Oh, San Carlos Borromeo; sois vos,
el hijo del Dios de la vida y su amado
santo, que, al pie de la letra cumplió
aquello que Jesús dijo: “Quien ahorra
su vida, la pierde, pero el que gasta
su vida por Mí, la ganará”. Y, la verdad,
que, así lo hicisteis y la ganasteis, porque,
cada segundo de vuestra vida, por el
Dios eterno, los disteis, con prudencia
actuando, como el significado mismo
de vuestro nombre. Y, fuisteis, uno de
los santos más dados a la Iglesia y, el
pueblo de aquél entonces. Gastasteis
vuestra vida por el progreso de nuestra
santa religión y, porque, además os
caracterizasteis por ayudar a los desvalidos,
necesitados y pobres. Os disteis a salvar
almas, a catequistas formar y seminarios
fundar. Así, joven aún, vuestra alma,
voló a Dios, quien os premió con corona
eterna de luz, como justo premio a vuestra
entrega de amor, como bien lo sabéis;
oh, San Carlos Borromeo, “Cruz y Cáliz”.
© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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4 de noviembre
San Carlos Borromeo
Obispo
San Carlos cuyo nombre significa “hombre prudente” ha sido uno de los santos extraordinariamente activos a favor de la Iglesia y del pueblo que sobresale admirablemente. San Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en serio aquella frase de Jesús: “Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará”, murió relativamente joven porque desgastó totalmente su vida y sus energías por hacer progresar la religión y por ayudar a los más necesitados. Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder.
Nació en Arjona (Italia) en 1538. Desde joven dio señales de ser muy consagrado a los estudios y exacto cumplidor de sus deberes de cada día. A los 21 años obtuvo el doctorado en derecho en la Universidad de Milán. Un hermano de su madre, el Cardenal Médicis, fue nombrado Papa con el nombre de Pío IV, y éste admirado de sus cualidades nombró a Carlos como secretario de Estado. Más tarde, renunció a sus riquezas, se ordenó de sacerdote, y luego de obispo y se dedicó por completo a la labor de salvar almas.
San Carlos fundó 740 escuelas de catecismo con 3,000 catequistas y 40,000 alumnos. Fundó además 6 seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios. Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más.
Murió cuando tenía apenas 46 años, el 4 de noviembre de 1584. En Arona, su pueblo natal, le fue levantada una inmensa estatua que todavía existe.
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