Texto del Evangelio (Lc 3,10-18): En
aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «Pues ¿qué debemos hacer?». Y
él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que
no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo». Vinieron también
publicanos a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?».
Él les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado». Preguntáronle
también unos soldados: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo:
«No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos
con vuestra soldada».
Como el pueblo
estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de
Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os
bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy
digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en
Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y
recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que
no se apaga». Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la
Buena Nueva.
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«Viene el que es más fuerte que yo» + Cardenal Jorge MEJÍA Archivista y Bibliotecario de la S.R.I. (Città del Vaticano, Vaticano)
Hoy la Palabra de Dios nos presenta, en pleno Adviento, al Santo
Precursor de Jesucristo: san Juan Bautista. Dios Padre dispuso preparar
la venida, es decir, el Adviento, de su Hijo en nuestra carne, nacido de
María Virgen, de muchos modos y de muchas maneras, como dice el
principio de la Carta a los Hebreos (1,1). Los patriarcas, los profetas y
los reyes prepararon la venida de Jesús.
Veamos sus dos
genealogías, en los Evangelios de Mateo y Lucas. Él es hijo de Abraham y
de David. Moisés, Isaías y Jeremías anunciaron su Adviento y
describieron los rasgos de su misterio. Pero san Juan Bautista, como
dice la liturgia (Prefacio de su fiesta), lo pudo indicar con el dedo, y
le cupo —¡misteriosamente!— hacer el Bautismo del Señor. Fue el último
testigo antes de la venida. Y lo fue con su vida, con su muerte y con su
palabra. Su nacimiento es también anunciado, como el de Jesús, y es
preparado, según el Evangelio de Lucas (caps. 1 y 2). Y su muerte de
mártir, víctima de la debilidad de un rey y del odio de una mujer
perversa, prepara también la de Jesús. Por eso, recibió él la
extraordinaria alabanza del mismo Jesús que leemos en los Evangelios de
Mateo y de Lucas (cf. Mt 11,11; Lc 7,28): «Entre los nacidos de mujer no
hay nadie mayor que Juan Bautista». Él, frente a esto, que no pudo
ignorar, es un modelo de humildad: «No soy digno de desatarle la correa
de sus sandalias» (Lc 3,16), nos dice hoy. Y, según san Juan (3,30):
«Conviene que Él crezca y yo disminuya».
Oigamos hoy su palabra,
que nos exhorta a compartir lo que tenemos y a respetar la justicia y la
dignidad de todos. Preparémonos así a recibir a Aquel que viene ahora
para salvarnos, y vendrá de nuevo a «juzgar a los vivos y a los
muertos».
Pensamientos para el Evangelio de hoy
- «Aprended del mismo Juan un ejemplo de humildad. No permitió que lo confundieran, se humilló a sí mismo. Comprendió dónde tenía su salvación; comprendió que no era más que una antorcha, y temió que el viento de la soberbia la pudiese apagar» (San Agustín)
- «En estos días, recemos. Pero no lo olvidéis: recemos pidiendo la alegría de la Navidad. Demos gracias a Dios por las muchas cosas que nos ha dado, primero de todo la fe. Ésta es una gracia grande» (Francisco)
- «Juan Bautista, ‘que precede al Señor con el espíritu y el poder de Elías’ (Lc 1,17), anuncia a Cristo como el que ‘bautizará en el Espíritu Santo y el fuego’ (Lc 3,16), Espíritu del cual Jesús dirá: ‘He venido a traer fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviese encendido!’ (Lc 12,49) (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 696)
- (https://evangeli.net/evangelio/dia/2021-12-12)
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