
siempre en castidad perpetua.
Honor le hicisteis también al
significado de vuestro nombre,
que decir quiere: “Aquella que
brilla como el oro”. Y sí, vos,
brillabais, así y más. Poderosa
sois, cuando se os implora
por casos de fiebre, pues con
ellas, termináis . Dios, jamás
os olvidó, y quiso que vuestro
cuerpo incorrupto, quedase,
para gloria de su santo nombre.
Y, brilláis hoy, con corona
eterna de luz, como justo
premio a vuestro amor santo;
oh, Santa Aurelia, “puro amor”.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado


25 de Septiembre
Santa Aurelia
Eremita

Etimología: Aurelia = Aquella que brilla como el oro, viene del latín. 

Fue una princesa de la familia de Hugo Capet, quien por escapar del matrimonio huyó a Alsacia y vivió como eremita. Hizo votos de perpetua castidad. Solamente el Obispo Wolfgang de Ratisbon sabía que ella estaba viva.

Documentos del siglo X validan su existencia de una iglesia dedicada a Aurelia y de una cripta en dicho templo muy venerada por la población por guardar sus reliquias, durante la Edad Media solían pedir su ayuda en casos de fiebre. Luego de la reforma protestante la iglesia mencionada pasó a manos de los luteranos, quienes en 1524 profanaron la tumba de la santa y se deshicieron de las reliquias, pero sin conseguir eliminar el culto que mantiene vivo hasta hoy.

Poco se ha escrito sobre esta Santa que ha servido de inspiración para copiar su nombre en capillas y niñas del mundo entero. Santa Aurelia fue incorrupta. Al ser descubierta su fosa se encontró su cuerpo intacto.


24 septiembre, 2012

Nuestra Señora de las Mercedes



Oh, Señora Nuestra de las Mercedes,
Vos, sois la tierna y amorosa Madre,
del Dios de la vida, y la misma que,
os aparecisteis, a San Pedro Nolasco,
que fundara una comunidad religiosa
pidiéndole, para que, se dedicara a
socorrer a cautivos a sitios lejanos
llevados y que, él, no tardó en hacer
realidad. Misericordia, ayuda y caridad
significa “merced”. Y, “Vuestra” comunidad
tiempo mucho lleva, a los prisioneros
consolando y ayudando materialmente.
Y, Dios, jamás la ha abandonado, pues
mártires y santos tiene. Vuestros religiosos,
muchos cautivos rescataron, que presos
estaban, en poder de los sarracenos.
Desde entonces, los Padres Mercedarios,
a difundir empezaron, la devoción a
Vos, Señora Nuestra de la Merced,
expandiéndola por el mundo todo. “Estuve
preso y me ayudaste. Todo el bien que
le hiciste a los demás, aunque sea a
los más humildes, a Mí me lo hiciste”,
dice Jesús, Dios y Señor Nuestro;
Patrona de los presos, hoy, os recordamos
con amor, pues Vos, sois la Madre de
Dios y dejasteis en nuestra tierra,
a vuestros hijos mercedarios, como
viva prueba del amor que les tenéis;
oh, Señora Nuestra de las Mercedes.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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24 de Septiembre
Nuestra Señora de las MercedesPatrona de los Presos


Una antigua tradición narra que en el año de 1218 la Sma. Virgen se le apareció a San Pedro Nolasco recomendándole que fundara una comunidad religiosa que se dedicara a socorrer a los que eran llevados cautivos a sitios lejanos.

San Pedro Nolasco, apoyado por el rey Jaime el Conquistador y aconsejado por San Raimundo de Peñafort, fundó la Orden religiosa de Nuestra Señora de la Merced o de las Mercedes. La palabra merced quiere decir: misericordia, ayuda, caridad.

Esta comunidad religiosa lleva muchos siglos ayudando a los prisioneros y ha tenido mártires y santos. Sus religiosos rescataron muchísimos cautivos que estaban presos en manos de los feroces sarracenos.

Desde el año 1259 los Padres Mercedarios empezaron a difundir la devoción a Nuestra Señora de la Merced (o de las Mercedes) la cual está muy extendida por el mundo.

Recordemos que a quienes ayudan a los presos les dirá Cristo en el día del Juicio: “Estuve preso y me ayudaste. Todo el bien que le hiciste a los demás, aunque sea a los más humildes, a Mí me lo hiciste”(Mat. 25, 40).


23 septiembre, 2012

San Pío de Pietrelcina (Francisco Forgione)


22 septiembre, 2012

San Mauricio y Compañeros Mártires


Oh, San Mauricio y compañeros
mártires, vosotros sois los hijos
del Dios de la vida y sus amados
santos, aquellos que, rehusaron
honores rendir a dioses falsos, en
la religión verdadera reafirmándose 
de tal forma, que, todos manifestaron
que no, podían al juramento prestado
a Dios, desobedecer, y, que, al emperador,
obedecerían, siempre que su fe, no
se lo impidiera. Y asi, sus vidas santas
ofrecieron a la espada, dejándose 
degollar, como mansos corderos. Entre
ellos, Exuperio, Cándido y Víctor. Los
restantes nombres, inscritos están en el
libro de la vida. Y, así, todos a la vez,
la inmortalidad alcanzaron de la vida,
y volaron sus preciosas almas, para,
juntos, premios recibir justos y, ser
todos coronados, con coronas de luz;
oh, San Mauricio, y compañeros mártires.

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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22 de septiembre
San Mauricio y Compañeros Mártires
(Fines del siglo III)

Diocleciano había asociado a su Imperio a Maximiano Hércules. Ambos, feroces enemigos del nombre cristiano, decretaron la última y la más terrible de las persecuciones. Maximiano hubo de acudir a las Galias para reprimir un intento de sublevación de aquellos pueblos, y entre las tropas que reunió se encontraba la legión Tebea, procedente de Egipto y toda compuesta de cristianos. Al ir a incorporarse a su destino, Mauricio, comandante de dicha legión, visita en Roma al papa Marcelo, Llegados a Octadura, la actual Martigny en el Valais, junto a los desfiladeros de los Alpes suizos, Maximiano ordena un sacrificio a los dioses para impetrar su protección en la campaña que pensaba emprender.

Los componentes de la legión Tebea rehusan sacrificar, apartándose del resto del ejército y yendo a acampar a Agauna, entre las montañas y el Ródano, no lejos del lado oriental del lago Lemán. Maximiano monta en cólera cuando conoce el motivo de la deserción, dando orden de que los legionarios rebeldes sean diezmados y pasados a espada. Los sobrevivientes se reafirman en su fe y se animan a sufrir todos los tormentos antes que renegar de la verdadera religión.

Maximiano, cruel más que una bestia feroz, ordena diezmar por segunda vez a los soldados cristianos. Mientras se lleva a cabo la orden imperial, el resto de los tebanos se exhortan mutuamente a perseverar, sostenidos por sus jefes: Mauricio, a quien el narrador llama primicerius, o comandante en jefe de la legión, aunque en la terminología castrense romana no designara tal nombre esa función; Exuperio, campidoctor (término equivalente a lo que hoy llamaríamos un oficial de menor graduación) y Cándido, senator militum, también oficial. Encendidos con tales exhortaciones de sus jefes y oficiales, los soldados envían una delegación a Maximiano para exponerle su resolución.

Al describir tales incidentes, Euquero pone en las bocas de los protagonistas largos discursos, a la manera de Tito Livio y los historiadores clásicos. Los legionarios tebanos declaran que no pueden faltar al juramento prestado a Dios. Que obedecerán al emperador siempre que su fe no se lo impida, y que si determina hacerlos perecer, renuncian a defenderse, como tampoco lo hicieran sus camaradas, cuya suerte no temen seguir.

Viéndoles tan obstinados, Maximiano envía a sus tropas contra ellos, que se dejan degollar como mansos corderos, Corren arroyos de sangre como jamás se viera en las más cruentas batallas. Víctor, veterano licenciado de otra legión, pasa casualmente por el lugar del suceso, mientras los verdugos festejaban su crueldad. Inquiere la causa, y al informarse lamenta no haber podido acompañar a sus hermanos en la fe. Entonces los verdugos le sacrifican juntamente con los demás.

Según Euquero, toda la legión Tebea, compuesta de 6.600 soldados, fue pasada por las armas, si bien de entre tantos mártires sólo se conoce el nombre de Mauricio, Exuperio, Cándido y Víctor. “Los restantes nombres, que nosotros ignoramos, están inscritos en el libro de la vida.” De la lectura de la pasión se destaca un dato incontrovertible: En el siglo V y aun en el IV se daba culto en Agauna a unos soldados mártires, y esto representa un testimonio de la mayor importancia.

