12 septiembre, 2024

El Santísimo Nombre de María

 

 Santísimo nombre de María: 5 razones para celebrarlo 

 

¡Oh!, Santa Madre del Redentor, “María”, es vuestro
Santísimo Nombre y, el Sanro Evangelio así, lo dice:
“Y el nombre de la Virgen era María”. Y, Vuestro nombre,
traído del cielo por el mismo Dios, tenía en secreto,
“misión sagrada”, y, regalado como nombre a la “Madre
del Dios Vivo”. Y, así, desde siempre y por todos los
siglos, se ha invocado Vuestro Santísimo Nombre con
amor, respeto y confianza. “¡María!”, el dulce y bello
de cuantos nombres que se han pronunciado en esta
tierra después de el de Jesús! San Bernardo, dice de
Vuestro Nombre así: “No apartéis vuestra mirada del
resplandor de esta estrella, si no queréis sucumbir
entre las olas del mundo. Cuando soplen vientos de
tentaciones y las tribulaciones os abatan, invocad a
María. Cuando las furiosas olas de soberbia, ambición
o envidia os amenacen tragaros, mirad a la estrella,
¡invocad a María! Si la ira, avaricia o impureza
quieren hundir la nave de vuestra alma, mirad a la
estrella, ¡llamad a María! Si, desesperado estáis por
la multitud de vuestros pecados y anegado por vuestras
miserias y empezáis a desconfiar de vuestra salvación,
¡pensad en María!. En los peligros y sufrimientos, en
vuestros trabajos y luchas, pensad en María, ¡invocad
a María¡ Que su nombre no se aleje de vuestro corazón
ni se separe de vuestros labios». Y, él mismo muy
amoroso, en su segunda homilía de la Anunciación dice:
“Siguiéndola a ella, no te desviarás. Rogándole, serás
fuerte. Mirándola, no te equivocarás. Agarrándote, no
caerás. Siendo ella protectora, no temerás. Capitana,
no te fatigarás. Siendo propicia, llegarás”. Por ello
y sólo para Vuestros nombres el de “Jesús y María”,
la liturgia una fiesta especial ha establecido, porque
vosotros sois “Redentor y Corredentora”. ¡Unidos a la
Iglesia y con ella, alegrémonos venerando felices el
nombre de María, para llegar a las alegrías del cielo!
¡Oh!, Santísimo Nombre de María, “Vivo Amor del Dios Vivo.

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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“María”

¡Que gozo y alegría!
el nombre de María
pronunciar siempre.

María, por nombre
sus padres, le pusieron.
Y, María, nombre
hebreo es, y en latín
es «Domina»; «Soberana«
o «Señora» significa.
Y, éso, es Ella, por
la autoridad misma
de su Hijo, soberano
y Señor del universo.
Alegres pues, llamemos
a María, Nuestra
Señora, como a Jesús
llamamos Nuestro Señor;
porque su nombre
pronunciado, afirmar
su poder es, implorar
su ayuda y bajo su
maternal protección,
siempre ponernos.

¡Que gozo y alegría!
el nombre de María
pronunciar siempre.

© 2012 luis Ernesto Chacón Delgado
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12 de Setiembre
El Santísimo Nombre de María

Por: Padre Tomás Morales, s. j.

MARÍA, EL NOMBRE DE LA VIRGEN

“Y el nombre de la Virgen era María”, nos dirá el Evangelio. En la Sagrada Escritura y en la liturgia el nombre tiene un sentido más profundo que el usual en el lenguaje de nuestros días. Es la expresión de la personalidad del que lo lleva, de la misión que Dios le encomienda al nacer, la razón de ser de su vida.

El nombre de la Madre de Dios no fue escogido al azar. Fue traído del cielo. Todos los siglos han invocado el nombre de María con el mayor respeto, confianza y amor… Si los nombres de personajes bíblicos juegan papel tan importante en el drama de nuestra redención y están llenos de sentido, ¡cuánto más el de María!… Madre del Salvador, tenía que ser el más simbólico y representativo de su tarea en mundo y eternidad. El más dulce y suave, y, al mismo tiempo, el más bello de cuantos nombres se han pronunciado en la tierra después del de Jesús. Sólo para los nombres de María y Jesús ha establecido la liturgia una fiesta especial en su calendario.

España se anticipó en solicitar y obtener de la Santa Sede la celebración de la fiesta del Dulce Nombre de María. Nuestros cruzados, después de ocho siglos de Reconquista, apenas descubierta América, pidieron su celebración en 1513. Cuenca fue la primera diócesis que la solemnizó.

La Virgen en sus distintas advocaciones, coronada de estrellas o atravesada de espadas dolorosas, resume en su culto los amores de la Península Ibérica. Creció bajo su manto, desde las montañas de Covadonga al iniciar la gran cruzada de Occidente, hasta terminarla invocando su nombre en aguas de Lepanto. La carabela de Colón descubriendo América, la prodigiosa de Magallanes dando la primera vuelta al mundo, bordarán también entre los pliegues de sus velas henchidas al viento, el dulce nombre de María, Reina y Auxilio de los cristianos.

Después de la derrota de Lepanto, los turcos se retiran hacia el interior de Persia. Cien años más tarde, con inesperado coraje, reaccionan y ponen sitio a Viena. Alborea límpido y radiante el sol del 12 de septiembre de 1663. El ejército cruzado ‑sólo unos miles de hombres‑ se consagra a María. El rey polaco Juan Sobieski ayuda la misa con brazos en cruz. Sus guerreros le imitan. Después de comulgar, tras breve oración, se levanta y exclama lleno de fe: ¡Marchemos bajo la poderosa protección de la Virgen Santa María!»

