06 agosto, 2014

La Transfiguración del Señor

 
 
 
¡Oh!, Divino Cristo Transfigurado, Vos,
sois, el Amadísimo Hijo del Dios Padre, y que,
vuestra Pasión y Muerte mostrasteis, antes
de que ellas sucedieran. De testigos a Pedro,
Santiago y Juan, quienes os Vieron en toda
vuestra gloria, pues, mientras orabais,
Vuestro cuerpo, se transfiguró y vuestros
vestidos más blancos que la nieve, y vuestro
rostro, resplandeciente más que el sol. Y,
en medio se aparecieron Moisés, por la Ley;
y Elías, por los profetas; que se alegraron,
porque sois Vos, el enviado del Dios eterno,
para, al mundo salvar y, del pecado librarlo.
Emocionado Pedro, os dijo: “Señor, que os
parece, si hacemos aquí tres campamentos,
uno para Vos, otro para Moisés y otro para Elías”.
Y, en seguida, los envolvió una nube, y se oyó,
la Voz de Vuestro Padre, que decía: “Este
es mi Hijo muy amado, escuchadle”. Su voz,
se ha oído, se oye, y se seguirá oyendo en medio
de la negación de Dios y del bullicio material
de este mundo, hasta el fin de los tiempos
transfigurando los corazones de quienes,
escuchan su Voz y ponen en práctica su mensaje;
¡oh!, Divino Cristo, Transfigurado, “Dios vivo”.
 
© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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6 de Agosto
La Transfiguración del Señor
 
Señor Jesús: transfigúranos también a nosotros en nuevas creaturas, totalmente agradables al Padre Dios.
 
Narra el santo Evangelio (Lc. 9, Mc. 6, Mt. 10) que unas semanas antes de su Pasión y Muerte, subió Jesús a un monte a orar, llevando consigo a sus tres discípulos predilectos, Pedro, Santiago y Juan. Y mientras oraba, su cuerpo se transfiguró. Sus vestidos se volvieron más blancos que la nieve,y su rostro más resplandeciente que el sol. Y se aparecieron Moisés y Elías y hablaban con El acerca de lo que le iba a suceder próximamente en Jerusalén.
 
Pedro, muy emocionado exclamó: -Señor, si te parece, hacemos aquí tres campamentos, uno para Ti, otro para Moisés y otro para Elías. Pero en seguida los envolvió una nube y se oyó una voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo muy amado, escuchadlo”.
 
El Señor llevó consigo a los tres apóstoles que más le demostraban su amor y su fidelidad. Pedro que era el que más trabajaba por Jesús; Juan, el que tenía el alma más pura y más sin pecado; Santiago, el más atrevido y arriesgado en declararse amigo del Señor, y que sería el primer apóstol en derramar su sangre por nuestra religión. Jesús no invitó a todos los apóstoles, por no llevar a Judas, que no se merecía esta visión. Los que viven en pecado no reciben muchos favores que Dios concede a los que le permanecen fieles.
 
Eso sigue sucediendo a las personas que rezan con fervor. La oración les transfigura y embellece el alma y les vuelve mucho más agradables a Dios. Dos personas muy famosas del Antiguo Testamento; Moisés en nombre de la Ley, y Elías en nombre de los profetas, venían a respaldar y felicitar a Jesucristo y a proclamar que El es el enviado de Dios para salvar al mundo.
 
Es un elogio hermosísimo hecho por el Padre Dios, acerca de Jesucristo. Es su Hijo Unico. Es amadísimo por Dios, y es preferido por El a todos los demás seres que existen. Verdaderamente merece nuestro amor este Redentor tan amado por su Padre que es Dios.
 

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