04 noviembre, 2007

Segundo Capìtulo: La Encrucijada

En esta parte se narra el bachillerato de la Madre Angélica y el sufrimiento del amor y el cariño que le profesaba su madre, frente al sin número de problemas que les acarreaba; el vivir limitadas al poco o nulo nivel de subsistencia, conjuntamente con los pocos ingresos de la tintorería que mantenía su madre.

Dice la Madre Angélica que sus años en colegio fueron desastrosos, ya que no tenía tiempo para hacer amigos, hacer sus deberes y tampoco para soñar. También dice que jamás había salido con chicos de su edad. Todos sabemos que cuando llegamos a esta etapa de la vida, de alguna manera tomamos la iniciativa, e interactuamos con el mundo que nos rodea; pero en el caso de ella jamás se dió esta posibilidad.

Las etapas más bellas de la vida, pasaron sin quedarse, ni dejar huella aguna en torno suyo. Están entre otras, el enamoramiento, las ilusiones de ser visitada. El grupo de amigos o amigas; en una palabra un proceso que contribuye a la maduración del ser interior; pero que para Madre Angélica, estas no se presentaron, ni se presentarían jamás. Madre Angélica también relata que muchos de sus maestros reconocían que rea una mujer muy inteligente y que exigían de ella un rendimiento más acorde con sus potencialidades.

Lo más increíble se produjo en esta etapa de la vida, ya que a los 16 años ella empezó a buscar trabajo para su mamá y recorrió las más diversas estancias presentando las buenas cartas que ofrecía su madre. Para entonces Madre Angélica, daba muestras de ciertas dolencias tenía a nivel estomacales que fueron en aumento, hasta que unos estudios concluyeron que tenía problemas respecto al calcio; es entonces cuando su madre le cuenta como una señora de apellido Wise se había curado por la intercesión de Santa Teresita. Este evento, comenta Madre Angélica, dio inició a su apostolado de servivio para con Dios, empezando una transformación en ella. Las molestias, desaparecieron totalmente. Madre Angélica empezó a rezar cada vez que podía y agradecer a Dios en toda circunstancia.

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