Día litúrgico: Domingo XXXI (B) del tiempo ordinario
Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Mc 12,28-34): En aquel tiempo, se
acercó a Jesús uno de los escribas y le preguntó: «¿Cuál es el primero
de todos los mandamientos?». Jesús le contestó: «El primero es:
‘Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al
Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu
mente y con todas tus fuerzas’. El segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como
a ti mismo’. No existe otro mandamiento mayor que éstos».
Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al
decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo
el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al
prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y
sacrificios». Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le
dijo: «No estás lejos del Reino de Dios». Y nadie más se atrevía ya a
hacerle preguntas.
________________________________«¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?»
Rev. D. Ramón CLAVERÍA Adiego (Embún, Huesca, España)
Hoy, está muy de moda hablar del amor a los hermanos, de justicia cristiana, etc. Pero apenas se habla del amor a Dios.
Por eso tenemos que fijarnos en esa respuesta que Jesús da al
letrado, quien, con la mejor intención del mundo le dice: «¿Cuál es el
primero de todos los mandamientos?» (Mc 12,29), lo cual no era de
extrañar, pues entre tantas leyes y normas, los judíos buscaban
establecer un principio que unificara todas las formulaciones de la
voluntad de Dios.
Jesús responde con una sencilla oración que, aún hoy, los judíos
recitan varias veces al día, y llevan escrita encima: «Escucha, Israel:
El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios,
con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus
fuerzas» (Mc 12,29-30). Es decir, Jesús nos recuerda que, en primer
lugar, hay que proclamar la primacía del amor a Dios como tarea
fundamental del hombre; y esto es lógico y justo, porque Dios nos ha
amado primero.
Sin embargo, Jesús no se contenta con recordarnos este mandamiento
primordial y básico, sino que añade también que hay que amar al prójimo
como a uno mismo. Y es que, como dice el Papa Benedicto XVI, «amor a
Dios y amor al prójimo son inseparables, son un único mandamiento. Pero
ambos viven del amor que viene de Dios, que nos ha amado primero».
Pero un aspecto que no se comenta es que Jesús nos manda que amemos
al prójimo como a uno mismo, ni más que a uno mismo, ni menos tampoco;
de lo que hemos de deducir, que nos manda también que nos amemos a
nosotros mismos, pues al fin y al cabo, somos igualmente obra de las
manos de Dios y criaturas suyas, amadas por Él.
Si tenemos, pues, como regla de vida el doble mandamiento del amor a
Dios y a los hermanos, Jesús nos dirá: «No estás lejos del Reino de
Dios» (Mc 12,34). Y si vivimos este ideal, haremos de la tierra un
ensayo general del cielo.
http://evangeli.net/evangelio/dia/2018-11-04
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