Oh, San Raimundo de Peñafort, vos, sois el hijo
del Dios de la vida y su amado santo, que, de Él,
“la eficacia de la palabra” recibisteis, y, con
ella, a propios y extraños conquistasteis, con
ardor de corazón, cuando os oían hablar en favor
de la doctrina de Nuestro Señor Jesucristo. Con
vuestra pluma, constancia dejasteis de cómo, los
antiguos respondían respecto de la fe, en vuestros
libros “Summa” y los “Decretales”, para saber qué
ordenaron y qué prohibieron los Pontífices, en
los concilios del tiempo antiguo. Con San Pedro
Nolasco, la Orden de los “Mercedarios”, fundasteis,
dedicada al rescate de los secuestrados cristianos
en manos de los musulmanes. Y, además convertisteis
del Dios de la vida y su amado santo, que, de Él,
“la eficacia de la palabra” recibisteis, y, con
ella, a propios y extraños conquistasteis, con
ardor de corazón, cuando os oían hablar en favor
de la doctrina de Nuestro Señor Jesucristo. Con
vuestra pluma, constancia dejasteis de cómo, los
antiguos respondían respecto de la fe, en vuestros
libros “Summa” y los “Decretales”, para saber qué
ordenaron y qué prohibieron los Pontífices, en
los concilios del tiempo antiguo. Con San Pedro
Nolasco, la Orden de los “Mercedarios”, fundasteis,
dedicada al rescate de los secuestrados cristianos
en manos de los musulmanes. Y, además convertisteis
miles de musulmanes a la doctrina de Vuestro Maestro.
¿Qué premio del Creador recibisteis, padre del “Buen
Consejo”?: ¡Corona de luz! como justo premio amor;
oh, San Raimundo de Peñafort, “padre del consejo”.
oh, San Raimundo de Peñafort, “padre del consejo”.
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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7 de Enero
San Raimundo de Peñafort
San Raimundo de Peñafort
Raimundo significa “Buen consejo”. Nació en Peñafort, cerca de
Barcelona, España, en 1175. A los 20 años ya era profesor de filosofía
en un colegio de Barcelona, y a los 30 años era profesor en la famosa
Universidad de Bolonia (Italia), donde se había doctorado.
En 1222 entró en la Comunidad de Padres Dominicos cuando apenas hacía
ocho meses que había muerto San Domingo de Guzmán, el fundador de esa
Comunidad.
Pidió a sus superiores que le pusieran oficios duros y humillantes
para hacer penitencia de sus pecados, especialmente de su orgullo. Pero
los superiores le pusieron por oficio y tarea el dedicarse a coleccionar
las respuestas que los sabios antiguos de la Iglesia daban a ciertas
preguntas difíciles de los fieles, lo cual llamó “Casos de conciencia” y
compuso entonces su famoso libro llamado “Summa” o resumen de
respuestas difíciles en la confesión.
Raimundo obtuvo de Dios la “eficacia de la palabra”, o sea que su
predicación lograra conmover a los oyentes y convertirlos. Y así
recorrió ciudades y campos de Aragón, Castilla y Cataluña y los que lo
acompañaban decían que parecía casi imposible que un predicador lograra
tantas transformaciones con sus sermones.
Junto con San Pedro Nolasco, Raimundo fundó la Comunidad de los
Padres Mercedarios, dedicada a rescatar a los cristianos secuestrados
por los mahometanos o turcos.
En 1230 el Papa Gregorio IX llamó a Raimundo a Roma y entre otros
cargos que le dio, lo nombró su confesor. Una de las penitencias que
éste santo le puso al Sumo Pontífice fue que atendiera siempre muy bien
las peticiones que le hicieran los pobres.
El Papa le encomendó que recogiera y publicara todos los decretos que
habían dado los Pontífices y los Concilios. Después de tres años de
trabajo publicó su famosísimo libro titulado “Decretales”, el cual han
tenido que consultar después por varios siglos todos los que quieren
saber que ordenaron o qué prohibieron los Pontífices y Concilios de la
antigüedad.
El Pontífice lo nombró obispo, pero poco después el santo obtuvo que
el Papa le aceptara la renuncia. Los religiosos de su Comunidad lo
eligieron Superior General, pero a los dos años renunció. Se consideraba
apto para predicar y escribir, pero no para mandar.
Los últimos 33 años de su vida los dedicó a convertir cristianos
pecadores y a obtener que muchos musulmanes se pasaran al cristianismo.
En una carta a su superior en 1256 le informa que ya ha logrado que
10,000 mahometanos se vuelvan cristianos.
Este santo murió cuando estaba por cumplir los 100 años, en 1275. Dos
reyes asistieron a su entierro y en su sepulcro se obraron maravillosos
milagros.
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