Oh, San Félix de Nola, vos, sois el hijo del Dios
de la vida, y su amado santo y que, con amor os
obrazasteis a la cruz de Cristo, para su soldado
ser. Y, grande debió ser vuestra obra, para que,
a vos os rindieran homenajes otros santos. Y, así,
encadenaron vuestro cuerpo, pero, vuestro espíritu
libre, fue siempre para la obra y la oración. Y,
mientras Máximo, vuestro Obispo en las montañas
refugiado estaba, hambre, frío, dolor y tristeza
padecía, y, vos, caridad y lealtad le demostrasteis,
socorriéndole, sorteando graves peligros y riesgos,
de la persecución de vuestro tiempo. Tamaña fue
vuestra humildad, que os negasteis a reemplazar
a Máximo y, preferisteis quedaros como Presbítero
y continuar evangelizando a vuestra grey. Y, así,
entregasteis vuestra alma al Padre, luego de haberla
gastado en buena lid, para corona de eterna de luz
recibir, como premio a vuestra entrega de amor;
oh, San Félix de Nola, “siervo feliz del Señor”.
de la vida, y su amado santo y que, con amor os
obrazasteis a la cruz de Cristo, para su soldado
ser. Y, grande debió ser vuestra obra, para que,
a vos os rindieran homenajes otros santos. Y, así,
encadenaron vuestro cuerpo, pero, vuestro espíritu
libre, fue siempre para la obra y la oración. Y,
mientras Máximo, vuestro Obispo en las montañas
refugiado estaba, hambre, frío, dolor y tristeza
padecía, y, vos, caridad y lealtad le demostrasteis,
socorriéndole, sorteando graves peligros y riesgos,
de la persecución de vuestro tiempo. Tamaña fue
vuestra humildad, que os negasteis a reemplazar
a Máximo y, preferisteis quedaros como Presbítero
y continuar evangelizando a vuestra grey. Y, así,
entregasteis vuestra alma al Padre, luego de haberla
gastado en buena lid, para corona de eterna de luz
recibir, como premio a vuestra entrega de amor;
oh, San Félix de Nola, “siervo feliz del Señor”.
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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14 de enero
San Felix de Nola
Mártir
San Felix de Nola
Mártir
Señor Dios, Rey Omnipotente: tú que le permitiste a tu mártir San
Félix conseguir favores tan maravillosos para sí y para sus devotos,
haz que nuestra fe sea también tan grande que consigamos maravillosas
intervenciones tuyas en favor nuestro y en favor de los que necesitan la
ayuda de nuestra oración. Amen.
Nola es una pequeña y antiquísima ciudad, situada a unos 20
kilómetros de Nápoles. Allí vio la luz san Félix, cuyo nombre significa
“feliz”, en el siglo III. Su padre Hermias era sirio, de profesión
militar. Nuestro santo, en cambio, prefirió ser soldado de Cristo.
Poco sabemos de su infancia y juventud. Padeció las terribles
persecuciones desatadas por Decio y por Valeriano. Por estas
circunstancias carecemos de actas que hubieran podido proporcionar
noticias precisas. Los rasgos más exactos que conocemos a través de san
Paulino, poeta y obispo de Nola, quien escribió su biografía a fines del
siglo IV y lo tuvo como santo protector. También escribieron sobre él
Beda, san Agustín y Gregorio Turonense. El papa san Dámaso le dedicó un
poema.
Para destruir la Iglesia, el emperador Decio ordenó prender y
procesar principalmente a los obispos, presbíteros y diáconos. Gobernaba
entonces la grey de Nola el obispo Máximo, cargado de años, quien se
refugió en las montañas de los Apeninos. Félix, que era presbítero, se
quedó en la ciudad para vigilar y proteger a los fieles.
No duró mucho tiempo la seguridad de Félix, pues Nola era una pequeña
ciudad donde todos se conocían y él no disimuló su condición de
cristiano. Arrestado y conducido a la cárcel, lo ataron con cadenas, y
así permaneció durante meses. Por su parte, en las montañas, el obispo
Máximo padecía hambre, frío, tristeza y dolor.
Félix fue un ejemplo de devoción al obispo. Socorrió a Máximo
corriendo gravísimos riesgos y compartió con él la dura experiencia de
la persecución.
Habiendo escapado de la furia desatada por Decio, Félix se vio
nuevamente amenazado, junto con toda su comunidad, por las disposiciones
que contra los cristianos dictó el emperador Valeriano, entre los años
256 y 257.
Al morir Máximo quisieron forzar a Félix a ocupar la silla episcopal,
pero él rehusó tal dignidad, prefiriendo continuar como presbítero su
misión evangelizadora. Murió el 14 de enero, se cree que del año 260.
Fue enterrado en Nola y su sepulcro se convirtió en lugar de
peregrinación. En Roma le fue consagrada una basílica.
Los campesinos de su tierra invocan a san Félix de Nola como
protector de los ganados. San Gregorio de Tours ha escrito sobre los
numerosos milagros operados junto a su tumba.
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