¡Oh!, Santa Catalina de Suecia, vos, sois la hija del Dios de la vida y
su amada santa, y que, siendo de honorable alcurnia, os educaron
las monjas del monasterio de Riseberga. Contrajisteis nupcias más
tarde con el conde Egar, vuestro esposo, con quien os pusisteis
de acuerdo en vivir vuestro matrimonio en castidad perpetua.
Así, vosotros influisteis de manera muy positiva en los ambientes
nobles, plagados de costumbres frívolas y profanas. Brígida, vuestra
madre, por revelación fundó la “Orden del Santísimo Salvador”
que tenía y tiene, como fin alabar al Señor y a la Santísima Virgen
según la liturgia de la Iglesia, reparar por las ofensas que recibe
de los hombres, propagar la oración contemplativa de manera
especial, los de la Pasión, para la salvación de las almas. Así, os
encontramos en Roma y, cuando vos, os preparabais para volver a
casa, vuestra madre Brígida, os comunica otra revelación
sobrenatural de Dios: “ha muerto su yerno”. Y, vuestra santa vida
cambia de manera radical. Y, ante el dolor y la depresión anímica
vuestra, os abrazáis a vuestra Madre Divina: la Virgen, quien os
saca de tamaño dolor, mostrando así, a vuestra madre la firme
disposición interna de pasar toda penalidad y sufrimiento
por Jesucristo. Así, vosotras dos juntas emprenden un tiempo
de oración intensa, de mortificación y pobreza extrema; y
vuestros cuerpos no conocen más, sino, el suelo duro para dormir;
visitan iglesias y hacen caridad. Vos, rechazabais proposiciones
matrimoniales impertinentes y acosadoras. Peregrinan a
los santuarios y viajan a Tierra Santa para empaparse de amor a
Dios en los lugares santos donde padeció y murió el Redentor.
Cuando muere vuestra madre Brígida, vos, os dais sepultura
provisional en la Ciudad Eterna, en la iglesia de san Lorenzo, y
luego trasladáis su cuerpo hasta Suecia, en una continua
actividad misionera, revelando la misericordia de Dios, que espera
siempre la conversión de los hombres. Allí, cuenta las revelaciones y
predicciones que Dios le hizo a vuestra madre. En Söderkoping,
dejáis los restos de vuestra madre y allí, suceden conversiones y
milagros que siguen hasta depositar sus restos en el monasterio
de Vadstena, y donde os quedáis practicando la regla que vivisteis
durante veinticinco años, con vuestra amada madre. Luego, viajáis
a Roma, para lograr el proceso de canonización de la futura
“santa Brígida”, vuestra madre y la aprobación de la Orden del
Santísimo Salvador. Así, y luego de haber gastado vuestra santa
vida en buena lid, voló vuestra alma al cielo, para coronada ser
con corona de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor;
Se hablan de luces que rodean vuestro cuerpo inerte después
de vuestra muerte, de una estrella que pudo verse por un tiempo
señalando el lugar del reposo y de luminosidades que refulgían
junto a vuestro sarcófago. Por eso dicen que, que nunca mamasteis
la leche de la nodriza mundana, porque buscabais sí, el pecho
de vuestra madre santa y de otras mujeres honestas. Vos, que
librasteis a Roma, de inundación entrando tan solo vuestros pies
benditos en el Tiber y que liberasteis una a una posesa. ¡Aeluya!
¡Oh!, Santa Catalina de Suecia, “viva defensora de la virginidad”.
© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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su amada santa, y que, siendo de honorable alcurnia, os educaron
las monjas del monasterio de Riseberga. Contrajisteis nupcias más
tarde con el conde Egar, vuestro esposo, con quien os pusisteis
de acuerdo en vivir vuestro matrimonio en castidad perpetua.
Así, vosotros influisteis de manera muy positiva en los ambientes
nobles, plagados de costumbres frívolas y profanas. Brígida, vuestra
madre, por revelación fundó la “Orden del Santísimo Salvador”
que tenía y tiene, como fin alabar al Señor y a la Santísima Virgen
según la liturgia de la Iglesia, reparar por las ofensas que recibe
de los hombres, propagar la oración contemplativa de manera
especial, los de la Pasión, para la salvación de las almas. Así, os
encontramos en Roma y, cuando vos, os preparabais para volver a
casa, vuestra madre Brígida, os comunica otra revelación
sobrenatural de Dios: “ha muerto su yerno”. Y, vuestra santa vida
cambia de manera radical. Y, ante el dolor y la depresión anímica
vuestra, os abrazáis a vuestra Madre Divina: la Virgen, quien os
saca de tamaño dolor, mostrando así, a vuestra madre la firme
disposición interna de pasar toda penalidad y sufrimiento
por Jesucristo. Así, vosotras dos juntas emprenden un tiempo
de oración intensa, de mortificación y pobreza extrema; y
vuestros cuerpos no conocen más, sino, el suelo duro para dormir;
visitan iglesias y hacen caridad. Vos, rechazabais proposiciones
matrimoniales impertinentes y acosadoras. Peregrinan a
los santuarios y viajan a Tierra Santa para empaparse de amor a
Dios en los lugares santos donde padeció y murió el Redentor.
