¡Oh!, Nuestra Señora de Luján, María
Santísima, Madre de Nuestro Redentor;
Vos, sois Aquella inigualable mujer,
que, designada por el Dios de la vida,
en vuestro inmaculado seno llevasteis,
a Cristo Jesús, Señor y Dios Nuestro,
y que, bajo esta advocación, os brindasteis
con los brazos abiertos sobre todos
vuestros amados hijos que ayer y hoy,
con pasión os veneran sublime, como
Manuel, el negro; fiel siervo vuestro,
quien de Vos cuidó, más que a su propia
madre, y, a quien le permitisteis para
gloria de Dios, que obrase milagros,
con solo la cera de vuestro altar, que
untada sobre los afligidos y en peligro
de muerte, curaba el alma y el cuerpo.
Os, rogamos pues, Señora Nuestra
que roguéis por todos nosotros, que
también os amamos con fe y alegría y
fidelidad, para que el amor y la paz, sean
derramados en la tierra toda. ¡Oh! Dulce
Estrella de la Mañana y salud de los enfermos,
Patrona de Argentina, Uruguay y Paraguay;
¡Oh! Nuestra Señora de Luján, Santa Madre de Dios.
© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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08 de Mayo
Nuestra Señora de Luján
El Milagro de la Imagen
Corría
el mes de mayo de 1630 cuando la milagrosa imagen de la Virgen de Luján
llegó a la Argentina. Antonio Farías Sáa, era un hacendado radicado en
Sumampa (Santiago del Estero) que quería colocar en su estancia una
capilla para la Virgen. Este hombre le pidió a un amigo que vivía en
Brasil que le enviara una imagen que representara la Inmaculada
Concepción de María. El amigo le envió dos, la que le había encargado y
otra de la Virgen con el Niño Jesús. Cuando llegaron, fueron colocadas
en una carreta y partieron en una caravana rumbo a Sumampa.
La
caravana se detuvo a orillas del río Luján a 67 kilómetros de Buenos
Aires, en una hacienda, conocida como la estancia de Rosendo. Al llegar
el otro día los carreteros iban a proseguir con el viaje, pero la
carreta que llevaba la imagen no se movía, intentaron de todas las
formas posibles que caminara, bajaron la mercadería, colocaron más
bueyes, pero todo fue inútil, las dos imágenes estaban en el fondo de la
carreta en dos pequeños cajones.
Los
carreteros retiraron una imagen y no se movió, la subieron y bajaron la
otra, y la carreta marcho normalmente. En ese instante los hombres
comprendieron que estaba ocurriendo algo milagroso. Al ver que la Virgen
no quería marcharse se dirigieron a la casa más cercana, la de don
Rosendo.
La
familia se emocionó al ver la imagen y la colocaron el su casa, la
noticia corrió por toda la región, y se enteraron hasta en Buenos Aires.
Las personas empezaron a viajar al lugar, entonces don Rosendo
construyó una pequeña capilla, entre los pajonales de la pampa, en este
lugar permaneció la virgencita desde 1630 hasta 1674.
El Negro Manuel
Este
hombre dedicó toda su vida, desde que llegó a la Argentina, a cuidar a
la Virgen de Luján. Fue traído de Africa y vendido como esclavo en
Brasil. Llego al Río de la Plata a los 20 años de edad, en la
embarcación en donde venia la bendita imagen, presenció el milagro en la
estancia de don Rosendo. Se desconoce quien era su dueño, pero Manuel
permaneció en la estancia al cuidado de la imagen, consagrando su vida
al atención de la santísima Virgen.
La
tradición nos dice que Manuel, realizaba curas milagrosas con el sebo
de las velas de la capilla y relataba a los peregrinos los viajes de la
Santa Virgen, que salía de noche para dar consuelo a los afligidos.
Manuel guardaba de los viajes de la Señora los abrojos que se
desprendían del vestido de la Virgen. Con los años, don Rosendo falleció
y el lugar quedo casi abandonado, pero éste hombre fue siempre fiel y
continuó al servicio de la Virgen.
Doña Ana Mattos
Doña
Ana Mattos, viuda de Siqueyras era una señora que tenia gran cantidad
de tierras a orillas del río Luján, ella quería llevar la imagen a su
casa y realizarle una capilla, para ello en el año 1674, habló con el
Cura Juan de Oramas, administrador de los bienes de don Rosendo y la
colocó en su casa, pero la Santa Virgen desapareció y la encontraron en
su antigua ermita (capilla), doña Ana volvió a llevar la imagen a su
casa y por segunda vez regresó a la estancia de don Rosendo.
La
dama consultó entonces a las autoridades eclesiásticas y civiles,
quienes viajaron al lugar y examinaron lo sucedido, esta vez la Virgen
fue trasladada en una devota peregrinación y en compañía de Manuel.
Desde ese momento la imagen no retornó más a su antigua capilla.
