07 enero, 2014

San Raimundo de Peñafort

 
Oh, San Raimundo de Peñafort, vos, sois
 el hijo del Dios de la vida y su amado
 santo, que, recibisteis de Él, “la eficacia
 de la palabra”, con la que, a propios
 y extraños conquistasteis, cuando os oían
 hablar en favor de la doctrina de Nuestro
 Señor Jesucristo. Con vuestra pluma,
 constancia dejasteis de cómo, los antiguos
 respondían respecto de la fe, en vuestros
 libros “Summa” y en los “Decretales”,
 para saber qué ordenaron y qué prohibieron
 los Pontífices y los concilios del tiempo
 antiguo. Con San Pedro Nolasco, la Orden
 de los “Mercedarios”, fundasteis, al rescate
 dedicada de los secuestrados cristianos,
 de manos de los musulmanes ¿Qué premio
 del Creador recibisteis, padre del “Buen
 Consejo”?: ¡Corona de luz! que brilla
 imperecedera, por vuestro fecundo amor;
 oh, San Raimundo de Peñafort, “fe y luz”.
 


© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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 7 de Enero
 San Raimundo de Peñafort
 

Raimundo significa “Buen consejo”. Nació en Peñafort, cerca de Barcelona, España, en 1175. A los 20 años ya era profesor de filosofía en un colegio de Barcelona, y a los 30 años era profesor en la famosa Universidad de Bolonia (Italia), donde se había doctorado.

En 1222 entró en la Comunidad de Padres Dominicos cuando apenas hacía ocho meses que había muerto San Domingo de Guzmán, el fundador de esa Comunidad.

Pidió a sus superiores que le pusieran oficios duros y humillantes para hacer penitencia de sus pecados, especialmente de su orgullo. Pero los superiores le pusieron por oficio y tarea el dedicarse a coleccionar las respuestas que los sabios antiguos de la Iglesia daban a ciertas preguntas difíciles de los fieles, lo cual llamó “Casos de conciencia” y compuso entonces su famoso libro llamado “Summa” o resumen de respuestas difíciles en la confesión.

Raimundo obtuvo de Dios la “eficacia de la palabra”, o sea que su predicación lograra conmover a los oyentes y convertirlos. Y así recorrió ciudades y campos de Aragón, Castilla y Cataluña y los que lo acompañaban decían que parecía casi imposible que un predicador lograra tantas transformaciones con sus sermones.

Junto con San Pedro Nolasco, Raimundo fundó la Comunidad de los Padres Mercedarios, dedicada a rescatar a los cristianos secuestrados por los mahometanos o turcos.

En 1230 el Papa Gregorio IX llamó a Raimundo a Roma y entre otros cargos que le dio, lo nombró su confesor. Una de las penitencias que éste santo le puso al Sumo Pontífice fue que atendiera siempre muy bien las peticiones que le hicieran los pobres.

El Papa le encomendó que recogiera y publicara todos los decretos que habían dado los Pontífices y los Concilios. Después de tres años de trabajo publicó su famosísimo libro titulado “Decretales”, el cual han tenido que consultar después por varios siglos todos los que quieren saber que ordenaron o qué prohibieron los Pontífices y Concilios de la antigüedad.

El Pontífice lo nombró obispo, pero poco después el santo obtuvo que el Papa le aceptara la renuncia. Los religiosos de su Comunidad lo eligieron Superior General, pero a los dos años renunció. Se consideraba apto para predicar y escribir, pero no para mandar.

Los últimos 33 años de su vida los dedicó a convertir cristianos pecadores y a obtener que muchos musulmanes se pasaran al cristianismo. En una carta a su superior en 1256 le informa que ya ha logrado que 10,000 mahometanos se vuelvan cristianos.

Este santo murió cuando estaba por cumplir los 100 años, en 1275. Dos reyes asistieron a su entierro y en su sepulcro se obraron maravillosos milagros.


(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Raimundo_de_Peñafort.htm)

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