Las circunstancias del martirio aparecen ya menos claras, y el sincronismo establecido por Euquero no concuerda con la historia general que conocemos. Sitúa el suceso durante la gran persecución de Maximiano, cuando ya la Galia estaba gobernada por Constancio Cloro, que no aplicó los decretos persecutorios. Además, resulta improbable que los soldados martirizados fuesen 6.600, pues ésta era la cifra teórica de los hombres de una legión, que por aquellas fechas se reducía en la práctica al millar de combatientes.

Sea lo que fuere de estos detalles, lo que no cabe dudar es que a finales del siglo III ocurrió en Agauna un martirio colectivo de soldados cristianos, hecatombe de la que existen casos parecidos, como los cuarenta mártires de Sebaste. ¿Procedían aquellos soldados de la Tebaida egipcia? Bien pudiera ser, aunque los legionarios tebanos no estuvieran normalmente de guarnición en la región del Valais. No veamos en ellos un puro simbolismo, como si hubieran sido calificados de tebanos por ser la Tebaida la tierra clásica de santos y ermitaños del primitivo cristianismo.

Acerca de los nombres de los oficiales que nos ha transmitido Euquero, corresponden perfectamente a soldados de entonces, y no hay por qué dudar de su autenticidad. Mauricio significa “negro” (moro), Cándido, “blanco”; Exuperio, “levantado en alto “, y Víctor, “victorioso”.

Ya en el siglo IX la fiesta de San Mauricio y de sus compañeros mártires de la legio felix Agaunensis era celebrada en Roma y en toda la cristiandad. Merece destacarse el hecho de que el ceremonial de la coronación de los emperadores, compuesto hacia el siglo XI, determina que el Papa corone al emperador en la basílica de San Pedro, en el altar de San Mauricio, invocando su protección sobre el ejército “romano y teutónico”.

Según refiere el citado Euquero, fue San Teodoro, obispo del Valais, quien hizo exhumar los restos de los mártires tebanos, levantando en su honor una pequeña basílica, de la cual se han encontrado huellas en excavaciones efectuadas en el pasado siglo, corno también de otros santuarios levantados en aquellos parajes.

El 22 de septiembre del 515 pronunció San Avito, obispo de Viena, una homilía para la inauguración de la abadía de Agauna, fundada por el piadoso rey Segismundo. El abad Alteo, pariente de Carlomagno, hizo levantar una iglesia mayor a fines del siglo VIII, conservada cuando se construyó otra nueva basílica en el siglo XI.

Los canónigos regulares se establecieron en Agauna el año 1128, y allí han perdurado siempre. La actual abadía fue reconstruida en el siglo XVII. Los mártires de la legión Tebea fueron venerados por todas partes, y de ellos hay reliquias en infinidad de iglesias, como Viena del Delfinado, San Cugat del Valles, El Escorial, catedral de Toledo, etc. En Francia sesenta y dos municipios llevan el nombre de Saint-Maurice.

Hasta las armas de este Santo fueron objeto de veneración. Carlos Martel quiso servirse de la lanza de San Mauricio y de su morrión cuando presentó batalla a los sarracenos en Poitiers. Los duques de Saboya, en cuyo territorio está comprendido el lugar de su martirio, llevaron siempre el anillo de este Santo como una de las más preciosas señales de su soberanía.

También hay una orden militar, fundada en 1434 por Amadeo VIII, primer duque de Saboya, que está encomendada a San Mauricio, gran protector de esta casa. Carlos Manuel la fundió posteriormente con la Orden de San Lázaro. La Orden del Toisón de Oro le tiene igualmente por patrono, lo que explicaría la devoción que le profesaba Felipe II. Estos mártires gozaron de oficio con antífonas propias, de gran belleza musical literaria. He aquí algunas, aunque pierdan mucho color al ser traducidas:

“La santa legión de los mártires agaunenses, mientras resistía a los adversarios, merced a la intervención de San Mauricio, su general, alcanzó el premio de la inmortalidad.”

“He aquí cómo por la intervención de estos santos se ha convertido Agauna en lugar sagrado que sirve de salud a los presentes y de defensa a los venideros.”

En efecto, parece que la historia ha confirmado el voto de la liturgia, pues en la alta Edad Media la abadía de Agauna se hizo famosa por la santidad de sus monjes.

