!Oh¡, Santa Elena vos sois la hija del Dios de la Vida
y su amada santa, madre del emperador Constantino quien
detuvo la persecución a los cristianos y les concedió
la libertad de culto. A vos, se os atribuye el hallazgo
en Jerusalén de la Santa Cruz en la que Cristo murió.
A vos, también se os conoce como Santa Elena de la Cruz
o Helena de Constantinopla. Vuestros devotos esparcidos
sobre la faz de la tierra, recurren a vos, cuando algo
o alguien se ha extraviado, para que con vuestra ayuda
lo perdido sea encontrado. Constancio Cloro vuestro esposo
prefirió el servilismo hacia Maximiano y que os repudiara
a vos, para casarse con su hija. Y, así lo hizo llevado
por la ambición y os abandonó por cerca de catorce años.
Pero, vos conocisteis a Dios, en medio de la soledad,
y os convertisteis al cristianismo. A la muerte de vuestro
esposo Constancio Cloro, Constantino vuestro hijo fue
proclamado emperador por el ejército romano. Antes de la
batalla de Saxa Rubra, vuestro hijo, Constantino tuvo
un sueño en el que Cristo os mostraba la cruz y le decía:
“Con este signo vencerás”. Y, Constantino ordenó que una
Cruz encabezara a sus huestes durante el combate y ganó
increíblemente. Tras el triunfo, Constantino decretó la
libre profesión de la religión católica, y, habiendo él
mismo abrazado esa fe, se propuso hacerla crecer en todo
el imperio. Constantino que os amaba entrañable os nombró
"Emperatriz", ordenando acuñar monedas con vuestro rostro,
y os dió pleno poder para que emplearais el dinero del
imperio en obras de caridad. Y, así, comprometida con la
causa cristiana, viajasteis a Jerusalén con la finalidad
de recuperar los vestigios dejado por Jesús de Nazaret.
Y, así, por vuestra devoción a Dios de la Vida y del Amor,
os propusisteis hallar la Santa Cruz de nuestro Señor.
Hechas las excavaciones en el monte Calvario, se encontró
el santo madero. Mas tarde, vos, mandasteis traer a Roma
la “Escalera Santa” desde el palacio de Poncio Pilato,
la misma que Cristo subió el Viernes Santo hacia el lugar
de su juzgamiento y sobre la cual derramó su preciosa sangre.
Hoy, aquella "Scala", está ubicada frente a la Basílica
de San Juan de Letrán en la Ciudad Eterna, donde miles y
miles de peregrinos la veneran y la suben de rodillas en
señal de sentida devoción. San Ambrosio de Milán, decía de
vos, que, a pesar de ser la madre del emperador, vestíais
con sencillez, os mezclabais con los pobres y utilizabais
las riquezas de vuestro hijo para ayudarlos. Vos, hicisteis
construir tres templos en Tierra Santa: uno en el monte
Calvario, otro en el monte de los Olivos y el tercero en
Belén. Vos, sois considerada patrona de las hermandades
de la Vera Cruz y os claman vuestra intercesión cuando
un objeto se encuentra extraviado. Así de extraordinaria fue
vuestra vida y obra, santa madre de Constantino emperador;
!Oh¡, Santa Elena de la Cruz, "Viva sierva del Dios Vivo".
y su amada santa, madre del emperador Constantino quien
detuvo la persecución a los cristianos y les concedió
la libertad de culto. A vos, se os atribuye el hallazgo
en Jerusalén de la Santa Cruz en la que Cristo murió.
A vos, también se os conoce como Santa Elena de la Cruz
o Helena de Constantinopla. Vuestros devotos esparcidos
sobre la faz de la tierra, recurren a vos, cuando algo
o alguien se ha extraviado, para que con vuestra ayuda
lo perdido sea encontrado. Constancio Cloro vuestro esposo
prefirió el servilismo hacia Maximiano y que os repudiara
a vos, para casarse con su hija. Y, así lo hizo llevado
por la ambición y os abandonó por cerca de catorce años.
Pero, vos conocisteis a Dios, en medio de la soledad,
y os convertisteis al cristianismo. A la muerte de vuestro
esposo Constancio Cloro, Constantino vuestro hijo fue
proclamado emperador por el ejército romano. Antes de la
batalla de Saxa Rubra, vuestro hijo, Constantino tuvo
un sueño en el que Cristo os mostraba la cruz y le decía:
“Con este signo vencerás”. Y, Constantino ordenó que una
Cruz encabezara a sus huestes durante el combate y ganó
increíblemente. Tras el triunfo, Constantino decretó la
libre profesión de la religión católica, y, habiendo él
mismo abrazado esa fe, se propuso hacerla crecer en todo
el imperio. Constantino que os amaba entrañable os nombró
"Emperatriz", ordenando acuñar monedas con vuestro rostro,
y os dió pleno poder para que emplearais el dinero del
imperio en obras de caridad. Y, así, comprometida con la
causa cristiana, viajasteis a Jerusalén con la finalidad
de recuperar los vestigios dejado por Jesús de Nazaret.
Y, así, por vuestra devoción a Dios de la Vida y del Amor,
os propusisteis hallar la Santa Cruz de nuestro Señor.
Hechas las excavaciones en el monte Calvario, se encontró
el santo madero. Mas tarde, vos, mandasteis traer a Roma
la “Escalera Santa” desde el palacio de Poncio Pilato,
la misma que Cristo subió el Viernes Santo hacia el lugar
de su juzgamiento y sobre la cual derramó su preciosa sangre.
Hoy, aquella "Scala", está ubicada frente a la Basílica
de San Juan de Letrán en la Ciudad Eterna, donde miles y
miles de peregrinos la veneran y la suben de rodillas en
señal de sentida devoción. San Ambrosio de Milán, decía de
vos, que, a pesar de ser la madre del emperador, vestíais
con sencillez, os mezclabais con los pobres y utilizabais
las riquezas de vuestro hijo para ayudarlos. Vos, hicisteis
construir tres templos en Tierra Santa: uno en el monte
Calvario, otro en el monte de los Olivos y el tercero en
Belén. Vos, sois considerada patrona de las hermandades
de la Vera Cruz y os claman vuestra intercesión cuando
un objeto se encuentra extraviado. Así de extraordinaria fue
vuestra vida y obra, santa madre de Constantino emperador;
!Oh¡, Santa Elena de la Cruz, "Viva sierva del Dios Vivo".
© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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18 de agosto
Santa Elena
Reina
Año 330
Santa Elena
Reina
Año 330
Santa
Elena (Helena), emperatriz romana, fue la madre de Constantino I, el
emperador que detuvo la persecución a los cristianos y les concedió la
libertad de culto dentro de las fronteras del imperio. A Santa Elena se
le atribuye el hallazgo, en Jerusalén, de la Santa Cruz en la que Cristo
murió.
Santa Elena también es conocida como ‘Helena de Constantinopla’ o ‘Santa Elena de la Cruz’. A ella recurren los fieles cristianos cuando algo o alguien se ha extraviado, para que con su ayuda lo perdido sea encontrado.
Rechazada por su esposo, encontró al Dios verdadero
Elena nació alrededor del año 246, en Bitinia, antigua provincia del Imperio Romano ubicada al noroeste de Asia Menor, al suroeste del mar Negro (actual Turquía). Aunque su origen fue humilde -se dice que fue hija de un sirviente-, estuvo casada con Constancio Cloro, quien se convertiría en emperador con el nombre de Constancio I. Ambos fueron los padres de Constantino I el Grande.
En tiempos del emperador Maximiano, Constancio Cloro ya era reconocido como un militar destacado. Cuando el emperador se percató de su capacidad, lo invitó a ser su colaborador más cercano, pero con una condición: que repudiara a su esposa, Elena, y se casara con su hija. Dejándose llevar por la ambición, Constancio repudió a Elena.
La santa sufriría, como consecuencia, un humillante abandono durante 14 años. Sin embargo, en medio de la soledad, conoció a Dios y se convirtió al cristianismo, muy probablemente por influencia de su hijo, futuro emperador, quien abrazó el cristianismo antes que ella.
El ascenso de Constantino
A la muerte de Constancio Cloro, Constantino fue proclamado emperador por el ejército romano.
Estando en el campamento militar del puente Milvio en Roma, antes de la batalla de Saxa Rubra (año 313), Constantino tuvo un sueño en el que Cristo le mostraba la cruz y le decía: “Con este signo vencerás”. A la mañana siguiente, el emperador ordenó que una cruz encabezara la formación de sus huestes. Así se hizo durante el combate y Constantino consiguió la victoria.
Tras aquel triunfo, Constantino decretó la libre profesión del cristianismo -la religión católica-, y, habiendo él mismo abrazado esa fe, se propuso contribuir a hacerla crecer en todo el imperio.
Buscó y halló: la Cruz
Constantino amaba y respetaba inmensamente a su madre, Elena, y la nombró “Augusta” (emperatriz). Mandó acuñar monedas con su rostro, y le dio plenos poderes para que empleara el dinero del imperio en las obras de caridad que ella quisiera.
Elena, comprometida con la causa cristiana, decidió emprender un viaje a Jerusalén con el propósito de recuperar todo vestigio dejado por Jesús de Nazaret. Es así que, movida por la devoción al Dios que muere por amor a los hombres, se propuso encontrar la Santa Cruz de nuestro Señor. Para tal empresa llevó consigo un numeroso grupo de obreros quienes realizaron excavaciones en el monte Calvario, donde de acuerdo a la tradición fue encontrado el madero santo.
Scala sancta
Posteriormente, en el año 326, Santa Elena mandó traer a Roma la “Escalera Santa” (Scala sancta) desde el palacio de Poncio Pilato en Jerusalén. La Escalera Santa fue transportada posteriormente en su integridad.
De acuerdo a la tradición, Cristo subió por aquella escalera el Viernes Santo hacia el lugar donde sería juzgado; y sobre ella derramó su sangre. Hoy, la escalera está ubicada frente a la Basílica de San Juan de Letrán en la Ciudad Eterna.
En 1723, la “Scala” fue recubierta con madera de nogal como una forma de preservarla del desgaste. Como es natural, miles y miles de peregrinos se acercan al lugar en el que está ubicada hoy con la intención de venerarla. A través de los siglos ha quedado establecida la costumbre de subir por ella de rodillas como signo de sentida devoción.
Una mujer humilde y de gran voluntad
San Ambrosio de Milán, en el siglo IV, se refería a Santa Elena resaltando que, a pesar de ser la madre del emperador, vestía con sencillez, se mezclaba con los pobres y utilizaba las riquezas que su hijo le daba para ayudarlos.
Santa Elena hizo construir tres templos en Tierra Santa: uno en el monte Calvario, otro en el monte de los Olivos y el tercero en Belén.
Ella es considerada patrona de las sociedades o hermandades de la Vera Cruz y se pide su intercesión cuando un objeto importante se encuentra extraviado.
Santa Elena de la Cruz murió alrededor del año 330 de nuestra era.
(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-celebramos-a-santa-elena-que-rescato-la-santa-cruz-de-cristo-54111)
Santa Elena también es conocida como ‘Helena de Constantinopla’ o ‘Santa Elena de la Cruz’. A ella recurren los fieles cristianos cuando algo o alguien se ha extraviado, para que con su ayuda lo perdido sea encontrado.
Rechazada por su esposo, encontró al Dios verdadero
Elena nació alrededor del año 246, en Bitinia, antigua provincia del Imperio Romano ubicada al noroeste de Asia Menor, al suroeste del mar Negro (actual Turquía). Aunque su origen fue humilde -se dice que fue hija de un sirviente-, estuvo casada con Constancio Cloro, quien se convertiría en emperador con el nombre de Constancio I. Ambos fueron los padres de Constantino I el Grande.