Se lanzan al ataque de los sitiadores. Una tormenta de granizo cae inesperada y violenta sobre el campamento turco. Antes de anochecer, el prodigio se ha realizado. La victoria sonríe a las fuerzas cristianas que se habían lanzado al combate invocando el nombre de María, vencedora en cien batallas. Inocencio XI extiende a toda la iglesia la festividad del dulce y santísimo nombre de María para conmemorar este triunfo de la Virgen.

«Y el nombre de la Virgen era María»… Preguntas: «¿quién eres?»> Con suavidad te responde: «Yo, como una viña, di aroma fragante. Mis flores y frutos son bellos y abundantes. Soy la madre del amor hermoso, del temor, de la santa esperanza. Tengo la gracia del camino y de la verdad. En mí está la esperanza de la vida» (cf. Si 24, 16‑21).

ESTRELLA, LUZ, DULZURA

María, Estrella del mar. En las tormentas de la vida, cuando la galerna ruge y encrespa olas, cuando la navecilla del alma está a punto de naufragar: Dios te salve, María, Estrella del mar.

María, Esperanza. Eso significa también su nombre arco iris de ilusión y anhelo que une el cielo con la tierra. «Feliz el que ama tu santo nombre ‑grita San Buenaventura , pues es fuente de gracia que refresca el alma sedienta y la hace fecunda en frutos de justicia».

Está llena de luz y transparencia. Sostiene en sus brazos a la luz del mundo (cf. Jn 8, 12). Irradia pureza. El nombre de María indica castidad, apunta Pedro Crisólogo. Azucenas y jazmines, nardos y lirios, embalsaman el ambiente con la fragancia de sus perfumes. Pero María, iluminada y pura, nos embriaga con el aroma de su virginidad incontaminada. Nos invita a todos: ,Venid a mí los que me amáis, saciaos de mis frutos. Mi recuerdo es más dulce que la. miel, mi heredad mejor que los panales» (Si 24, 19‑20).

María, mar amargo, simboliza asimismo su nombre. Asociada a la redención dolorosa de Cristo, su corazón es mar de amargura inundado de sufrimientos. Pide reparación y amor aún hoy, en Fátima y Lourdes. Dios te salve María, mar amargo de dolores. Angustia de madre, que ve con tristeza que sus hijos se condenan…

«María, nombre cargado de divinas dulzuras» (San Alfonso de Ligorio, ‑ 1 de agosto). «Puede el Altísimo fabricar un mundo mayor, extender un cielo más espacioso ‑exclama Conrado de Sajonia‑, pero una madre mejor y más excelente no puede hacerla»». Años antes, San Anselmo (‑‑ 21 de abril), prorrumpía lleno de admiración: «Nada hay igual a ti, de cuanto existe, o está sobre ti o debajo de ti. Sobre ti, sólo Dios. Debajo de ti, cuanto no es Dios>>.

«Dios te salve, María…» San Bernardo, entusiasmado al mirarla, siente su corazón arrebatarse en amor. Cantaba un día la Salve con sus monjes en un anochecer misterioso. Llenos de melancolía y esperanza, los cistercienses despiden el día rodeando a la Virgen. Al llegar a la petición final ‑‑‑después de este destierro, muéstranos a jesús, fruto bendito de tu vientre‑, Bernardo sigue solo balbuceando lleno de Júbilo, loco de amor: <«¡Oh clementísima, oh piadosísima, oh dulce Virgen María…!»

MIRA A LA ESTRELLA, INVOCA A MARÍA

“Estrella de los mares. Ave, Maris stella”, le canta la Iglesia. La estrella irradia luz sin corromperse. De María nace Jesús sin mancillar su pureza virginal. Ni el rayo de luz disminuye la claridad de la estrella, ni el Hijo de la Virgen marchita su integridad. María es la noble y brillante estrella que baña en su luz todo el orbe. Su resplandor ilumina la tierra. Enardece corazones, florecen virtudes, se amortiguan pasiones y se ahogan los vicios.

Es la estrella bella y hermosa reluciendo en las tinieblas del mundo y marcándonos la ruta del cielo.

San Bernardo nos dice en este día del Santísimo y Dulce Nombre de María: “No apartes tu mirada del resplandor de esta estrella, si no quieres sucumbir entre las olas del mundo. Cuando soplen vientos de tentaciones o te abatan tribulaciones, mira a la estrella, invoca a María. Cuando olas furiosas de soberbia, ambición o envidia amenacen tragarte, mira a la estrella, invoca a María. Si la ira, avaricia o impureza quieren hundir la nave de tu alma, mira a la estrella, llama a María. Si, desesperado por la multitud de tus pecados, anegado por tus miserias, empiezas a desconfiar de tu salvación, piensa en María. En los peligros, en los sufrimientos, en tus trabajos y luchas, piensa en María, invoca a María. Que su nombre no se aleje de tu corazón ni se separe de tus labios”.

«Dios te salve, María…» Es tu santo, el de todos tus hijos. Recibe nuestra felicitación emocionada, llena de confianza en el poder de tu nombre santísimo. Unámonos a la Iglesia y con ella alegrémonos venerando el nombre de María para merecer llegar a las eternas alegrías del cielo.

El Santísimo y Dulce Nombre de María será para nosotros emblema de victoria. Así ella va delante señalando luminosa el camino… Nos apropiamos las palabras de San Bernardo que continúan su segunda homilía de la Anunciación. “Siguiéndola a ella, no te desviarás. Rogándole, serás fuerte. Mirándola, no te equivocarás. Agarrándote, no caerás. Siendo ella protectora, no temerás. Capitana, no te fatigarás. Siendo propicia, llegarás”.

(http://www.mariologia.org/solemnidaddulcenombredemaria01.htm)

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