Oh, San Quirino de Tivoli, vos, sois el hijo
del Dios de la vida y su amado santo. Y, fuisteis
vos, el que, primero, el martirio recibisteis
de los demás “quirinos”, así llamados como vos.
Diocleciano, cruel emperador, ordenó que todos
vieran, que sacrificios hicierais a los dioses
paganos. Y, vos, con valor os negasteis a esta
propuesta, y marchasteis feliz a las mazmorras.
Y, allí, ni los barrotes, impidieron que dejaseis
de predicar sobre Cristo. Y, el milagro se produjo,
cuando de pronto, Marcelo, el guardián, la Cruz
de Cristo, abrazó. Y el enemigo enterado, cesó
jamás de intentar haceros cambiar de actitud,
pero vos, más firme que nunca, rechazasteis
aquella infeliz propuesta y os mantuvisteis,
a vuestra fe, fiel. Y así, vencisteis, tanto que
el idólatra Diocleciano, de rabia lleno, y viendo
vuestra valentía, ordenó que os arrojaran al río,
atándoos una piedra al cuello, mientras que vos,
orabais al Dios de la vida a voz viva. Más tarde,
recogieron vuestro cuerpo los cristianos y os dieron
sepultura digna. En el siglo V, os llevaron a Roma
para colocaros en un mausoleo. Sí, en verdad os
quitaron la vida, pero, al hacerlo, os dieron
vida eterna, porque, hoy, corona de luz, lucís,
como premio a vuestra increíble entrega de amor y fe;
oh, San Quirino de Tívoli, “mártir de la fe y la luz”.
del Dios de la vida y su amado santo. Y, fuisteis
vos, el que, primero, el martirio recibisteis
de los demás “quirinos”, así llamados como vos.
Diocleciano, cruel emperador, ordenó que todos
vieran, que sacrificios hicierais a los dioses
paganos. Y, vos, con valor os negasteis a esta
propuesta, y marchasteis feliz a las mazmorras.
Y, allí, ni los barrotes, impidieron que dejaseis
de predicar sobre Cristo. Y, el milagro se produjo,
cuando de pronto, Marcelo, el guardián, la Cruz
de Cristo, abrazó. Y el enemigo enterado, cesó
jamás de intentar haceros cambiar de actitud,
pero vos, más firme que nunca, rechazasteis
aquella infeliz propuesta y os mantuvisteis,
a vuestra fe, fiel. Y así, vencisteis, tanto que
el idólatra Diocleciano, de rabia lleno, y viendo
vuestra valentía, ordenó que os arrojaran al río,
atándoos una piedra al cuello, mientras que vos,
orabais al Dios de la vida a voz viva. Más tarde,
recogieron vuestro cuerpo los cristianos y os dieron
sepultura digna. En el siglo V, os llevaron a Roma
para colocaros en un mausoleo. Sí, en verdad os
quitaron la vida, pero, al hacerlo, os dieron
vida eterna, porque, hoy, corona de luz, lucís,
como premio a vuestra increíble entrega de amor y fe;
oh, San Quirino de Tívoli, “mártir de la fe y la luz”.
© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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4 de Junio
San Quirino de Tivoli
Mártir
San Quirino de Tivoli
Mártir
Etimológicamente significa “del dios Qurinal”. Viene de la lengua latina.
Fue uno de los cinco mártires con este nombre en los primeros siglos. Todos sabemos ya los duros golpes que les infligían a los cristianos por el sólo hecho de confesarse como tales. Los emperadores pensaban que era una afrenta contra el imperio y sus muchos dioses protectores.
El Quirino de hoy fue el primero que recibió el martirio. Su cuerpo lo enterraron en las catacumbas de san Ponciano, una vez que lo sacaron del río Tíber, en donde lo habían arrojado.
Pero según César Baronio, está en la iglesia de san Lorenzo de Tivoli. Pero hay otro santo con el mismo nombre que se celebra también en este día. Este homonimo fue obispo en Siscia (Croacia).
Siguiendo con la historia de Quirino de Tivoli, cuando Diocleciano hacía de las suyas contra los creyentes. Lo mandó prender para que, delante de todo el mundo, hiciera sacrificios a los dioses, tal y como prescribía el edicto imperial; con la fuerza interior que Dios da a sus amigos, rechazó tal oferta. Entonces lo metieron en la cárcel. Incluso en ella no dejaba de predicar y enseñar la vida de Jesús. De este modo, pudo convertir al guardián Marcelo.
Al cabo de los tres días, otro juez le hizo recapacitar en su decisión. Y se mantuvo fiel en su fe.
Cansado y al mismo tiempo admirado de su valentía, dictaminó que lo echaran al río Sava con una piedra atada al cuello.
Los cristianos recogieron su cuerpo y le dieron sepultura. Ya en el siglo V se lo llevaron a Roma y lo colocaron en un mausoleo, detrás de la basílica de san Sebastián en la Via Apia.
Su nombre se hizo muy popular entre los romanos para designar a los Sabinos y los Quirites
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