¡Oh! gloria de mayo 13, Vos, Santa Madre
de Nuestro Redentor aparecisteis a los
tres pastorcitos, pidiendo conversión
y arrepentimiento y cambio en nuestras
vidas. El Rosario Santo, rezando todos
los días en nuestras vidas, hasta el
final natural de ellas. Lucía, Francisco
y Jacinta, videntes de vuestra gloria,
hoy están junto a Vos, gozando de vuestra
presencia, porque supieron afrontar
las blasfemias, herejías y mentiras
para extinguir de la vida del hombre
vuestra santa presencia, que con más
fuerza, tomó cuerpo en todo el orbe
de la tierra, diciéndole a todos de
una vez por todas: arrepentíos y creed
en el evangelio y tornad vuestros ojos
hacia Cristo: camino, verdad y vida;
¡oh! Santa María de Fátima, "Verbum Dei".
© by Luis Ernesto Chacón Delgado
______________________________________
13 DE MAYO
Cada
13 de mayo la Iglesia celebra a Nuestra Señora de Fátima, una de las
advocaciones marianas más extendidas y queridas en el mundo católico.
Fue un 13 de mayo, pero de 1917, cuando la Madre de Dios se apareció por
primera vez a tres humildes pastorcitos en Cova de Iría, Fátima
(Portugal).
Un portento frente a nuestros ojos
“No tengáis
miedo. No os haré daño”, dijo la Virgen María a Lucía, Jacinta y
Francisco, los tres niños portugueses que, impactados por su presencia
maravillosa, se llenaron de comprensible temor. Aquellos pequeños -como
probablemente cualquiera en esta tierra- habían sido sobrepasados por lo
que veían sus ojos, aquella “señora vestida de blanco, más brillante
que el sol”.
Tras
el impacto inicial, nuestra dulce Madre les reveló de dónde venía:
había bajado del Cielo para ayudar a restituir el lazo que hay entre
Dios y los hombres. A continuación pediría a los tres que volvieran a
aquel mismo lugar el día 13 de cada mes, a la misma hora, por seis meses
seguidos. Después preguntó:
“¿Queréis
ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quisiera
enviaros como reparación de los pecados con que Él es ofendido y de
súplica por la conversión de los pecadores?".
Los
pequeños respondieron que sí, por lo que la Virgen, con franqueza y
ternura, les advirtió que sufrirían mucho porque los pecados de los
hombres eran grandes. Sin embargo, también les consoló diciéndoles que
la gracia de Dios estaría siempre a su lado, dándoles fuerza. De
inmediato, la Señora abrió las manos y una fuerte luz cubrió a los
niños, quienes cayeron de rodillas y empezaron a rezar diciendo:
“Santísima Trinidad, yo te adoro. Dios mío, Dios mío, yo te amo en el
Santísimo Sacramento”.
Antes
de partir, la Virgen pediría: “Rezad el rosario todos los días para
alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”. Dicho esto se elevó
hasta que no pudieron verla más.
La
Madre portaba un mensaje de paz en días de horror para la humanidad: se
desarrollaba la Primera Guerra Mundial y el comunismo empezaba a
acechar al mundo como nunca antes.
En
los siguientes meses, los niños acudieron a las citas con la Señora,
tal y como ella había pedido. Lamentablemente, eso les valdría a los
pastorcitos convertirse en blanco de burlas, calumnias, e incluso
amenazas de cárcel -el mundo se resistía a creer y aceptar su
testimonio-. Es cierto que muchos corazones fueron tocados en ese
momento, pero también brotó mucha incomprensión.
Incontables gracias para el mundo
Meses
después de ocurridas las apariciones, Francisco y Jacinta Marto
-quienes eran hermanos- fallecieron víctimas de la enfermedad. Lucía
Santos les sobreviviría y se convertiría en monja de clausura.
Con
los años, la Iglesia reconocería el testimonio de los niños y la
veracidad de las apariciones milagrosas de la Madre de Dios, mientras
tanto la devoción a la Virgen de Fátima se iba expandiendo por el mundo
como ninguna otra advocación mariana anterior.
Algunas
décadas más tarde, el Papa San Juan Pablo II consagró Rusia -nación
esclavizada por el comunismo, ideología contraria a Dios y al ser
humano- al Inmaculado Corazón de María, en cumplimiento del pedido de la
Madre de Dios.
Finalmente,
el Papa Peregrino, en el año 2000, beatificaría a los videntes Jacinto y
Francisca, en una ceremonia que contó con la presencia de Sor Lucía, la
última sobreviviente de los tres videntes. La religiosa falleció sólo
unos años más tarde, en 2005.
Algunos pedidos que la Virgen de Fátima hizo a los pastorcitos
En
su Cuarta memoria, Sor Lucía Santos da cuenta de un pedido especial de
la Virgen, hecho en la aparición del 13 de julio de 1917:
“Sacrificaos
por los pecadores, y decid muchas veces, en especial cuando hagáis
algún sacrificio: Oh Jesús, es por vuestro amor, por la conversión de
los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el
Inmaculado Corazón de María”.
Luego
insistió: “Cuando recéis el rosario decid, al final de cada misterio:
Oh Jesús mío, perdonadnos, libradnos del fuego del infierno, llevad al
Cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra
misericordia”.
El
13 de mayo de 2017, el Papa Francisco viajó a la ciudad de Fátima con
motivo del primer centenario de las Apariciones. Ese día el Papa
canonizó a los pastorcitos Francisco y Jacinta Marto, quienes se
convirtieron en los santos no mártires más jóvenes de la Iglesia.
El
año pasado, 2022, se realizó una Peregrinación Internacional de
Aniversario, con ocasión del 5º aniversario de la canonización de los
hermanitos Marto.
¡Jacinta y Francisco, intercedan por la Iglesia!
¡Nuestra Señora de Fátima, ruega por nosotros!
(https://www.aciprensa.com/noticias/video-hoy-celebramos-a-la-virgen-de-fatima-55039)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario