¡Oh! San San Raimundo Zanfogni, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo, y a quien os llamaban “Palmerio”.
Vos, de joven peregrinasteis a Tierra Santa, para luego
trabajar de zapatero remendón, manteniendo secretamente
vuestro espíritu religioso y dando maravillosas catequesis.
Aunque contrajisteis matrimonio y llegasteis a tener seis
hijos, cinco cuales murieron pronto y, solo os quedó uno.
Vuestro amor por la peregrinación, os hizo recorrer
el famoso camino a Santiago de Compostela y a vuestro
regreso os dedicasteis a las obras de caridad y, con lo que
os daban y la colaboración de vuestros compañeros fundasteis
un hospicio, para acoger a los pobres y enfermos; peregrinos
y niños abandonados; mujeres sin recursos y marginales,
en amorosa y clara imitación de Cristo. Además, amante
de las buenas costumbres como erais, os preocupasteis
por fomentar la moralidad pública, la paz entre ciudades y
la buena convivencia entre todos los hombres de vuestro
tiempo. Y, así, un día, como todo en este mundo, voló
vuestra alma al cielo, para coronada ser con corona de luz
como justo premio a vuestra entrega de amor y fe. ¡Aleluya!
¡Oh! San San Raimundo, “vivo amor por el Dios de la Vida”.
de la Vida y su amado santo, y a quien os llamaban “Palmerio”.
Vos, de joven peregrinasteis a Tierra Santa, para luego
trabajar de zapatero remendón, manteniendo secretamente
vuestro espíritu religioso y dando maravillosas catequesis.
Aunque contrajisteis matrimonio y llegasteis a tener seis
hijos, cinco cuales murieron pronto y, solo os quedó uno.
Vuestro amor por la peregrinación, os hizo recorrer
el famoso camino a Santiago de Compostela y a vuestro
regreso os dedicasteis a las obras de caridad y, con lo que
os daban y la colaboración de vuestros compañeros fundasteis
un hospicio, para acoger a los pobres y enfermos; peregrinos
y niños abandonados; mujeres sin recursos y marginales,
en amorosa y clara imitación de Cristo. Además, amante
de las buenas costumbres como erais, os preocupasteis
por fomentar la moralidad pública, la paz entre ciudades y
la buena convivencia entre todos los hombres de vuestro
tiempo. Y, así, un día, como todo en este mundo, voló
vuestra alma al cielo, para coronada ser con corona de luz
como justo premio a vuestra entrega de amor y fe. ¡Aleluya!
¡Oh! San San Raimundo, “vivo amor por el Dios de la Vida”.
© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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27 de Julio
San Raimundo Zanfogni “Palmerio”
Nació en Piacenza (Italia) el año 1140. De joven peregrinó a Tierra
Santa y luego trabajó de zapatero remendón, manteniendo su espíritu
religioso y dando catequesis. Contrajo matrimonio y tuvo seis hijos,
cinco de los cuales murieron pronto. Peregrinó a Santiago de Compostela y
al regreso se dedicó a obras de caridad. Con las ayudas que le daban y
la colaboración de compañeros, fundó un hospicio en el que acogía a
pobres y enfermos, peregrinos y niños abandonados, mujeres sin recursos o
marginadas. Fomentó la moralidad pública, la paz entre ciudades y la
buena convivencia ciudadana. Murió el año 1200.
(http://www.franciscanos.org/agnofranciscano/m07/dia0727.html)
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