Oh, San Alberto Magno; vos,
sois el hijo
del Dios de la vida y su amado santo.
Y fuisteis además, el hombre más sabio
y amoroso de vuestro tiempo, porque,
confiando en Nuestra Señora, vuestra
cerviz reclinasteis y sabiduría pedisteis,
y ella, os fue en el acto concedida, cuando
ella mismo os dijo: “Alberto, ¿por qué
en vez de huir del colegio, no me rezas
a Mí que soy “Trono de la Sabiduría?”.
Y, así, ya con ella, en vuestro corazón,
La compartisteis con el mundo todo
de vuestro tiempo, en blanco y negro
plasmando el saber todo de Dios, en
temas de Teología, Filosofía, Geografía,
Química, Astronomía y muchas otras más.
No en vano, llamado erais “El Magno”,
“el grande” y “Doctor Universal”, porque,
de todo sabíais, cuando erais consultado.
Y, así, un día, os llegó la hora de entregar
vuestra alma a Dios, para coronada ser
con corona de luz y de gloria, como
justo premio a vuestra entrega de amor;.
pues vuestra santa vida, llevar fue, a
todas las almas hacia Él, pues, es Él,
vida verdadera, fe, esperanza y caridad;
oh, San Alberto Magno; “amor de Dios”.
del Dios de la vida y su amado santo.
Y fuisteis además, el hombre más sabio
y amoroso de vuestro tiempo, porque,
confiando en Nuestra Señora, vuestra
cerviz reclinasteis y sabiduría pedisteis,
y ella, os fue en el acto concedida, cuando
ella mismo os dijo: “Alberto, ¿por qué
en vez de huir del colegio, no me rezas
a Mí que soy “Trono de la Sabiduría?”.
Y, así, ya con ella, en vuestro corazón,
La compartisteis con el mundo todo
de vuestro tiempo, en blanco y negro
plasmando el saber todo de Dios, en
temas de Teología, Filosofía, Geografía,
Química, Astronomía y muchas otras más.
No en vano, llamado erais “El Magno”,
“el grande” y “Doctor Universal”, porque,
de todo sabíais, cuando erais consultado.
Y, así, un día, os llegó la hora de entregar
vuestra alma a Dios, para coronada ser
con corona de luz y de gloria, como
justo premio a vuestra entrega de amor;.
pues vuestra santa vida, llevar fue, a
todas las almas hacia Él, pues, es Él,
vida verdadera, fe, esperanza y caridad;
oh, San Alberto Magno; “amor de Dios”.
© 2013 by Luis Ernesto Chacón
Delgado
_____________________________________
_____________________________________
15 de Noviembre
San Alberto Magno
Doctor de la Iglesia
Año 1280
San Alberto Magno
Doctor de la Iglesia
Año 1280
La Virgen Santísima nos
conceda como a su buen devoto San Alberto, el don de la sabiduría, para hacer
mucho bien. El primer paso para adquirir sabiduría es tener un gran deseo de
instruirse. (S. Biblia. Proverbios).
Alberto significa: “de buena
familia” (Al = familia. Bert = buena). Ya en su tiempo la gente lo llamaba
“El Magno”, el grande, el magnífico, por la sabiduría tan admirable
que había logrado conseguir. Lo llamaban también “El Doctor Universal”
porque sabía de todo: de ciencias religiosas, de ciencias naturales, de
filosofía, etc. Era geógrafo, astrónomo, físico, químico y teólogo. La gente
decía “Sabe todo lo que se puede saber” y le daba el título de “milagro
de la época”, “maravilla de conocimientos” y otros más. Tuvo el honor San
Alberto de haber sido el maestro del más grande sabio que ha tenido la Iglesia
Católica, Santo Tomás de Aquino, y esto le aumentó su celebridad. El descubrió
el genio que había en el joven Tomás.
Nació en Alemania en 1206. Era de
familia rica y de importancia en el gobierno y en la alta sociedad. Su padre
era Conde, o sea gobernador de la región. Estudió en la Universidad de Padua.
Allí se encontró con el más grande pescador de vocaciones, el beato Jordán de
Sajonia, sucesor de Santo Domingo, y aunque el papá de Alberto se oponía a que
su hijo se hiciera religioso, sin embargo la personalidad de Jordán fue tan
impresionante para él, que dejó todo su futuro de hacendado, político y hombre
de mundo, y entró de religioso con los Padres Dominicos.
Él mismo contaba que de joven le
costaban los estudios y por eso una noche dispuso huir del colegio donde
estudiaba. Pero al tratar de huir por una escalera colgada de una pared, en la
parte de arriba, le pareció ver a Nuestra Señora la Virgen María que le dijo: “Alberto,
¿por qué en vez de huir del colegio, no me rezas a Mí que soy ‘Trono de la
Sabiduría?”.
Si me tienes fe y confianza, yo
te daré una memoria prodigiosa. Y para que sepas que sí fui yo quien te la
concedí, cuando ya te vayas a morir, olvidarás todo lo que sabías”. Y así
sucedió. Y al final de su vida, un día en un sermón se le olvidó todo lo que
sabía, y dijo: “Es señal de que ya me voy a morir, porque así me lo anunció la
Virgen Santísima”. Y se retiró de sus labores y se dedicó a orar y a prepararse
para morir, y a los pocos meses murió.
En Colonia, en París y en varias
otras universidades fue profesor brillantísimo y de muchas naciones iban
estudiantes a escuchar sus clases. Él tuvo el mérito de haber separado la
teología de la filosofía, y de haber descubierto que el filósofo Aristóteles
tiene un gran parecido con las ideas cristianas (lo cual perfeccionará luego su
discípulo Santo Tomás).
Escribió 38 volúmenes, de todos
los temas. Teología, filosofía, geografía, química, astronomía, etc. Era una
verdadera enciclopedia viviente. Fue nombrado superior provincial de su
comunidad de Dominicos. Y el Sumo Pontífice lo nombró Arzobispo de Ratisbona,
pero a los dos años renunció a ese cargo para dedicarse a dar clases y
escribir, que eran sus oficios preferidos.
Habiendo sido de familia muy rica
y de alta posición social, recorrió Alemania predicando, y viajando de limosna
y hospedándose donde le dieran posada como a un limosnero. Era una buena
práctica para aumentar la virtud de la humildad.
El 15 de noviembre de 1280,
mientras charlaba tranquilamente con unos religiosos de su comunidad, quedó
muerto plácidamente. Tenía 74 años. Dejaba fama de haber sido más sabio que
todos los sabios de su tiempo. Todas las enseñanzas tenían por fin llevar el
alma hacia Dios que es amor.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario