Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia».
«Yo soy la puerta de las ovejas»
Hoy, en el Evangelio, Jesús usa
dos imágenes referidas a sí mismo: Él es el pastor. Y Él es la puerta.
Jesús es el buen pastor que conoce a las ovejas. «Las llama una por una»
(Jn 10,3). Para Jesús, cada uno de nosotros no es un número; tiene con
cada uno un contacto personal. El Evangelio no es solamente una
doctrina: es la adhesión personal de Jesús con nosotros.
Y no sólo nos conoce personalmente, también nos ama personalmente.
“Conocer”, en el Evangelio de san Juan, no significa simplemente un acto
del entendimiento, sino un acto de adhesión a la persona conocida.
Jesús, pues, nos lleva a cada uno en su Corazón. Nosotros también lo
hemos de conocer así. Conocer a Jesús no implica solamente un acto de
fe, sino también de caridad, de amor. Comentando este texto, San
Gregorio Magno nos dice: «Mirad si sois, en verdad, sus ovejas, si le
conocéis. Si le conocéis, digo, no sólo por la fe, sino también por el
amor». Y el amor se demuestra con las obras.
Jesús es también la puerta. La única puerta. «Si uno entra por mí,
estará a salvo» (Jn 10,9). Y poco más adelante recalca: «Nadie va al
Padre sino por mí» (Jn 14,6). Hoy, un ecumenismo mal entendido hace que
algunos se piensen que Jesús es uno de tantos salvadores: Jesús, Buda,
Confucio…, Mahoma, ¡qué más da! ¡No! Quien se salve se salvará por
Jesucristo, aunque en esta vida no lo sepa. Quien lucha por hacer el
bien, lo sepa o no, va por Jesús. Nosotros, por el don de la fe, sí que
lo sabemos. Agradezcámoslo. Esforcémonos por atravesar esta puerta, que,
si bien es estrecha, Él nos la abre de par en par. Y demos testimonio
de que toda nuestra esperanza está puesta en Él.
Pensamientos para el Evangelio de hoy
«Entra por la puerta el que entra por Cristo, el que imita la pasión de Cristo, el que conoce la humildad de Cristo, que siendo Dios se ha hecho hombre por nosotros» (San Agustín)
«Jesucristo promete conducir las ovejas a los “pastos”, a las fuentes de la vida. Pero, ¿cuál es el alimento del hombre? Él vive de la verdad y de ser amado por la Verdad. Necesita a Dios, al Dios que se le acerca y le muestra el camino de la vida» (Benedicto XVI)
«La Iglesia, en efecto, es el redil cuya puerta única y necesaria es Cristo (Jn 10,1-10). Es también el rebaño cuyo pastor será el mismo Dios, como Él mismo anunció (cf. Is 40,11). Aunque son pastores humanos quienes gobiernan a las ovejas, sin embargo es Cristo mismo el que sin cesar las guía y alimenta; Él, el Buen Pastor y Cabeza de los pastores, que dio su v
ida por las ovejas» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 754)
( https://evangeli.net/evangelio/dia/2023-04-30)
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