CASIMIRO SÁNCHEZ ALISEDA


21 septiembre, 2012

San Mateo Apóstol y Evangelista



Oh, San Mateo Apóstol, vos, sois
el hijo del Dios de la vida y su amado
santo, y, el que, dejasteis la mundana
vida y os abrazasteis a la cruz de Cristo.
Ayer, recaudador de impuestos y por
la gloria de Cristo, Apóstol, y más
tarde, “evangelista”, pues, vos, los
más vívidos pasajes de vuestra vida
junto a Él escribisteis: su vida, su
pasión, su muerte y su gloriosa
resurrección, que hoy el orbe todo,
gracias a vos sabe, medita y reflexiona,
de este terrenal sueño, en que nos ha
atrapado el mundo, invitándonos
a dejar, de aferrados estar a él, y
mirar la eternidad de la vida, que
nos ofrece Aquél que todo lo ve:
negarnos a nosotros mismos, y crecer
en los demás, para gloria de Dios.
Recaudador de impuestos ayer,
hoy, de almas, por los siglos de los
siglos. Y por ello, corona de luz lucís,
como justo premio, a vuestro amor;
oh, San Mateo, Apóstol y Evangelista.

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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21 de septiembre
San Mateo
Apóstol y Evangelista

Mateo significa: “regalo de Dios”. Se llamaba también Leví, y era hijo de Alfeo.Su oficio era el de recaudador de impuestos, un cargo muy odiado por los judíos, porque esos impuestos se recolectaban para una nación extranjera. Los publicanos o recaudadores de impuestos se enriquecían fácilmente. Y quizás a Mateo le atraía la idea de hacerse rico prontamente, pero una vez que se encontró con Jesucristo ya dejó para siempre su ambición de dinero y se dedicó por completo a buscar la salvación de las almas y el Reino de Dios.

Como ejercía su oficio en Cafarnaum, y en esa ciudad pasaba Jesús muchos días y obraba milagros maravillosos, ya seguramente Mateo lo había escuchado varias veces y le había impresionado el modo de ser y de hablar de este Maestro formidable. Y un día, estando él en su oficina de cobranzas, quizás pensando acerca de lo que debería hacer en el futuro, vio aparecer frente a él nada menos que al Divino Maestro el cual le hizo una propuesta totalmente inesperada: “Ven y sígueme”.

Mateo aceptó sin más la invitación de Jesús y renunciando a su empleo tan productivo, se fue con El, no ya a ganar dinero, sino almas. No ya a conseguir altos empleos en la tierra, sino un puesto de primera clase en el cielo. San Jerónimo dice que la llamada de Jesús a Mateo es una lección para que todos los pecadores del mundo sepan que, sea cual fuere la vida que han llevado hasta el momento, en cualquier día y en cualquier hora pueden dedicarse a servir a Cristo, y El los acepta con gusto.

Mateo dispuso despedirse de su vida de empleado público dando un gran almuerzo a todos sus amigos, y el invitado de honor era nada menos que Jesús. Y con Él, sus apóstoles. Y como allí se reunió la flor y nata de los pecadores y publicanos, los fariseos se escandalizaron horriblemente y llamaron a varios de los apóstoles para protestarles por semejante actuación de su jefe. “¿Cómo es que su maestro se atreve a comer con publicanos y pecadores?”

Jesús respondió a estas protestas de los fariseos con una noticia que a todos nos debe llenar de alegría: “No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos. Yo no he venido a buscar santos sino pecadores. Y a salvar lo que estaba perdido”. Probablemente mientras decía estas bellas palabras estaba pensando en varios de nosotros.

Desde entonces Mateo va siempre al lado de Jesús. Presencia sus milagros, oye sus sabios sermones y le colabora predicando y catequizando por los pueblos y organizando las multitudes cuando siguen ansiosas de oír al gran profeta de Nazaret. Jesús lo nombra como uno de sus 12 preferidos, a los cuales llamó apóstoles (o enviados, o embajadores) y en Pentecostés recibe el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Los judíos le dieron 39 azotes por predicar que Jesús sí había resucitado (y lo mismo hicieron con los otros apóstoles) y cuando estalló la terrible persecución contra los cristianos en Jerusalén, Mateo se fue al extranjero a evangelizar, y dicen que predicó en Etiopía y que allá murió martirizado.

En todo el mundo es conocido este santo, y lo será por siempre, a causa del maravilloso librito que él escribió: “El evangelio según San Mateo”. Este corto escrito de sólo 28 capítulos y 50 páginas, ha sido la delicia de predicadores y catequistas durante 20 siglos en todos los continentes. San Mateo en su evangelio (palabra que significa: “Buenas Noticias”) copia sermones muy famosos de Jesús, como por ej. El Sermón de la Montaña (el sermón más bello pronunciado en esta tierra), el sermón de las Parábolas, y el que les dijo a sus apóstoles cuando los iba mandar a su primera predicación. Narra milagros muy interesantes, y describe de manera impresionante la Pasión y Muerte de Jesús. Termina contando su resurrección gloriosa.

El fin del evangelio de San Mateo es probar que Jesucristo sí es el Mesías o Salvador anunciado por los profetas y por el Antiguo Testamento. Este evangelio fue escrito especialmente para los judíos que se convertían al cristianismo, y por eso fue redactado en el idioma de ellos, el arameo.

Quizás no haya en el mundo otro libro que haya convertido más pecadores y que haya entusiasmado a más personas por Jesucristo y su doctrina, que el evangelio según San Mateo. No dejemos de leerlo y meditarlo.

A cada uno de los 4 evangelistas se les representa por medio de uno de los 4 seres vivientes que, según el profeta, acompañan al Hijo del hombre (un león: el valor. El toro: la fuerza. El águila: los altos vuelos. Y el hombre: la inteligencia). A San Marcos se le representa con un león. A San Lucas con un toro (porque empieza su evangelio narrando el sacrifico de una res que estaban ofreciendo en el templo). A San Juan por medio del águila, porque este evangelio es el que más alto se ha elevado en sus pensamientos y escritos. Y a San Mateo lo pintan teniendo al lado a un ángel en forma de hombre, porque su evangelio comienza haciendo la lista de los antepasados de Jesús como hombre, y narrando la aparición de un ángel a San José.

Que San Mateo, gran evangelizador, le pida a Jesús que nos conceda un gran entusiasmo por leer, meditar y practicar siempre su santo evangelio. Decía Jesús “Convertíos y creed en el evangelio” (Mc. 1, 15).

20 septiembre, 2012

Santos Coreanos Andrés Kim Tae-Gon, Pablo Chong Ha-Sang y Compañeros Mártires




Oh Santos Coreanos Andrés Kim
Tae-Gon, Pablo Chong Ha-Sang
y Compañeros Mártires; vosotros
sois los hijos del Dios de la vida
y sus amados santos, porque
fe disteis, de vuestro amor a Cristo,
Dios y señor Nuestro, tanto en la
predicación como así, en la celebración
de los sacramentos. Obispos, presbíteros
y laicos, casados o no, ancianos,
jóvenes y niños, unidos todos
en el suplicio, consagrasteis
con vuestra sangre, las primicias
de la Iglesia en Corea. Y, todos
vosotros, alcanzasteis la gloria
del cielo, al canonizados ser
por Juan Pablo II, llamado “El
grande”, con razón y causa  justa, 
en el mismo Seúl, para alegría de
Cristo, quien, os pagó así, por vuestro
amor y martirio y entrega total;
oh, Santos Coreanos Andrés Kim
Tae-Gon, Pablo Chong Ha-Sang
y Compañeros Mártires, “luz y amor”.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Jueves 20 de Septiembre
Santos Coreanos
Andrés Kim Tae-Gon, Pablo Chong Ha-Sang y Compañeros Mártires



Martirologio Romano: Memoria de los santos Andrés Kim Taegön, presbítero, Pablo Chöng Hasang y compañeros, mártires en Corea. Se veneran este día en común celebración todos los ciento tres mártires que en aquel país testificaron intrépidamente la fe cristiana, introducida fervientemente por algunos laicos y después alimentada y reafirmada por la predicación y celebración de los sacramentos por medio de los misioneros. Todos estos atletas de Cristo —tres obispos, ocho presbíteros, y los restantes laicos, casados o no, ancianos, jóvenes y niños—, unidos en el suplicio, consagraron con su sangre preciosa las primicias de la Iglesia en Corea (1839-1867).

Fecha de canonización: Los 103 mártires fueron canonizados por S.S. Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984, en Seúl, Corea.

Integran el grupo: santos Simeón Berneux, Antonio Daveluy,  Lorenzo Imbert, obispos; Justo Ranfer de Bretenières, Ludovico Beaulieu, Pedro Enrique Dorie, Padro Maubant, Jacobo Chastan, Pedro Aumaître, Martín Lucas Huin, presbíteros; Juan Yi Yunil, Andrés Chong Hwa-gyong, Esteban Min Kuk-ka, Pablo Ho Hyob, Agustín Pak Chong-won, Pedro Hong Pyong-ju, Pablo Hong Yong-ju, José Chang Chu-gi, Tomás Son Cha-son, Lucas Hwang Sok-tu, Damián Nam Myong-hyog, Francisco Ch’oe Kyong-hwan, Carlos Hyon Song-mun, Lorenzo Han I-hyong, Pedro Nam Kyong-mun, Agustín Yu Chin-gil, Pedro Yi Ho-yong, Pedro Son Son-ji, Benedicta Hyon Kyongnyon, Pedro Ch’oe Ch’ang-hub, catequistas; Agueda Yi, María Yi In-dog, Bárbara Yi, María Won Kwi-im, Teresa Kim Im-i, Columba Kim Hyo-im, Magdalena Cho, Isabel Chong Chong-hye, vírgenes; Teresa Kim, Bárbara Kim, Susana U Sur-im, Agueda Yi Kan-nan, Magdalena Pak Pong-son, Perpetua Hong Kum-ju, Catalina Yi, Cecilia Yu Sosa, Bárbara Cho Chung-i, Magdalena Han Yong-i, viudas; Magdalena Son So-byog, Agueda Yi Kyong-i, Agueda Kwon Chin-i, Juan Yi Mun-u, Bárbara Ch’oe Yong-i, Pedro Yu Chong-nyul, Juan Bautista Nam Chong-sam, Juan Bautista Chon Chang-un, Pedro Ch’oe Hyong, Marcos Chong Ui-bae, Alejo U Se-yong, Antonio Kim Song-u, Protasio Chong Kuk-bo, Agustín Yi Kwang-hon, Agueda Kim A-gi, Magdalena Kim O-bi, Bárbara Han Agi, Ana Pak Ag-i, Agueda Yi So-sa, Lucía Pak Hui-sun, Pedro Kwon Tu-gin, José Chang Song-jib, Magdalena Yi Yong-hui, Teresa Yi Mae-im, Marta Kim Song-im, Lucía Kim, Rosa Kim, Ana Kim Chang-gum, Juan Bautista Yi Kwang-nyol, Juan Pak Hu-jae, María Pak Kuna- gi Hui-sun, Bárbara Kwon-hui, Bárbara Yi Chong-hui, María Yi Yon-hui, Inés Kim Hyo-ju, Catalina Chong Ch’or-yom, José Im Ch’i-baeg, Sebastián Nam I-gwan, Ignacio Kim Che-jun, Carlos Cho Shin-ch’ol, Julita Kim, Águeda Chong Kyong-hyob, Magdalena Ho Kye-im, Lucía Kim, Pedro Yu Taech’ol, Pedro Cho Hwa-so, Pedro Yi Myong-so, Bartolomé Chong Mun-ho, José Pedro Han Chae-kwon, Pedro Chong Won-ji, José Cho Yun-ho, Bárbara Ko Sun-i y Magdalena Yi Yong-dog.

Andrés Kim Tae-Gon, nació el 21 de agosto de 1821 en Solmoe (Corea). Sus padres eran Ignacio Kim Chejun y Ursula Ko. Era niño cuando la familia se trasladó a Kolbaemasil para huir de las persecuciones. Su padre murió mártir el 26 de septiembre de 1839. También su bisabuelo Pío Kim Chunhu había muerto mártir en el año 1814, después de diez años de prisión. Tenía quince años de edad cuando el padre Maubant lo invitó a ingresar al seminario.

Fue enviado al seminario de Macao. Hacia el año 1843 intentó regresar a Corea con el obispo Ferréol, pero en la frontera fueron rechazados.

Se ordenó diácono en China en el año 1844. Volvió a Corea el 15 de enero de 1845. Por su seguridad sólo saludó unos cuantos catequistas; ni siquiera vio a su madre quien, pobre y sola, tenía que mendigar la comida. En una pequeña embarcación de madera guió, a los misioneros franceses hasta Shangai, a la que arribaron soportanto peligrosas tormentas.

En Shangai recibió la ordenación sacerdotal de manos de monseñor Ferréol el 17 de agosto de 1845, convirtiéndose en el primer sacerdote coreano. Hacia fines del mismo mes emprendió el regreso a Corea con el obispo y el padre Daveluy. Llegaron a la Isla Cheju y, en octubre del mismo año, arribaron a Kanggyong donde pudo ver a su madre.

El 5 de junio de 1846 fue arrestado en la isla Yonpyong mientras trataba con los pescadores la forma de llevar a Corea a los misioneros franceses que estaban en China. Inmediatamente fue enviado a la prisión central de Seúl. El rey y algunos de ministros no lo querían condenar por sus vastos conocimientos y dominar varios idiomas. Otros ministros insistieron en que se le aplicara la pena de muerte. Después de tres meses de cárcel fue decapitado en Saenamt´õ el 16 de septiembre de 1846, a la edad de veintiséis años.

Antes de morir dijo: ¡Ahora comienza la eternidad! y con serenidad y valentía se acercó al martirio.

Pablo Chong Ha-Sang nació en el año 1795 en Mahyon (Corea) siendo miembro de una noble familia tradicional. Después del martirio de su padre, Agustín Chong Yakjong, y de su hermano mayor Carlos, ocurridos en el año 1801, la familia sufrió mucho. Pablo tenía siete años. Su madre, Cecilia Yu So-sa, vio cómo confiscaban sus bienes y les dejaban en extrema pobreza. Se educó bajo los cuidados de su devota madre.

A los veinte años dejó su familia para reorganizar la iglesia católica en Seúl y pensó en traer misioneros. En el año 1816 viajó a Pekín para solicitar al obispo algunos misioneros; se le concedió uno que falleció antes de llegar a Corea. Él y sus compañeros escribieron al papa para que enviara misioneros. Finalmente gracias a los ruegos de los católicos, el 9 de septiembre de 1831 se estableció el vicariato apostólico de Corea y se nombró su primer obispo encargando a la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París la evangelización de Corea.
Pablo introdujo al obispo Ímbert en Corea, lo recibió en su casa y lo ayudó durante su ministerio. Monseñor Ímbert pensó que Pablo podía ser sacerdote y comenzó a enseñarle teología… Mientras tanto brotó una nueva persecución. El obispo pudo escapar a Suwon. Pablo, su mamá y su hermana Isabel fueron arrestados en el año 1839.

Aguantó las torturas hasta que fue decapitado a las afueras de Seúl el 22 de septiembre. Poco después también su madre y su hermana sufrieron el martirio.
Los dos forman parte de 103 mártires canonizados por S.S. Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984, en Seúl, Corea. 

19 septiembre, 2012

San Jenaro



Oh, San Jenaro sois vos, el
hijo del Dios de la vida y santo
maravilloso, cuya sangre
santificada y bendita, por
los siglos de los siglos; a la
vida vuelve, al solo recuerdo
de vuestro martirio, aquél día
en que vos entregasteis vuestra
vida, a la luz del misterio de
vuestra fe. Hicieron nada, con
vos, las fieras, pero,  el hombre,
os quitó la vida, pero, ¿qué es
él, ante el Padre del universo?
¡polvo es y nada! ¡sólo eso!. Y,
voló, vuestra alma al cielo,
para coronada ser, con corona
de eterna e inmarcesible luz,

sangre del espíritu de Dios, 
Obispo, Mártir y, Patrón de Nápoles; 
oh, Jenaro Santo; ¡sangre viva!.



© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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19 de Septiembre
San Jenaro
Obispo y Mártir
Año 305



El discípulo no es más que su maestro. Si a mí me han perseguido también a vosotros os perseguirán. (Jesucristo, Jn. 15,20). Este santo, famoso por el prodigio de su sangre que se obra cada año en Nápoles, (Italia) era obispo de esa ciudad cuando estalló la terrible persecución de Diocleciano. Fue hecho prisionero y encerrado en una oscura cárcel, junto con sus diáconos y colaboradores. Los llevaron al anfiteatro o coliseo para que fueran devorados por las fieras. Pero estas, aunque estaban muy hambrientas, se contentaron con dar vueltas rugiendo alrededor de ellos. Entonces la chusma pidió a gritos que les cortaran la cabeza a estos valientes cristianos. Y así lo hicieron. Personas piadosas recogieron un poco de la sangre de San Jenaro y la guardaron.

