El proceso espiritual es una suerte de transformación cadenciosa y lenta que se ha producido a lo largo del tiempo en una multitud de Santos y Santas de nuestra Iglesia Católica. Se conoce desde siempre, que todos estamos llamados a ser santos dentro de nuestras actividades propias, pero que de alguna manera éstas, se proyecten hacia los demás, tanto así que uno, deja de serlo porque sólo la verdad, mora en él, es decir Cristo Jesús.
Manifiesta Madre Angélica que se enamoró de Dios y empezó a tener una verdadera sed de Él, tanto que desde aquel instante su vida cambió. El año 1942, la Madre Angélica se graduó en el McKinley High School, en pleno apogeo de la Segunda Guerra Mundial. La Madre Angélica encontró en el departamento de publicidad de Timkin Roller Bearing Company, puesto en el que descolló de manera impresionante. En esta etapa de su vida, Madre Angélica se identificó con la vida, pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, asistiendo a la eucaristía y en una de esas visitas entregó su vida al Señor.
Como es normal en esas circunstancias ella había decidido poner su vida al servicio del Señor y lógicamente una serie de interrogantes se batían en su ser interior. ¿Cómo le confesaría esta decisión a su madre?. Pensó entonces hacerlo a través del Monseñor Habig y así lo hizo, decidiendo ingresar al Monasterio el 15 de agosto de 1944, redactando para esto una carta a su Madre en los siguientes términos:
14 de agosto de 1944
Querida mamá:
“Cuando recibas esta carta estaré en Cleveland. He ingresado en el Monasterio de la Adoración en la calle 40 y Euclid, más conocido como el Santuario de San Pablo... Un claustro es Cielo en la tierra. Ahí le diré con cada respiro que le quiero. Algo me pasó después de mi curación. ¿Qué fue exactamente? No lo se. Me enamoré completamente de nuestro Señor. Vivir en el mundo estos 19 meses ha sido muy difícil para mi. Te quiero muchísimo y no olvidaré todo lo que has hecho por mi. Por favor confía en El, podrás escribirme una vez cada 2 meses. Me encontraras con las puertas abiertas. Te escribiré una vez al mes. Pero recuerdo que pertenecemos primero a Dios y luego a nuestros padres. Somos sus hijos. Te pido tu bendición para que pueda alcanzar las alturas que deseo. Te quiero mucho y quiero agradecer a la abuela todo lo que ha hecho por mí. Te quiero”.
Siempre tuya
Rita
En este lapso sucedieron una serie de hechos para intentar disuadir de su objetivo a Madre Angélica lo que fue por demás negativo. Una noche la madre de Madre Angélica; Mae Rizzo le escribió una carta a Dios:
Manifiesta Madre Angélica que se enamoró de Dios y empezó a tener una verdadera sed de Él, tanto que desde aquel instante su vida cambió. El año 1942, la Madre Angélica se graduó en el McKinley High School, en pleno apogeo de la Segunda Guerra Mundial. La Madre Angélica encontró en el departamento de publicidad de Timkin Roller Bearing Company, puesto en el que descolló de manera impresionante. En esta etapa de su vida, Madre Angélica se identificó con la vida, pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, asistiendo a la eucaristía y en una de esas visitas entregó su vida al Señor.
Como es normal en esas circunstancias ella había decidido poner su vida al servicio del Señor y lógicamente una serie de interrogantes se batían en su ser interior. ¿Cómo le confesaría esta decisión a su madre?. Pensó entonces hacerlo a través del Monseñor Habig y así lo hizo, decidiendo ingresar al Monasterio el 15 de agosto de 1944, redactando para esto una carta a su Madre en los siguientes términos:
14 de agosto de 1944
Querida mamá:
“Cuando recibas esta carta estaré en Cleveland. He ingresado en el Monasterio de la Adoración en la calle 40 y Euclid, más conocido como el Santuario de San Pablo... Un claustro es Cielo en la tierra. Ahí le diré con cada respiro que le quiero. Algo me pasó después de mi curación. ¿Qué fue exactamente? No lo se. Me enamoré completamente de nuestro Señor. Vivir en el mundo estos 19 meses ha sido muy difícil para mi. Te quiero muchísimo y no olvidaré todo lo que has hecho por mi. Por favor confía en El, podrás escribirme una vez cada 2 meses. Me encontraras con las puertas abiertas. Te escribiré una vez al mes. Pero recuerdo que pertenecemos primero a Dios y luego a nuestros padres. Somos sus hijos. Te pido tu bendición para que pueda alcanzar las alturas que deseo. Te quiero mucho y quiero agradecer a la abuela todo lo que ha hecho por mí. Te quiero”.
