¡Oh!, San Eusebio de Vercelli, vos, sois el hijo del Dios
de la vida y su amado, y que, pese a se huérfano de padre
vuestra madre os llevó a vivir a Roma, donde Liberio Papa
os tomó bajo su protección, os educó y sacerdote ordenó.
De pronto, en la ciudad de Vercelli, murió el obispo, y
el pueblo y los sacerdotes os proclamaron como nuevo obispo,
por vuestra santidad y sabiduría. San Ambrosio dijo de vos,
que fuisteis el primero en Occidente en organizar a vuestros
sacerdotes en grupos para formarse mejor, ayudarse y animarse
a alcanzar la santidad. Instruías con amor y paciencia a
toda vuestra diócesis en todos los aspectos relacionados
a la religión y la fe. En aquellos tiempos el Arrianismo,
se extendía, sus falsías enseñando respecto de Cristo, que
para ellos no era Dios. Constancio emperador la apoyaba y
los obispos en Milán, se reunieron para el asunto discutir,
y vos, al daros cuenta de que el ejército del impío emperador
iba a obligaros a decir lo que él no aceptaba, vos, no
asististeis y tampoco aceptasteis que Jesucristo no sea Dios,
y por ello, os desterraron siendo llevado encadenado hasta
Palestina donde os encarcelaron. Los herejes os arrastraron
por las calles y os insultaron, pero vos proclamando seguíais
que Jesús, sí es Dios. En una carta relatáis los sufrimientos
que padecisteis por fiel permanecer a vuestra santa religión,
expresando vuestro deseo de morir por el Reino de Dios. Pero,
muerto Constancio, su sucesor la libertad decretó de Eusebio
y vos, volvisteis a vuestra amada diócesis de Vercelli. San
Jerónimo dice que la ciudad entera felicidad y alegría por
vuestra vuelta. El resto de vuestra vida lo empleasteis junto
a San Atanasio y a San Hilario en atacar y acabar la herejía
de los arrianos, y en propagar por todas partes a Cristo Jesús,
como Dios y Señor Nuestro. La Iglesia os considera mártir,
no porque haya muerto martirizado, sino porque en el tiempo
de vuestra prisión, soportasteis sufrimientos horrorosos, y
los sobrellevasteis gran valentía. Y, así, y luego de haber
gastado vuestra santa vida en buena lid, voló vuestra alma
al cielo, para coronada ser con corona de luz como justo
premio a vuestra entrega grande e increíble de amor y fe;
¡oh!, San Eusebio de Vercelli, “vivo defensor del Dios Vivo”.
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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2 de agosto
San Eusebio de Vercelli
Obispo Año 371
Eusebio significa “piadoso”. Nació en Cerdeña, Italia. Al morir su
padre, su madre lo llevó a vivir a Roma, donde el Papa Liberio lo tomó
bajo su protección, lo educó y lo ordenó de sacerdote. Poco después en
la ciudad de Vercelli, al norte de Italia, murió el obispo, y el pueblo y
los sacerdotes proclamaron a Eusebio como el nuevo obispo, por su
santidad y sus muchos conocimientos.
San Ambrosio dice que el obispo Eusebio de Vercelli fue el primero en
Occidente al cual se le ocurrió organizar a sus sacerdotes en grupos
para formarse mejor y ayudarse y animarse a la santidad. Para este santo
su más importante labor como obispo era tratar de que sus sacerdotes
llegaran a la santidad. Fue obispo de Vercelli por 28 años.
Una de sus grandes preocupaciones era instruir al pueblo en religión.
Y él mismo iba de parroquia en parroquia instruyendo a los feligreses.
En aquellos tiempos se estaba extendiendo una terrible herejía
llamada Arrianismo, que enseñaba que Cristo no era Dios. Los más grandes
santos de la época se opusieron a tan tremendo error, pero el jefe de
gobierno, llamado Constancio, la apoyaba. Hicieron entonces una reunión
de obispos en Milán, para discutir el asunto, pero Eusebio al darse
cuenta de que el ejercito del emperador iba a obligarlos a decir lo que
él no aceptaba, no quiso asistir. Constancio le ordenó que se hiciera
presente, y el santo le avisó que iría, pero que no aceptaría firmar
ningún error. Y así lo hizo. A pesar de que hereje emperador lo amenazó
con la muerte, él no quiso aceptar el que Jesucristo no sea Dios, por
esto fue desterrado.
Fue llevado encadenado hasta Palestina y encerrado en un cuartucho
miserable. Los herejes lo arrastraron por las calles y lo insultaron,
pero él seguía proclamando que Jesucristo sí es Dios. En una carta suya
cuenta los espantosos sufrimientos que tuvo que padecer por permanecer
fiel a su santa religión, y expresa su deseo de poder morir sufriendo
por el Reino de Dios.
Al morir Constancio, su sucesor decretó la libertad de Eusebio y éste
pudo volver a su amada diócesis de Vercelli. San Jerónimo dice que toda
la ciudad sintió enorme alegría por su llegada y que su vuelta fue como
el termino de un tiempo de luto y dolor.
El resto de su vida lo empleó junto con grandes santos como San
Atanasio y San Hilario en atacar y acabar la herejía de los arrianos, y
en propagar por todas partes la santa religión. Murió el 1 de agosto del
año 371.
La Iglesia lo considera mártir, no porque haya muerto martirizado,
sino porque en sus tiempos de prisión tuvo que soportar sufrimientos
horrorosos, y los supo sobrellevar con gran valentía.
El repetía: “Puedo equivocarme en muchas cosas, pero jamás quiero dejar de pertenecer a la verdadera religión”.
(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Eucebio_vercelli_8_2.htm)
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