Oh, Señora Nuestra Santa María;
Vos, sois la predilecta Hija del Dios
de la vida, porque quiso Él, -y así
se hizo- que nacierais y aquél día,
on mucho amor, Joaquín y Ana,
vuestros y amadísimos padres,
cumplieron con presentaros en el
templo de Dios, como señalaba la
Ley, y como premonición divina de
lo que, Vos, seríais en adelante: La
Santa Madre del Redentor, la Eva
nueva, el Trono de Sabiduría, la
Reina de los ángeles del cielo y la
Madre y Señora Nuestra eterna;
Oh, Señora Nuestra, Santa María.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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21 de noviembre
La Presentación de la Santísima Virgen María en el Templo



Honramos hoy la Presentación en el Templo de aquella Niña de bendición. Los orígenes de esta fiesta hay que buscarlos en una piadosa tradición que surge en el escrito apócrifo llamado el «Protoevangelio de Santiago». Según este documento la Virgen María fue llevada a la edad de tres años por sus padres San Joaquín y Santa Ana. Allí, junto a otras doncellas y piadosas mujeres, fue instruida cuidadosamente respecto la fe de sus padres y sobre los deberes para con Dios.

Históricamente, el origen de esta fiesta fue la dedicación de la Iglesia de Santa María la Nueva en Jerusalén , en el año 543. Todo eso se viene conmemorando en Oriente desde el siglo VI, y hasta habla de ello el emperador Miguel Comeno en una Constitución de 1166.

Un gentil hombre francés, canciller en la corte del Rey de Chipre, habiendo sido enviado a Aviñón en 1372, en calidad de embajador ante el Papa Gregorio XI, le contó la magnificencia con que en Grecia celebraban esta fiesta el 21 de noviembre. El Papa entonces la introdujo en Aviñón, y Sixto V la impuso a toda la Iglesia.

Oración

Oh Dios, que quisiste que en este día fuese presentada en el templo la Santísima Virgen María, morada del Espíritu Santo: suplicámoste por su intercesión nos concedas merecer ser presentados en el templo de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.