Cuando muere vuestra madre Brígida, vos, os dais sepultura
provisional en la Ciudad Eterna, en la iglesia de san Lorenzo, y
luego trasladáis su cuerpo hasta Suecia, en una continua
actividad misionera, revelando la misericordia de Dios, que espera
siempre la conversión de los hombres. Allí, cuenta las revelaciones y
predicciones que Dios le hizo a vuestra madre. En Söderkoping,
dejáis los restos de vuestra madre y allí, suceden conversiones y
milagros que siguen hasta depositar sus restos en el monasterio
de Vadstena, y donde os quedáis practicando la regla que vivisteis
durante veinticinco años, con vuestra amada madre. Luego, viajáis
a Roma, para lograr el proceso de canonización de la futura
“santa Brígida”, vuestra madre y la aprobación de la Orden del
Santísimo Salvador. Así, y luego de haber gastado vuestra santa
vida en buena lid, voló vuestra alma al cielo, para coronada ser
con corona de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor;
Se hablan de luces que rodean vuestro cuerpo inerte después
de vuestra muerte, de una estrella que pudo verse por un tiempo
señalando el lugar del reposo y de luminosidades que refulgían
junto a vuestro sarcófago. Por eso dicen que, que nunca mamasteis
la leche de la nodriza mundana, porque buscabais sí, el pecho
de vuestra madre santa y de otras mujeres honestas. Vos, que
librasteis a Roma, de inundación entrando tan solo vuestros pies
benditos en el Tiber y que liberasteis una a una posesa. ¡Aeluya!
¡Oh!, Santa Catalina de Suecia, “viva defensora de la virginidad”.
© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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24 de Marzo
Santa Catalina de Suecia
Virgen
Catalina de Suecia o de Vadstena nació alrededor del año 1331 del
matrimonio formado por el príncipe Ulf Gudmarsson y Brigitta
Birgesdotter; fue la cuarta de ocho hermanos. La educaron, como era
frecuente en la época, al calor del monasterio; en este caso lo hicieron
las monjas de Riseberga.
Contrajo matrimonio con el buen conde Egar Lyderson van Kyren con
quien acordó vivir su matrimonio en castidad; ambos influyeron muy
positivamente en los ambientes nobles plagados de costumbres frívolas y
profanas.
Brígida, su madre, ha tenido la revelación de fundar la Orden del
Santísimo Salvador que tenga como fin alabar al Señor y a la Santísima
Virgen según la liturgia de la Iglesia, reparar por las ofensas que
recibe de los hombres, propagar la oración contemplativa
-preferentemente de la Pasión- para la salvación de las almas.
Madre e hija se encuentran juntas en Roma. Cuando Catalina tiene
planes de regresar a su casa junto al esposo, Brígida comunica a su hija
otra revelación sobrenatural de Dios: ha muerto su yerno. Esto va a
determinar el rumbo de la vida de Catalina desde entonces. Ante el
lógico dolor y la depresión anímica que sufre, es sacada de la situación
por la Virgen. Es en estas circunstancias cuando muestra ante su madre
la firme disposición interna a pasar toda suerte de penalidades y
sufrimientos por Jesucristo. Las dos juntas y emprenden una época de
oración intensa, de mortificación y pobreza extrema; sus cuerpos no
conocen sino el suelo duro para dormir; visitan iglesias y hacen
caridad. La joven viuda rechaza proposiciones matrimoniales que surgen
frecuentes, llegando algunas hasta la impertinencia y el acoso.
Peregrinan a los santuarios famosos y organizan una visita a Tierra
Santa para empaparse de amor a Dios en los lugares donde padeció y murió
el Redentor.
En el año 1373 han regresado, muere en Roma Brígida y Catalina da
sepultura provisional en la Ciudad Eterna al cadáver de su madre en la
iglesia de san Lorenzo. El traslado del cuerpo en cortejo fúnebre hasta
Suecia es una continua actividad misionera por donde pasa. Catalina
habla de la misericordia de Dios que espera siempre la conversión de los
pecadores; va contando las revelaciones y predicciones que Dios hizo a
su santa madre.
Söderkoping es el lugar patrio que recibe la procesión en 1374 como
si fuera un acto triunfal. Se relatan conversiones y milagros que se
suceden hasta depositar los restos en el monasterio de Vadstena, donde
entra y se queda Catalina, practicando la regla que vivió durante
veinticinco años con su madre.
Un segundo viaje a Roma durará cinco años; tendrá como meta la puesta
en marcha del proceso de canonización de la futura santa Brígida y la
aprobación de la Orden del Santísimo Salvador. A su regreso a Vadstena,
muere el 24 de marzo de 1381.
También se habla de luces que rodean el cuerpo inerte después de su
muerte, de una estrella que pudo verse por un tiempo señalando el lugar
del reposo y de luminosidades que refulgían junto al sarcófago. No es
extraño que la leyenda haya querido dejar su huella intentando hacer que
los sentidos descubran la magnanimidad de su alma que sólo es
perceptible por lo externo. Por eso dijeron que nunca mamó la leche de
la nodriza mundana mientras buscaba el pecho de su madre santa y de
otras mujeres honestas. Igualmente contaron que libró a Roma de
inundación entrando sus pies en el Tiber y hablaron de la liberación de
una posesa.
De todos modos, los santos de ayer y de hoy, siempre han sido puntos
de inflexión de la gracia para el bien de todos los hombres.
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Hoy, también celebramos a Santa Elba.
(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)
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