Oh, San Eliseo, vos, sois el hijo
del Dios de la vida y que, al
significado de vuestro nombre: “Dios
es mi salvación”, honor hicisteis,
heredando, de Elías, vuestro padre
espiritual, su “doble espíritu”.
Dios, os eligió de especial manera,
para que, lo siguierais a Él. Vos,
al “maestro superasteis”, por la
cantidad de vuestros milagros y,
porque vos, "maestro y padre" de
las gentes de vuestro tiempo, erais.
Vuestro mensaje, a través de los
tiempos todos resplandece, y se oye
vuestra voz, a todas las gentes
exhortando de la tierra, para “que
estemos dispuestos a dejarlo todo por
seguir la llamada. Que procuremos
encarnar el doble espíritu: oración
y apostolado. Que seamos fieles a
nuestro Maestro. Que procuremos el
bien de todos nuestros hermanos”.
El Monte Carmelo, de vos, sabe y, el
ejemplo vuestro surge, en medio del
mundo de hoy, donde el relativismo
reinar quiere, porque saber de Dios,
ya no quiere. Precursor carmelitano,
gozáis hoy, de las alegrías del cielo,
como justo premio, a vuestra entrega
de amor. Y, lucís hoy corona de luz;
oh, San Eliseo, “Dios es mi salvación”.
© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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16 de junio
San Eliseo Profeta
Año 850 a. de C.
Omnipotente y
sempiterno Dios, que te manifestas admirablemente en la elección de los
profetas; concédenos, te rogamos, que, así como el espíritu de Elias lo
duplicaste en Eliseo, así también te dignes duplicar en nosotros la gracia del
Espíritu Santo, para que podamos realizar obras virtuosas.
Amén.
Biografía
Eliseo (”Dios es mi salvación”) es una figura
dominante del siglo IX antes de Cristo. Conocemos el nombre de su padre, Safat,
originario de Abel Meholah, al sur de Bewt-Shan, y sabemos que su familia era
acomodada (1 Re 19, 16-19). El Carmelo desde siempre consideró a este discípulo
de San Elías, de quien heredó su doble espíritu, como su segundo padre
espiritual.
Dios le elige directa y especialmente (1 Re
19,16) para que vaya en seguimiento de Elías (1 Re 19,l9ss), al cual sucederá
después de la misteriosa desaparición de éste, heredando su espíritu en la
medida establecida por la Ley para los primogénitos: el doble que los otros
herederos [2 Re 2,1-15]. Su condición de “hombre de Dios” se revela
principalmente en los prodigios de todo género con que está entretejida su vida.
Los obra por si mismo, para personas particulares y para comunidades enteras.
Vivió hacia 850-800, sucesor de san Elias, al que supera ciertamente por el
número y lo llamativo de sus milagros, pero no por su personalidad y su
influencia religiosa. Así, Elías es mencionado en el Nuevo Testamento,
significativamente, 30 veces; Eliseo sólo una vez (Lc 4,27).
Su historia, casi legendaria y a veces plagiada
de la de Elías, fue recogida en 1 y 2 Re (1 Re 19, 19-21,2 Re, 13-8,
15,9,1-15,13, 14,-21). Con la unción de Yehú provocó la caída de la dinastía de
Ajab. Gozaba de gran estimación entre los reyes Yosafat (2 Re 3,12) y Yoás (2 Re
13,14-19). Parece que incluso sus propios huesos obraban milagros (2 Re 13,20s).
Eliseo aparece en la Biblia cuando Elías es arrebatado y su carisma pasa a
Eliseo (2 Re 1), y concluye con el milagro que tuvo lugar con el cadáver del
profeta ya enterrado (2Re 13,21).
La mayoría de las narraciones, que semejan
hermosas “florecillas”, muestran a Eliseo rodeado de unos grupos que reciben el
nombre de “discípulos (o hijos) de los profetas”.
¿Los
carmelitas sucesores de “los hijos de los Profetas”?
Esta es una cuestión ya superada, pero quizá
sea bueno recordar aquí quiénes eran estos “hijos de los Profetas” a los que
muchos autores de dentro y fuera de la Orden señalaron durante siglos como
predecesores de los actuales carmelitas, que tienen su verdadero origen a
finales del siglo XII. San Eliseo era el Maestro y Padre de todos estos grupos,
a quien acudían y obedecían: 2 Re 4,38;6, 1-2,12-21…
Quizá no nos equivoquemos si consideráramos a
esas confraternidades de profetas como los últimos portadores de una fe en
Yahvé, pura y sin mezcla; ni tampoco nos equivoquemos, si estimamos en alto
grado su importancia en orden a la pervivencia de la fe en Yahvé, y en especial
para el sello característico que tendrá en adelante. En último término, éste es
el punto del que partió aquella inaudita radicación de la fe yahvista y del
derecho divino que nos encontramos en los profetas más tardíos.
Los sorprendentes descubrimientos en las grutas
situadas al noroeste del mar Muerto, no solamente nos proporcionan noticia de un
establecimiento de esenios de estricta observancia, un siglo antes y un siglo
después del nacimiento de Cristo, sino que nos proporcionan también una visión
exacta de las ordenanzas rigurosas de su vida comunitaria dirigida
autoritativamente (todo ello gracias al documento llamado “Reglas de la secta”),
muestran bajo nueva luz los relatos referentes a las fraternidades de profetas
de la época de Eliseo.
Su
mensaje
Que estemos
dispuestos a dejarlo todo por seguir la llamada.
Que procuremos
encarnar el doble espíritu: oración y apostolado.Que seamos fieles a nuestro Maestro.
Que procuremos el bien de todos nuestros hermanos.
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