En tiempos del emperador Maximiano, Constancio Cloro ya era reconocido como un militar destacado. Cuando el emperador se percató de su capacidad, lo invitó a ser su colaborador más cercano, pero con una condición: que repudiara a su esposa, Elena, y se casara con su hija. Dejándose llevar por la ambición, Constancio repudió a Elena.
La santa sufriría, como consecuencia, un humillante abandono durante 14 años. Sin embargo, en medio de la soledad, conoció a Dios y se convirtió al cristianismo, muy probablemente por influencia de su hijo, futuro emperador, quien abrazó el cristianismo antes que ella.
El ascenso de Constantino
A la muerte de Constancio Cloro, Constantino fue proclamado emperador por el ejército romano.
Estando en el campamento militar del puente Milvio en Roma, antes de la batalla de Saxa Rubra (año 313), Constantino tuvo un sueño en el que Cristo le mostraba la cruz y le decía: “Con este signo vencerás”. A la mañana siguiente, el emperador ordenó que una cruz encabezara la formación de sus huestes. Así se hizo durante el combate y Constantino consiguió la victoria.
Tras aquel triunfo, Constantino decretó la libre profesión del cristianismo -la religión católica-, y, habiendo él mismo abrazado esa fe, se propuso contribuir a hacerla crecer en todo el imperio.
Buscó y halló: la Cruz
Constantino amaba y respetaba inmensamente a su madre, Elena, y la nombró “Augusta” (emperatriz). Mandó acuñar monedas con su rostro, y le dio plenos poderes para que empleara el dinero del imperio en las obras de caridad que ella quisiera.
Elena, comprometida con la causa cristiana, decidió emprender un viaje a Jerusalén con el propósito de recuperar todo vestigio dejado por Jesús de Nazaret. Es así que, movida por la devoción al Dios que muere por amor a los hombres, se propuso encontrar la Santa Cruz de nuestro Señor. Para tal empresa llevó consigo un numeroso grupo de obreros quienes realizaron excavaciones en el monte Calvario, donde de acuerdo a la tradición fue encontrado el madero santo.
Scala sancta
Posteriormente, en el año 326, Santa Elena mandó traer a Roma la “Escalera Santa” (Scala sancta) desde el palacio de Poncio Pilato en Jerusalén. La Escalera Santa fue transportada posteriormente en su integridad.
De acuerdo a la tradición, Cristo subió por aquella escalera el Viernes Santo hacia el lugar donde sería juzgado; y sobre ella derramó su sangre. Hoy, la escalera está ubicada frente a la Basílica de San Juan de Letrán en la Ciudad Eterna.
En 1723, la “Scala” fue recubierta con madera de nogal como una forma de preservarla del desgaste. Como es natural, miles y miles de peregrinos se acercan al lugar en el que está ubicada hoy con la intención de venerarla. A través de los siglos ha quedado establecida la costumbre de subir por ella de rodillas como signo de sentida devoción.
Una mujer humilde y de gran voluntad
San Ambrosio de Milán, en el siglo IV, se refería a Santa Elena resaltando que, a pesar de ser la madre del emperador, vestía con sencillez, se mezclaba con los pobres y utilizaba las riquezas que su hijo le daba para ayudarlos.
Santa Elena hizo construir tres templos en Tierra Santa: uno en el monte Calvario, otro en el monte de los Olivos y el tercero en Belén.
Ella es considerada patrona de las sociedades o hermandades de la Vera Cruz y se pide su intercesión cuando un objeto importante se encuentra extraviado.
Santa Elena de la Cruz murió alrededor del año 330 de nuestra era.
(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-celebramos-a-santa-elena-que-rescato-la-santa-cruz-de-cristo-54111)
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