La fama universal de que goza San Jenaro se debe a un milagro que se obra todos los años en Nápoles. Este milagro se viene obrando desde hace 400 años, sin que lo hayan podido explicar ni los sabios ni los estudiosos o investigadores. Un sacerdote expone en el altar una ampolleta del tamaño de una pera, que contiene la sangre solidificada del santo. La coloca frente a la urna que contiene la cabeza del santo. Todos empiezan a rezar, y de un momento a otro la sangre que estaba sólida y negruzca se vuelve líquida y rojiza, y crece de tamaño dentro de la vasija de vidrio donde está. El pueblo estalla en cánticos de alegría bendiciendo a Dios.

La ciudad de Nápoles le tiene un gran cariño a San Jenaro, porque además del prodigio de la liquefacción de la sangre, los ha librado varias veces de las temibles erupciones del volcán Vesubio. En 1631, millones de toneladas de lava se dirigían hacia la cuidad. El obispo llevó en procesión la sangre de San Jenaro y la lava cambió de dirección y la ciudad se salvó.

Señor: por la sangre de tus santos mártires, concédenos la gracia de perseverar toda nuestra vida fieles a la religión católica de librarnos de los estallidos de nuestras pasiones.

18 septiembre, 2012

San Juan Macías



Oh, San Juan Macías, vos, sois
el hijo del Dios de la vida y su
amado santo, y que, huérfano
siendo, los caminos del Señor
que inescrutables son, hicieron
de vos hombre de valía y amor.
Vos, decidisteis al nuevo mundo
venir, donde, surgió vuestra
sacerdotal vocación. Repartisteis
todo lo que teníais entre los pobres
y os preparasteis para, a la Orden
de Predicadores entrar como
lego hermano. Vuestra santa vida,
marcada estuvo por la oración,
la penitencia y la caridad. Y, aunque
ocupasteis el cargo de portero,
éste, os santifico en definitiva,
pues, ante aquél portón, acudían
a vos, los mendigos, enfermos
y desamparados de la Lima de
aquél entonces. Y, no hubo, algún
hermano nuestro que no recibiera
recibiera obra y consuelo, tanto
que, hasta el Virrey y la nobleza
acudían a vos, en busca de consejos.
Vos, andabais, por la ciudad en
busca de limosnas, para repartirlas
entre vuestros pobres, a quienes
exhortabais en favor de la vida
cristiana y el amor a Dios Padre;
hasta el día, en que, entregasteis
vuestra alma a Dios, para recibir
corona de luz, como justo premio
a vuestra entrega de amor y consejo;
oh, San Juan Macías, “amor y luz”.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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18 de Septiembre
San Juan Macías
Año 1622

Nació en Rivera de Fresno, en Extremadura, España, el 2 de marzo de 1585. Era muy niño cuando sus padres murieron, quedando él bajo el cuidado de un tío suyo que lo hizo trabajar como pastor. Después de un tiempo conoció a un comerciante con el cual comenzó a trabajar, en 1616 el mercader viajó a América y Juan junto con él. Llegó primero a Cartagena y de ahí decidió dirigirse al interior del Reino de Nueva Granada, visitó Pasto y Quito, para llegar finalmente al Perú donde se instalaría por el resto de su vida. 

Recién llegado obtuvo trabajo en una hacienda ganadera en las afueras de la capital y en estas circunstancias descubrió su vocación a la vida religiosa. Después de dos años ahorró un poco de dinero y se instaló definitivamente en Lima. 

Repartió todo lo que tenía entre los pobres y se preparó para entrar a la Orden de Predicadores como hermano lego en el convento de dominicos de Santa María Magdalena donde había sido admitido. El 23 de enero de 1622 tomó los hábitos. Su vida en el convento estuvo marcada por la profunda oración, la penitencia y la caridad. Por las austeridades a las que se sometía sufrió una grave enfermedad por la cual tuvo que ser intervenido en una peligrosa operación

Ocupó el cargo de portero y este fue el lugar de su santificación. El portón del monasterio era el centro de reunión de los mendigos, los enfermos y los desamparados de toda Lima que acudían buscando consuelo. El propio Virrey y la nobleza de Lima acudían a él en busca de consejos. Andaba por la ciudad en busca de limosna para repartir entre los pobres. 

No se limitaba a saciar el hambre de pan, sino que completaba su ayuda con buenos consejos y exhortaciones en favor de la vida cristiana y el amor a Dios. Murió el 16 de setiembre de 1645 y fue canonizado el 28 de setiembre de 1975 por Pablo VI.

(http://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=622)