Luego
de confirmar la veracidad de lo sucedido la Autoridad Eclesiástica,
autorizó oficialmente el culto público a la “Pura y Limpia Concepción
del Río Luján”. Doña Ana donó el terreno para la realización del nuevo
templo en el año 1677 lugar en donde actualmente se encuentra la hermosa
Basílica de Luján.
Don Pedro de Montalbo
El
clérigo don Pedro de Montalbo estaba muy enfermo y desahuciado, en 1684
viajó a Luján, casi moribundo fue llevado a la capilla. El Negro Manuel
le ungió el pecho con el sebo de la lámpara que ardía en el altar y le
dio de beber una infusión con abrojos de los que solía desprender del
vestido de la Virgen. Don Pedro sano milagrosamente y agradecido se
quedo como primer capellán.
El pueblo de Luján
El
lugar empezó a poblarse con los devotos de la Virgen. De esta forma el
paraje se convirtió en una aldea que se llamó Pueblo de Nuestra Sra. de
Luján, en 1755 se le otorgó el título de Villa.
La
devoción por la Virgen fue creciendo año tras año, así como los
milagros que ocurrían y el 23 de octubre de 1730, Luján era instituida
Parroquia. El cura párroco don José de Andújar deseaba ampliar el templo
y junto al Obispo Fray Juan de Arregui, iniciaron la construcción, pero
esta no llegó a buen termino porque después de grandes contratiempos
terminó por desplomarse.
Don Juan de Lezica y Torrezuri
Este
hombre nacido en Vizcaya, España, estaba muy enfermo y fue curado
milagrosamente por la Santísima Virgen de Luján. Don Juan, en
agradecimiento se entregó por completo a la creación del nuevo templo y a
fines de 1754 se inicio la construcción, en 1763 se terminó felizmente
la obra y los cabildantes de Luján eligieron y juraron a Nuestra Señora
por celestial Reina y Patrona.
El Padre Salvaire
Hacia
el año 1872, el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Federico Aneiros,
entregó la custodia del templo a los sacerdotes de la congregación de la
Misión, conocidos como Padres Lazaristas. En aquel entonces el teniente
Cura Jorge María Salvaire fue herido en un viaje por los indios y
estuvo al borde de la muerte, en ese momento realizó una promesa a la
Santísima Virgen y milagrosamente fue sanado.
La
promesa del Padre Salvaire fue, “Publicaré tus milagros…, engrandeceré
tu Iglesia” En cumplimiento de este voto, publicó en 1885 la “Historia
de Nuestra Sra. de Luján”.
En
1889 fue nombrado Cura Párroco de Luján y dedicó su vida y esfuerzos
para edificar la gran Basílica, con el apoyo de Monseñor Aneiros y la
colaboración de sus compañeros de Congregación, inició la construcción
de la actual Basílica Nacional.
Cuando
falleció en 1899, la obra continuo en las manos del Padre Dávani, quien
murió en 1922, para ese entonces el Santuario ya estaba terminado en su
estructura fundamental.
La Solemne Coronación de la Virgen de Luján
EL
Padre Salvaire, en 1886, presentó al Papa León XIII, la petición del
Episcopado y de los fieles del Río de la Plata para la coronación de la
Virgen, el Pontífice bendijo la corona y le otorgó Oficio y Misa propios
para su festividad, que quedó establecida en el sábado anterior al IV
domingo después de Pascua. La Coronación se realizó en mayo de 1887.
La Basílica de Luján
El
Santuario de Luján es de estilo gótico ojival del siglo XIII. Sus
dimensiones son: anchura en el crucero, 68,50 m.; longitud, 104 metros;
anchura de frente, 42 m.; altura en las dos torres mayores, 106 m. El 8
de diciembre de 1930, el Papa Pío XII, le otorgó oficialmente el título
de Basílica.
La Imagen de la Virgen de Luján
La
imagen es pequeña (38 centímetros), está modelada en arcilla cocida
(terracota), su rostro es ovalado, de color moreno. Los pies de la Santa
Imagen se apoyan sobre nubes, desde las cuales surge una media luna y
cuatro cabezas de querubines, con sus pequeñas alas desplegadas.
Esta cubierta con vestiduras: túnica blanca y manto azul-celeste. Tiene las manos juntas en el pecho.
El
Padre Salvaire hizo recubrir la Santa imagen con una coraza de plata
para impedir su deterioro. Antes de esta operación se sacaron moldes que
permitieron su reproducción auténtica.
En
1887, el Padre colocó la Imagen sobre una base de Bronce, le adosó la
rayera gótica con la inscripción: “Es la Virgen de Luján la primera
Fundadora de esta Villa” y una aureola de doce estrellas. Ornamentada en
esta forma, fue coronada con la corona Imperial bendecida por León
XIII.
El
3 de diciembre de 1871 se realizó la primera peregrinación general al
Santuario de Luján, desde entonces millones de personas concurren cada
año. Es uno de los centros de peregrinación más importantes de
Latinoamérica. Actualmente, la fiesta principal se celebra el 8 de mayo.
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