Domingo 6 (C) del tiempo ordinario
Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin.
No así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal.
Texto del Evangelio (Lc 6,17.20-26): En aquel
tiempo, Jesús bajó de la montaña y se detuvo con sus discípulos en un
paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran
muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región
costera de Tiro y Sidón. Y Él, alzando los ojos hacia sus discípulos,
decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.
Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados.
Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados
seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y
proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en
el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas.
»Pero
¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo.
¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre.
¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. ¡Ay
cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo
trataban sus padres a los falsos profetas».
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«Alegraos ese día y saltad de gozo» Rev. D. Enric RIBAS i Baciana (Barcelona, España)
Hoy volvemos a vivir las bienaventuranzas y las “malaventuranzas”:
«Bienaventurados vosotros…», si ahora sufrís en mi nombre; «Ay de
vosotros…», si ahora reís. La fidelidad a Cristo y a su Evangelio hace
que seamos rechazados, escarnecidos en los medios de comunicación,
odiados, como Cristo fue odiado y colgado en la cruz. Hay quien piensa
que eso es debido a la falta de fe de algunos, pero quizá —bien mirado—
es debido a la falta de razón. El mundo no quiere pensar ni ser libre;
vive inmerso en el anhelo de la riqueza, del consumo, del
adoctrinamiento libertario que se llena de palabras vanas, vacías donde
se oscurece el valor de la persona y se burla de la enseñanza de Cristo y
de la Iglesia, ya que —hoy por hoy— es el único pensamiento que
ciertamente va contra corriente. A pesar de todo, el Señor Jesús nos
infunde coraje: «Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien,
cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo,
por causa del Hijo del hombre (…). Vuestra recompensa será grande en el
cielo» (Lc 6, 22.23).
San Juan Pablo II, en la encíclica Fides et
Ratio, dijo: «La fe mueve a la razón a salir de su aislamiento y a
apostar, de buen grado, por aquello que es bello, bueno y verdadero». La
experiencia cristiana en sus santos nos muestra la verdad del Evangelio
y de estas palabras del Santo Padre. Ante un mundo que se complace en
el vicio y en el egoísmo como fuente de felicidad, Jesús muestra otro
camino: la felicidad del Reino del Dios, que el mundo no puede entender,
y que odia y rechaza. El cristiano, en medio de las tentaciones que le
ofrece la “vida fácil”, sabe que el camino es el del amor que Cristo nos
ha mostrado en la cruz, el camino de la fidelidad al Padre. Sabemos que
en medio de las dificultades no podemos desanimarnos. Si buscamos de
verdad al Señor, alegrémonos y saltemos de gozo (cf. Lc 6,23).
Pensamientos para el Evangelio de hoy
- «La Misericordia quiere que seas misericordioso, la Justicia desea que seas justo, pues el Creador quiere verse reflejado en su criatura, y Dios quiere ver reproducida su imagen en el espejo del corazón humano» (San León Magno)
- «El Sermón de la montaña está dirigido a todo el mundo, en el presente y en el futuro, y sólo se puede entender y vivir siguiendo a Jesús, caminando con Él» (Benedicto XVI)
- «La bienaventuranza prometida nos coloca ante opciones morales decisivas: nos invita a purificar nuestro corazón de sus malvados instintos y a buscar el amor de Dios por encima de todo (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.723)
(https://evangeli.net/evangelio/dia/2022-02-13)
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