¡Oh!, Amadas Iglesias del Dios Eterno
¡Oh, “Iglesia triunfante”
Que, en el cielo estáis!
¡Oh, “Iglesia sufriente”!
Que, en el purgatorio estáis!
¡Oh, “Iglesia militante”!
Que en esta tierra estáis!
¿Cuánto amor por el hombre Dios mío?
!Todo!
!En la vida!
!En la muerte!
!En el cielo eterno!
¡Desde siempre y por siempre!
¡Oh, “Iglesia triunfante”!
¡Oh, “Iglesia sufriente”!
¡Oh, “Iglesia militante”!
Recordad hermanos míos
Como San Agustín decía:
“Una flor sobre su tumba se marchita,
una lágrima sobre su recuerdo se evapora.
Una oración por su alma, la recibe Dios”;
!Oh!, Amadas Iglesias del Dios Eterno.
¡Oh, “Iglesia triunfante”
Que, en el cielo estáis!
¡Oh, “Iglesia sufriente”!
Que, en el purgatorio estáis!
¡Oh, “Iglesia militante”!
Que en esta tierra estáis!
¿Cuánto amor por el hombre Dios mío?
!Todo!
!En la vida!
!En la muerte!
!En el cielo eterno!
¡Desde siempre y por siempre!
¡Oh, “Iglesia triunfante”!
¡Oh, “Iglesia sufriente”!
¡Oh, “Iglesia militante”!
Recordad hermanos míos
Como San Agustín decía:
“Una flor sobre su tumba se marchita,
una lágrima sobre su recuerdo se evapora.
Una oración por su alma, la recibe Dios”;
!Oh!, Amadas Iglesias del Dios Eterno.
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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2 de Noviembre
Los Fieles Difuntos
Los Fieles Difuntos
Una flor sobre su tumba se marchita, una lágrima sobre su recuerdo se
evapora. Una oración por su alma, la recibe Dios. -San Agustín
“Cada uno se presentará ante el tribunal de Dios para darle cuenta de lo que ha hecho, de lo bueno y de lo malo.” – Santa Biblia
La Iglesia
Se llama Iglesia a la asociación de los que creen en Jesucristo. La Iglesia se divide en tres grupos:
Iglesia triunfante: los que ya se salvaron y están en el cielo (los que festejamos ayer).
Iglesia sufriente: los que están en el purgatorio purificándose de sus pecados, de las manchas que afean su alma.
Iglesia militante: los que estamos en la tierra luchando por hacer el bien y evitar el mal.
El Catecismo de la Iglesia Católica, publicado por el Papa Juan Pablo
II en 1992, es un texto de máxima autoridad para todos los católicos
del mundo y dice cinco cosas acerca del Purgatorio:
1ª. Los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente
purificados, sufren después de su muerte una purificación, para obtener
la completa hermosura de su alma (1030).
2ª. La Iglesia llama Purgatorio a esa purificación, y ha hablado de
ella en el Concilio de Florencia y en el Concilio de Trento. La Iglesia
para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella
frase de San Pablo que dice: “La obra de cada uno quedará al
descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha
hecho se probarán en el fuego”. (1Cor. 3, 14).
3ª. La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El
libro 2º. de los Macabeos en la S. Biblia dice: “Mandó Juan Macabeo
ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus
pecados” (2Mac. 12, 46).
4ª. La Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de
orar por los difuntos (Cuenta San Agustín que su madre Santa Mónica lo
único que les pidió al morir fue esto: “No se olviden de ofrecer
oraciones por mi alma”).
5ª. San Gregorio Magno afirma: “Si Jesucristo dijo que hay faltas que
no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay
faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a
los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento
de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su
eterno descanso”.
De San Gregorio se narran dos hechos interesantes:
El primero, que él ofreció 30 misas por el alma de un difunto, y
después el muerto se le apareció en sueños a darle las gracias porque
por esas misas había logrado salir del purgatorio.
Y el segundo, que un día estando celebrando la Misa, elevó San
Gregorio la Santa Hostia y se quedó con ella en lo alto por mucho
tiempo. Sus ayudantes le preguntaron después por qué se había quedado
tanto tiempo con la hostia elevada en sus manos, y les respondió: “Es
que vi que mientras ofrecía la Santa Hostia a Dios, descansaban las
benditas almas del purgatorio”. Desde tiempos de San Gregorio (año 600)
se ha popularizado mucho en la Iglesia Católica la costumbre de ofrecer
misas por el descanso de las benditas almas.
La respuesta de San Agustín
A este gran Santo le preguntó uno: “¿Cuánto rezarán por mí cuando yo
me haya muerto?”, y él le respondió: “Eso depende de cuánto rezas tú por
los difuntos. Porque el evangelio dice que la medida que cada uno
emplea para dar a los demás, esa medida se empleará para darle a él”.
¿Vamos a rezar más por los difuntos? ¿Vamos a ofrecer por ellos
misas, comuniones, ayudas a los pobres y otras buenas obras? Los muertos
nunca jamás vienen a espantar a nadie, pero sí rezan y obtienen favores
a favor de los que rezan por ellos.
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