Siempre tuya
Rita
En este lapso sucedieron una serie de hechos para intentar disuadir de su objetivo a Madre Angélica lo que fue por demás negativo. Una noche la madre de Madre Angélica; Mae Rizzo le escribió una carta a Dios:
20 de abril de 1945
“Al Rey de Reyes en su más Sagrado Sacramento:
Hoy te ofrezco a mi querida hija cuando cumple veintidós años de edad. Hoy te entrego feliz aquello que has puesto bajo mi tutela. He tratado de educarla de la mejor manera posible. Perdóname, querido Señor, por las ofensas que he cometido contra Ti. Te agradezco la gran herida que ha puesto en mi corazón. Te ruego que llenes a Rita d tu Gracia y bendiciones durante todos los días de su vida y sobre todas aquellas personas que has escogido como sus superiores.
Pido humildemente recibir tan sólo las migajas, porque sé que me amas. Humildemente pido la Gracia de quererte más y más, y la Gracia de ganar almas para Ti.”
“Al Rey de Reyes en su más Sagrado Sacramento:
Hoy te ofrezco a mi querida hija cuando cumple veintidós años de edad. Hoy te entrego feliz aquello que has puesto bajo mi tutela. He tratado de educarla de la mejor manera posible. Perdóname, querido Señor, por las ofensas que he cometido contra Ti. Te agradezco la gran herida que ha puesto en mi corazón. Te ruego que llenes a Rita d tu Gracia y bendiciones durante todos los días de su vida y sobre todas aquellas personas que has escogido como sus superiores.
Pido humildemente recibir tan sólo las migajas, porque sé que me amas. Humildemente pido la Gracia de quererte más y más, y la Gracia de ganar almas para Ti.”
Mas adelante, el 8 de noviembre de 1945, Madre Angélica escuchaba para sí las siguientes palabras:
“Querida Hermana”, finalmente entornó el Obispo que presidía la ceremonia, “ya no serás conocida como Rita Antoinette Rizzo. Tu nuevo nombre en la religión será Hermana María Angélica de la Anunciación. Ahora le perteneces al Señor Que Dios esté contigo”.
En la noche de aquella ceremonia Madre Angélica escribió una carta a su madre:
Querida mamá:
Hoy el honor más grande nos ha sido dado a ti y mí. Que me hubiera casado con un rey terrenal hubiera sido un gran honor, pero ser desposada con el Rey de Reyes es un honor que ni siquiera los Angeles pueden entender (...)
Permanezcamos el resto de nuestras vidas agradeciéndole, alabándole y amándole. ¿Habrá algún sacrificio demasiado grande para ofrecérselo a Aquél que nos mantiene siempre en sus brazos? (...)
“Pido tu bendición, en este nuestro día de días para que puede convertirme en lo que Jesús quiere que sea”.
Tu hija adorada y Esposa de Jesús
Hermana María Angélica
Querida mamá:
Hoy el honor más grande nos ha sido dado a ti y mí. Que me hubiera casado con un rey terrenal hubiera sido un gran honor, pero ser desposada con el Rey de Reyes es un honor que ni siquiera los Angeles pueden entender (...)
Permanezcamos el resto de nuestras vidas agradeciéndole, alabándole y amándole. ¿Habrá algún sacrificio demasiado grande para ofrecérselo a Aquél que nos mantiene siempre en sus brazos? (...)
“Pido tu bendición, en este nuestro día de días para que puede convertirme en lo que Jesús quiere que sea”.
Tu hija adorada y Esposa de Jesús
Hermana María Angélica
De esta manera Madre Angélica, se convierte en un ejemplo de viva fe, cuando despreciando el mundo se abraza a la Cruz de Cristo.
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