02 octubre, 2016

Santos Ángeles de la Guarda





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¡Oh!, Santos Ángeles de la Guarda, vosotros, sois
los hijos espirituales de Dios y sus amados ángeles.
Significa vuestro nombre “mensajero”, y por vuestra
espiritual pureza, estáis cerca de Dios, para adorarlo,
y sus órdenes cumplir, para llevar sus mensajes a
los hombres. Decía Orígenes, el gran sabio que: “Los
cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios
un ángel para que nos guíe y proteja”. Y, ello, citado
está en el Salmo noventa: “A sus ángeles ha dado
órdenes Dios, para que te guarden en tus caminos”. Y,
con la frase de Jesús: “Cuidad de no escandalizar a
ninguno de estos pequeñuelos, porque sus ángeles están
siempre contemplando el rostro de mi Padre Celestial”.
Judit, libertadora de Betulia exclamaba: “El ángel del
Señor me acompañó en el viaje de ida, en mi estadía
allá, y en el viaje de venida”. Y, en el Nuevo Testamento
se confirma aquello de que cada uno tiene un ángel
custodio, cuando San Pedro, sacado es de la cárcel.
San Bernardo, hizo acerca del Ángel de la Guarda,
un hermoso y bello sermón, dejándonos vivas reflexiones.
Su presencia respetemos, portándonos como es debido;
agradezcámosle sus favores que son muchos más de
los que nos podemos imaginar, y en su ayuda confiemos,
que es poderosa y superior a la de los demonios que nos
atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan. San
Juan Bosco, dice que el día de la fiesta del Ángel
de la Guarda, recomendó a sus muchachos que en los
momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio y
así fue: Dos jóvenes obreros estaban en un andamio
alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla
y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo
oído y exclamó: “Ángel de mi guarda!”. Cayeron sin
sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron
muerto, y cuando levantaron al segundo, este recobró
el sentido y como si nada le hubiera pasado. “Cuando vi
que me venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y
sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me
bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más”. Por
ello, os invito a orar a vuestros ángeles así: “Ángel
del Señor, que por orden de su piadosa providencia sois
mi guardián, custodiadme de día y de noche, iluminad
mi entendimiento, dirigid mis afectos, gobernad mis
sentimientos e impulsos , para que jamás os ofenda Dios
mío. Amen y Amén”. ¡Gloria a los Ángeles Custodios!
¡Oh!, Ángeles de la Guardia: “viva fe del Dios Vivo”.


© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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2 de Octubre
Los Santos Ángeles de la Guarda



Angel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, hasta que me pongas en los brazos de Jesús, José y María.

En la S. Biblia la palabra Ángel significa “Mensajero”. Un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos. Ya en el siglo II el gran sabio Orígenes decía: “Los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja”.

Y se basa esta creencia en la frase del Salmo 90: “A sus ángeles ha dado órdenes Dios, para que te guarden en tus caminos”. Y en aquella otra frase tan famosa de Jesús: “Cuidad de no escandalizar a ninguno de estos pequeñuelos, porque sus ángeles están siempre contemplando el rostro de mi Padre Celestial”. Y Judit en la Biblia al ser recibida como libertadora de Betulia exclamaba: “El ángel del Señor me acompañó en el viaje de ida, en mi estadía allá , y en el viaje de venida”.

En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio, que cuando San Pedro al ser sacado de la cárcel llega a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, ellos creen al principio, que no es Pedro en persona y exclaman: “Será su ángel” (Hechos 12, 15).
Ya en el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Dice así: “Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custodiame en este día (o en esta noche) ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios Señor. Amen”.

En el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre. Consejos de un santo: San Bernardo en el año 1010 hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la Guarda, comentando estas tres frases: Respetemos su presencia (portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar). Y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan).

San Juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio y que en esa semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo oído y exclamó: “Ángel de mi guarda!”. Cayeron sin sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, este recobró el sentido y subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Preguntado luego exclamó: “Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más”. Así lo narra el santo.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Angeles_de_la_Guarda.htm)

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