¡Oh!, Santa Casilda de Toledo, vos, sois la hija del Dios de la Vida,
virgen y su amada santa, que nacida en la religión musulmana
ayudasteis con misericordia a los cristianos detenidos en la cárcel
y después, ya cristiana, vivisteis como eremita. Almacrin, vuestro
padre sanguinario perseguidor de los cristianos, dicen unos y otros,
como apacible y bondadoso. Vos, estabais rodeada de una natural
clemencia y ternura, sintiendo piedad con los cautivos pobres y los
consolabais llevándoles comida en el hondón de vuestra falda, hasta
que un día os sorprendió vuestro padre en esta tarea misericordiosa,
preguntándoos por lo que llevabais, y vos contestasteis que “rosas”
y ¡rosas aparecieron al extender vuestra falda! Milagro del Dios Vivo.
Y, quizás, así, los mismos cautivos cristianos quienes, viendo vuestro
recto corazón, os hablaron de Cristo; correspondiendo así, a vuestras
múltiples atenciones, instruyéndoos así, en la fe cristiana. En Burgos
os bautizan y recuperasteis milagrosamente la salud y así, resolvisteis
pasar el resto de vuestros días, en la soledad, dedicada a la oración
y a la penitencia. Y, así, ya de edad avanzada, marchó vuestra alma
al cielo, para coronada ser de luz como premio a vuestro amor;
¡Oh!, Santa Casilda de Toledo, “viva luz de los pobres del Dios Vivo”.
© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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virgen y su amada santa, que nacida en la religión musulmana
ayudasteis con misericordia a los cristianos detenidos en la cárcel
y después, ya cristiana, vivisteis como eremita. Almacrin, vuestro
padre sanguinario perseguidor de los cristianos, dicen unos y otros,
como apacible y bondadoso. Vos, estabais rodeada de una natural
clemencia y ternura, sintiendo piedad con los cautivos pobres y los
consolabais llevándoles comida en el hondón de vuestra falda, hasta
que un día os sorprendió vuestro padre en esta tarea misericordiosa,
preguntándoos por lo que llevabais, y vos contestasteis que “rosas”
y ¡rosas aparecieron al extender vuestra falda! Milagro del Dios Vivo.
Y, quizás, así, los mismos cautivos cristianos quienes, viendo vuestro
recto corazón, os hablaron de Cristo; correspondiendo así, a vuestras
múltiples atenciones, instruyéndoos así, en la fe cristiana. En Burgos
os bautizan y recuperasteis milagrosamente la salud y así, resolvisteis
pasar el resto de vuestros días, en la soledad, dedicada a la oración
y a la penitencia. Y, así, ya de edad avanzada, marchó vuestra alma
al cielo, para coronada ser de luz como premio a vuestro amor;
¡Oh!, Santa Casilda de Toledo, “viva luz de los pobres del Dios Vivo”.
© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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9 de Abril
Santa Casilda de Toledo
Virgen Eremita
Por: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid
La virgen mora que vino de Toledo
Martirologio Romano: En el lugar llamado San Vicente,
cerca de Briviesca, en la región de Castilla, en España, santa Casilda,
virgen, que, nacida en la religión mahometana, ayudó con misericordia a
los cristianos detenidos en la cárcel y después, ya cristiana, vivió
como eremita († 1075).
Etimológicamente: Casilda = Aquella que canta con alegría, es de origen árabe.
Breve Biografía
Breve Biografía
En el cerro que domina el valle, en el santuario actual, descansan
desde el 1750 las reliquias de Santa Casilda, -“la virgen mora que vino
de Toledo”, muy venerada en Burgos, en la urna, obra de Diego de Siloé,
rematada por su propia imagen yacente. El lugar ha sido centro de
peregrinación durante siglos y no deja de frecuentarlo la piedad de
nuestros contemporáneos.
En torno a santa Casilda todo lo que encontramos es incierto, confuso
y contradictorio. Pero su figura tiene el encanto de la sencillez y el
sabor de lo heroico en el amor. Cautivó al pueblo cristiano medieval y
le animó a la fidelidad. Su propio nombre -casida en árabe significa
cantar- es como un verso con alas de canción.
Ni siquiera se conoce con exactitud el nombre de su padre, rey moro
de Toledo, al que se nombra como Almacrin o Almamún. Sobre su condición,
unos lo describen como un sanguinario perseguidor de los cristianos,
mientras que otros lo presentan como apacible y bondadoso.
La princesita mora tiene un natural abundante en clemencia y ternura.
Rodeada de todo tipo de comodidades y atenciones en la fastuosidad de
la corte, no soporta la aflicción de los desafortunados que están en las
mazmorras. Siente una especial piedad con los cautivos pobres y los
intenta consolar llevándoles viandas en el hondón de su falda. Un día,
cuando realizaba esta labor misericordiosa, fue sorprendida por su padre
que le preguntó por lo que transportaba, contestando ella que “rosas” y
¡rosas aparecieron al extender la falda!
Quizá fueron los mismos cautivos cristianos quienes, viendo lo recto
de su conducta, le hablaron de Cristo; posiblemente correspondieron a
sus múltiples delicadezas y dádivas de la mejor manera que podían,
instruyéndola en la fe cristiana.
Pero, aunque en su corazón era ya de Cristo, ¿cómo podría recibir
ella el Bautismo con los lazos tan fuertes del Islam que la rodeaban?
Comienza una grave dolencia. El flujo de sangre aumenta y la ciencia
médica de palacio es incapaz de curarla. El Cielo le revela que
encontrará remedio en las aguas milagrosas de San Vicente, allá por la
Castilla cristiana. Almamún prepara el viaje de su hija con comitiva
real. En Burgos recibe Casilda el Bautismo y marcha luego a los lagos de
San Vicente, junto al Buezo, cerca de Briviesca.
Recuperada la salud
según se le dijo, decide consagrar a Cristo la virginidad de su cuerpo
milagrosamente curado y resuelve pasar el resto de sus días en la
soledad, dedicada a la oración y a la penitencia.
Murió de muy avanzada edad, siendo sepultada en la misma ermita que
ella mandó construir. Pronto se convirtió en lugar de peregrinación.
Cuentan que los caminantes sintieron desde entonces su especial
protección y las mujeres la invocan contra el flujo de sangre, y hasta
dicen que basta que una mujer pruebe las aguas y eche una piedra al lago
para tener asegurada la descendencia.
Se juntan la historia, la imaginación del pueblo sencillo y la bruma
del misterio en torno a la santa. Resta aprender la lección del ejemplo.
El amor a Cristo hace posible el trueque del regalo propio de la corte
morisca por la aspereza de una vida austera y penitente.
(http://es.catholic.net/op/articulos/36286/casilda-de-toledo-santa.html#modal)
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