¡Oh!, San Vito de Lucania, vos, sois el hijo del Dios
de la vida y su amado santo, que siendo aún adolescente
os convertisteis en mártir, siendo hijo de un senador
romano, y, que, de niño, por fervorosos cristianos
criado fuisteis: Santa Crescencia y San Modesto, quienes
os instruyeron en la fe y os bautizaron en Cristo jesús.
Vos, intestasteis convertir al hijo del gobernador sin
éxito. Y, cuando vuestro padre descubrió vuestra
devoción, fiel al romano imperio os entregó a las
autoridades y os expulsó de vuestra familia. El juez
ordenó que azotado fuerais, pero, a él, y a los verdugos
se les paralizaron los brazos ¡Milagro Divino! Y, que,
sólo sanaron con vuestros rezos. Santa Crescencia y
San Modesto, que os habían enseñado la fe de Cristo,
fueron librados de varios suplicios, como el día en que,
un león que debería devorarlos, terminó lamiéndoles
los pies. Y, cuando escaparon, un ángel os proporcionó
un barco, para viajar hasta Lucania. Vos, y vuestros
tutores, llevados finalmente ante Diocleciano fueron,
ante el cual os negasteis a rendir culto a los dioses
paganos. Pero, unos ángeles se aparecieron, les retiraron
las cadenas y condujeron sus cuerpos hasta un río, donde
más tarde los encontró una anciana viuda cristiana.
Otto de Bamberg obispo, al evangelizar a los pomeranos,
que, culto redían al gallo, les presentó un relicario
de plata con reliquias de vos, el cual coronado estaba
con un gallo. Los pomeranos relacionaron al gallo con
vos, y su deidad, y así, en masa accedieron a ser bautizados.
¡oh! San Vito de Lucania, “vivo, espíritu del Dios vivo”.
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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15 de junio
San Vito de Lucania
Adolescente Mártir
SAN VITO DE LUCANIA (fines del s.III-304) nació en Mazzara, la actual
Mazara del Vallo, en Sicilia, Italia, en la época de las persecuciones
dictadas por el emperador romano Diocleciano.
Según la leyenda, San Vito fue hijo de un senador romano, pagano. De
niño fue criado por los instructores contratados por su familia, sin
saber que eran fervientes cristianos: Santa Crescencia y San Modesto,
quienes instruyeron al pequeño Vito en la fe y lo bautizaron sin tener
el consentimiento de su familia.
San Vito habría intentado convertir sin éxito al hijo del gobernador.
Cuando su padre descubrió su devoción, fiel a las normas romanas lo
entregó a las autoridades y lo expulsó de su familia. El juez habría
ordenado que fuera azotado, pero al juez y a los verdugos se les
paralizarían los brazos, y sólo sanarían con los rezos de San Vito.
La leyenda continúa con varios sucesos en los que San Vito y sus
preceptores, Santa Crescencia y San Modesto, salen siempre bien librados
de los suplicios (por ejemplo un león que debería devorarlo termina
lamiéndole dócilmente los pies), o bien consiguen escapar, por ejemplo
en un barco que un ángel les proporciona para viajar hasta Lucania.
San Vito y sus santos tutores fueron llevados finalmente ante
Diocleciano, el emperador, ante el cual se niegan a rendir culto a los
dioses paganos. Los tres murieron en Lucania a causa de los tormentos
recibidos, aunque la misma leyenda cuenta que ángeles se aparecieron,
les retiraron las cadenas y condujeron sus cuerpos hasta un río, donde
más tarde los encontró una anciana viuda cristiana.
El culto de San Vito se extendió rápidamente por Europa,
especialmente en los países alemanes; de ello dan cuenta los 30
patronatos que se le adscriben.
Una tradición cuenta que el obispo Otto de Bamberg, al evangelizar a
los pomeranos, que rendían culto al gallo, les presentó un relicario de
plata con vestigios de San Vito, el cual estaba coronado con un gallo.
Los pomeranos relacionaron al gallo de San Vito con su deidad, y en el
acto accedieron a ser bautizados.
SAN VITO DE LUCANIA nos ofrece un ejemplo de la popularidad de que gozaron algunos santos mártires durante la Edad Media.
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