07 julio, 2005

POETA CHACON: RASTREANDO EL CIELO EN LA TIERRA

Cuando, sorpresivamente recibo los nuevos libros del poeta y amigo peruano Luis Ernesto Chacón Delgado, la nostalgia por la desaparición de física del gobernador Calderón a principios del reencuentro con la democracia, me deja horas de inaudible crítica a quienes de tanto hablar de integración han olvidado la esencial, aquella que es base y centro de todo encuentro: la cultura y sus múltiples formas que nos identifican entre iguales con axiomas de auténtica convivencia.

En ese tiempo del visionario gobernador Calderón recibimos a Chacón y surgió mi poema “Los poetas cusqueños ” que leí para él y que devolvió generosamente impreso en la contratapa de uno de sus libros, después de relectura en el Salón de las Américas de la Ilustre Municipalidad de Cusco-Perú. Son gestos que crean más lazos que un largo discurso mesiánico.

El poeta Chacón es un buscador auténtico de identidad, su poética de metro corto tiene el relumbre de sus ancestros guardadores de secretos ante el invasor hispano; hay un cierto críptico devenir en su vuelo, no abusa de la palabra y la contrae para dejar en el lector cierta completación simbiótica.

En el poemario “Reflexión”, los 101 cantos mezclan imagen de hombre y de Dios en constante buscarse mediante claves: “decidí mientras el llanto /del firmamento se arrastraba.”; la muerte es una estancia intangible: “andamos calzados de todo/ menos de la muerte /Yo siempre la pienso..”. Cuando afirma que “el velo del templo/ ya se rasgó/hace mucho tiempo...”estamos frente a un creador que avanza en lo que llama nuestro Osvaldo Lira llama “causalidad eficiente”.
Y cuando el mismo intelectual chileno aludido se refiere al tiempo en que el escritor descubre o devela su “paradigma” surge este hermano peruano y encarece mejor su visión para escribir: “...(canto 53) No sé si vivo/en el laberinto que me he fabricado / o si más bien lo descubro/hecho por otro/Como fuera /al otro /lo acabo de hallar...”. Este redondo canto prueba la profundidad existencial en el que se debate; y así como en anillos repensados va destejiendo nuevos motivos encadenados a la causa primera: por ejemplo “mi madre me sabe niño/ Y me sabe todo...”

Chacón Delgado lo entrecruza todo en un definir “...La risa y el llanto tras de sí /se fueron a buscar / su cuerpo ...”.También establece verdaderas antinomias que se amarran conceptualmente: “El todo lo siento como nada...”, “La gran vía es láctea /saltaremos algún día/hacia otra...”.

Desde otros ángulos más entitativos refuerza su idea de causalidad primera y primaria: “la verdad es como la vida / una sola...”. Y la estatura humana queda ensimismada y arrobada ante la eternidad del génesis: “un hombre habla entre signos de espasmos ...”

Su otro libro es más pedagógico como testificador. Su título lo contiene inocencia propia de revelación teológica: “ESTA ES MI FE ... ¿CUAL ES LA TUYA?”. Siguiendo este plano, viene al caso lo que nuevamente nuestro Osvaldo Lira escribe: “...la grandeza del Creador humano solo puede ser comprendida en sus exactas dimensiones a la luz de su causa inmediata y exhaustiva que es el Creador Divino ...”.
Por eso, este nuevo libro de Chacón tiene un goce de descubrimiento para el autor. A ratos, sus cantos, ya metro crecido, son simplemente llamados educativos, proverbiales, que bien podrían leerse en alta voz en la hora del Sermón o la Liturgia. El poeta, en suma descubre su segunda escritura más allá de la razón y la peripecia intelectual, más cerca de la fe y el nuevo hallazgo de vida. Seguramente, cuando reciba otra obra de este amigo creador la luminiscencia de su fe habrá sellado nuevos recodos, pero rastreando otra vez, esta vida de preces y hieles.

Alberto Carrizo Olivares
Poeta y Escritor
(La Estrella de Iquique-Chile
01-06-99)

No hay comentarios.: